Las protestas llegan a Colombia: grandes marchas contra Iván Duque colapsan Bogotá y otras ciudades
El presidente aseguró anoche que ha tomado «las medidas necesarias para garantizar el orden público» durante el paro nacional convocado para este jueves
Colombia estaba este mediodía alegremente colapsada por las marchas que avanzaban hacia las plazas principales de las ciudades. El términos generales, el gran paro nacional convocado para este jueves contra el Gobierno de Iván Duque transcurrió en paz a lo largo de la mañana. Eso sí, con música, arengas y una gran multitud que hizo del tráfico un caos y dio al jueves un color más de domingo.
Los temores a grandes incidentes de la víspera parecían disipados: algunos puntos del metro de Medellín cerrados preventivamente, otros del transporte público bogotano también restringidos y asi sucesivamente en las grandes ciudades, cuyos alcaldes tomaron medidas para atajar cualquier acto vandálico. Se dieron, pero relativamente insignificantes para lo esperado.
Colombia había pasado una noche tensa y amaneció con gran expectación ante el desarrollo de las marchas de protestas previstas para hoy jueves en todo el país, que antes de empezar ya tuvieron gran impacto.
Anoche el propio presidente Iván Duque , procurando enviar un mensaje de firmeza y a la vez garantista de los derechos ciudadanos, hizo una alocución a todo el país en la cual afirmó que está «tomando las medidas necesarias para garantizar el orden público» durante el paro. Y recordó que está actuando coordinadamente con alcaldes y gobernadores para evitar excesos y violencia en todo el país.
A la protesta nacional el presidente dijo que responderá «con humildad», dispuesto a «escuchar y atender» a todos los sectores sociales, que es precisamente una de las quejas que hay contra su Gobierno, calificado por muchos como refractarios al diálogo, poco dispuesto a dialogar con los sectores sociales, algo ensimismado.
También afirmó que está dispuesto a apoyar «propósitos comunes» de todos los colombianos, arguyendo que el suyo es «construir una Colombia más justa, con un Gobierno sintonizado con los anhelos del país», dispuesto a «corregir algunos problemas». Y concluyó, en una entrevista posterior, que «como país y como Estado tenemos que garantizar el derecho a marchar, pero también aplicar todo el peso de la ley cuando unos quieren afectar los derechos de los demás y la institucionalidad».
Horas previas
Desde inicios de la semana, aunque con especial énfasis ayer miércoles, algunas de las principales ciudades impusieron controles locales, como la declaración de ley seca (prohibición de vender licor), la suspensión de clases en colegios y universidades, presencia de miembros del Ejército en las calles, como los 12.000 desplegados en Bogotá, a pesar de que el ministro de Defensa ha insistido en que no hay militarización y solo habrá presencia de Policía, y otras restricciones encaminadas a controlar o disuadir los desmanes que puedan surgir a lo largo de la mañana y en horas de la tarde, cuando finalizará el gran paro nacional, como ha sido también denominadas estas marchas de protesta.
Durante la noche, precisamente, la Catedral Primada de Bogotá fue recubierta con malla y vallas para protegerla, mientras otros edificios del patrimonio arquitectónico y el comercio del centro de la ciudad –que siempre paga los platos y vidrieras rotas de las protestas– recurrieron a rejas, tablas y cobertores que eviten el impacto de acciones de vandalismo. Pareciera como si un gran huracán se aproximara al país.
La Policía anunció, por su parte, que estrena en la jornada un sistema de reconocimiento facial para poder identificar a los vándalos encapuchados, mensaje disuasivo destinado a los interesados en intensificar los actos de violencia contra la fuerza pública o los ciudadanos que marchen pacíficamente.
También ha habido un reiterado llamamiento a todos los ciudadanos para que ayuden a evitar desmanes y que procuren sofocar las provocaciones de los violentos. Un caso se presentó precisamente ayer en Medellín , donde unos 50 encapuchados iniciaron acciones violentas como antesala de las marchas, pero fueron controlados por estudiantes de la Universidad de Antioquia, donde estaban agitando. En la ciudad de Pasto, al sur del país, la Universidad de Nariño también empezó a padecer los rigores de vándalos camuflados de protesta estudiantil.
El país entero empieza el día entre expectante y temeroso. Algunos esperanzados de que sea una protesta pacífica y ejemplar. Como sea, Colombia está en modo marcha y antes de haber dado el primer paso, los colombianos han sentido ya el impacto de esta convocatoria nacional a que se espera concurran miles de ciudadanos. Algunos, inclusive, auguran más de los cuatro millones que marcharon en el famoso 4 de febrero de 2008 en contra de las FARC, hito que recoge el pronunciamiento ciudadano más contundente en la historia reciente del país.
Voces internacionales, como la de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, enviaron un mensaje claro reiterando que «la protesta pacífica es un derecho humano cuyo ejercicio fortalece la democracia» y compartió su preocupación por allanamientos a medios de comunicación, el despliegue deL ejército, la estigmatización de la protesta social tanto en las redes como por parte de algunos medios de comunicación.
Deportación de infiltrados y cierre de fronteras
Precedida por marchas estudiantiles locales, pero ante todo por las violentas protestas en otros países del mundo, especialmente en los de la región, entre ellos Chile , Perú , Bolivia y hasta Venezuela , esta marcha o paro, como se le dice en Colombia también, llega con un inusitado impulso de las redes sociales y de la polarización que sigue afectando al país. Además, acuñada por encuestas recientes que indican un creciente rechazo al Gobierno del presidente Duque, frente al cual el 69% de los encuestados dice tener una opinión negativa de su gestión en estos 15 meses de Gobierno.
También hay quienes afirman que la marcha de hoy tiene apoyo del llamado castrochavismo , en referencia a los países que siguen el modelo del Socialismo del siglo XXI, hoy liderados por Venezuela y Cuba . Así, una de las medidas tempranas que tomó el Gobierno fue fortalecer las labores de inteligencia para deportar a potenciales infiltrados extranjeros, por lo cual fueron expulsadas 15 foráneos en la última semana, así como cerrar las fronteras del país hasta el viernes en la madrugada.
Christian Krüger , director de la oficina de Migración Colombia, señaló que el cierre es efectivo «en todos los pasos fronterizos, terrestres y fluviales con Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela». Los aeropuertos, vías de acceso a las ciudades, terminales de transporte y similares están bajo cercana vigilancia. Garantizar la movilización de quienes no marchan y las actividades de entidades públicas, empresariales o bancarias es una prioridad.
Por su parte, la ministra del Interior, Nancy Gutiérrez , dio plenos poderes a alcaldes y gobernadores para que tomen las medidas necesarias que garanticen el orden público en sus ciudades o regiones. Esto es motivo de tensión pues, si bien las marchas se han planteado como pacíficas y se ha hecho un esfuerzo de todos los frentes ciudadanos para que así transcurran, se da por descontado que hoy habrá vándalos dispuestos a generar caos, algunos de ellos pertenecientes a las milicias urbanas del ELN, guerrilla que sigue en pie de lucha y con la cual este gobierno cerró toda posibilidad de diálogo tras los atentados de enero de este año.
Agenda de la protesta
En todo el país se han organizado las marchas con agenda pública de puntos de encuentro y cierre del recorrido en la plaza principal de cada ciudad, lo que supone un reto de manejo del orden público para los mandatarios locales que deben garantizar la protesta ciudadana, amparada por la Constitución colombiana.
El Gobierno también llamó a acuartelamiento de primer grado a las fuerzas militares, y ha hecho presencia con fuerza pública en ciertos puntos que se saben serán ejes de la concentración. No se ha llegado a la militarización de ciudades, pero sí se siente presión en el ambiente. En vísperas de la marcha la policía realizó allanamientos, algunos en los que encontraron explosivos y posibles elementos incendiarios, pero otros muy cuestionados, como el de la sede de una revista de la reconocida Universidad de los Andes y a colectivos de artistas y periodistas o medios alternativos.
La presión de la marcha no es de hoy, viene creciendo en la última semana, a pesar de la estrategia mediática desplegada por el Gobierno Duque, en la que el mandatario ha acudido a todos los grandes medios de comunicación para explicar que no existen políticas o decretos en borrador que afecten la inversión en educación superior o cambien los parámetros de jubilación y pensión , reduzcan el salario mínimo o profundicen políticas económicas en detrimento de los trabajadores, lo que algunos esgrimen como motivo de protesta.
El otro punto de rechazo gira en torno a la reforma tributaria propuesta por el gobierno, rechazada ya por el Congreso, motivo de fuerte polémica a lo largo del año y que el ministro de Hacienda insiste en presentar sin mayores cambios. Paradójicamente, las cifras de crecimiento del país están entre las más altas de la región y arrojan un parte positivo con un 3,3% de crecimiento en el tercer trimestre del año.
Muchos otros marchan en rechazo al continuo asesinato de líderes sociales, con especial ensañamiento contra líderes indígenas, que en lo corrido del año suman 284 víctimas . El deterioro de seguridad en los territorios, la débil respuesta del Estado a los cárteles de narcotráfico y las bandas delincuenciales de grupos paramilitares o disidencias de las FARC también convocan a muchos, que ven en esto una lenta acción del gobierno ante los compromisos derivados del Acuerdo de Paz.
Por ese motivo, precisamente, ayer se sumó la Cumbre Agraria , que recoge a los campesinos y grupos étnicos de las zonas más apartadas del país, que hoy viven en carne propia la violencia contra sus líderes. Marchan en defensa de la vida de líderes sociales y reclamando acciones de protección colectivas para sus comunidades.
Hoy marcará un antes y después para el gobierno de Iván Duque y para el país. Si a esta cita del 21N llegan los colectivos clásicos de toda marcha (sindicatos estatales, de la industria, de maestros y de la salud) y a ellos se suman estudiantes universitarios, líderes sociales territoriales, trabajadores de empresas privadas, del transporte y otros sectores, así como la clase media colombiana, será un parteaguas para este gobierno, que en todo caso, a partir del viernes, se verá obligado a atender de manera más efectiva y menos reactiva las demandas que le hace el país, más que a responder a las quejas y requerimientos del propio partido de gobierno, donde también hoy, en medio de las lluvias y otras tormentas nacionales, también se cuecen habas.
Noticias relacionadas