Biden presiona a Johnson para que respete el protocolo de Irlanda del Norte
Las sonrisas y buenas palabras del primer cara a cara entre los dos líderes no ocultó sus profundas diferencias
Biden muestra su sintonía con Dublín y Bruselas pero busca el apoyo de Londres para enfrentarse a China
Boris Johnson y Joe Biden están encantados de conocerse… no solo a sí mismos, sino mutuamente. Al menos así lo dejaron ver ayer durante su primer encuentro bilateral, cara a cara, que, por un lado, supuso la puesta de largo del mandatario estadounidense que viaja por primera vez al extranjero desde que asumiera el poder en enero de este año; y por otro, una oportunidad única para el primer ministro británico de ser anfitrión del G7 en el Reino Unido seis meses después de consumado el Brexit.
Es probable que, con temas muy importantes sobre la mesa para la relación entre ambas potencias, y con la importancia estratégica de Estados Unidos para Londres tras el divorcio con Bruselas, Johnson no le tuviera en cuenta a Biden que dijera, en diciembre de 2019 durante un evento de recaudación de fondos, cuando el entonces candidato demócrata se enteró de que, al otro lado del Atlántico, Johnson había ganado la mayoría absoluta en el Parlamento en las elecciones británicas, que el ahora premier es «una especie de clon físico y emocional» de Donald Trump . Muy lejos de aquello, ayer todo fueron sonrisas.
Ambos líderes se encontraron a las tres de la tarde, hora local, en el condado inglés de Cornualles, concretamente en Carbis Bay, justo antes de que se inicie hoy la cumbre de tres días de los miembros del G7. Sin embargo, este estreno, así como el de Johnson, se vieron ensombrecidos por la noticia de que Biden, de ascendencia irlandesa, ordenó a los funcionarios estadounidenses reprender al Reino Unido por poner en peligro el proceso de paz en Irlanda del Norte debido a su enfrentamiento con la Unión Europea. Y es que cuando el norteamericano aterrizaba en territorio británico el miércoles, los negociadores de ambas partes ponían fin a un encuentro en el que, como era de esperar, no hubo puntos en común sobre la llamada «guerra de las salchichas», nombre que se ha puesto a un conflicto que es consecuencia directa del Brexit y que ha ido escalando porque a partir del 30 de junio las carnes no congeladas de Gran Bretaña no podrán entrar en Irlanda del Norte, que aunque forma parte del Reino Unido, a efectos aduaneros ha seguido las normas de la UE durante un periodo de gracia de seis meses.
Perder la paciencia
Una vez más, los negociadores intentaron resolver la cuadratura del círculo con respecto al Protocolo de Irlanda del Norte, aunque sin ningún avance significativo, y aunque el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic , dijo que aún hay tiempo para encontrar una solución, advirtió que la UE está perdiendo la paciencia y no descarta represalias. Precisamente, el protocolo tiene como objetivo evitar una frontera dura entre las dos Irlandas, o de lo contrario se pondría en riesgo el Acuerdo de Paz de 1998 . Un fallo en esta negociación podría desatar no solo una guerra comercial con la UE, sino, además, poner en peligro un potencial acuerdo comercial que Londres anhela tener con su aliado americano.
Según el diario ‘The Times’, Biden ordenó a Yael Lempert, la funcionaria estadounidense de más alto rango en el Reino Unido, emitir una reprimenda diplomática extraordinaria a David Frost, negociador en Londres, por poner en peligro el proceso de paz de Irlanda del Norte por el Brexit, y acusó al Gobierno de Johnson de estar «inflamando» las tensiones por su posición en el debate. Ayer, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que el protocolo es la «única solución» para evitar una frontera dura con la república irlandesa y que debe ser implementado «por completo». Después del encuentro con Biden, Johnson dijo que hay una «completa armonía» con respecto «a la necesidad encontrar soluciones y asegurarnos de respetar el Acuerdo del Viernes Santo de Belfast».
En cualquier caso, y más allá del Brexit, con el que Biden siempre estuvo en contra, fortalecer las buenas relaciones entre ambos y dar un mensaje de unidad frente a China y Rusia es un objetivo compartido por Biden y Johnson, que pese a sus diferencias, están alineados en grandes temas como el cambio climático, la seguridad nacional, cooperación en defensa e intercambio de inteligencia. También mantienen posiciones cercanas en relación a la vacunación contra el Covid-19 a nivel mundial.
En una declaración conjunta tras la reunión, ambos se comprometieron a «profundizar la cooperación con respecto a la democracia y los derechos humanos, defensa, seguridad, ciencia, innovación, y prosperidad económica, con renovados esfuerzos conjuntos para abordar los desafíos planteados por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y las amenazas emergentes para la salud», en clara referencia al desafío que ha supuesto la pandemia de Covid-19. En esta línea, firmaron lo que llamaron una «Carta Atlántica revitalizada, basada en los compromisos y aspiraciones establecidos hace ochenta años», cuando Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill firmaron la versión original en 1941, en plena II Guerra Mundial, en la que dejaron claros sus principios comunes y su importancia «para un futuro mejor» en todo el mundo. En el nuevo texto, orientado a la vida post pandemia, los mandatarios lanzan una señal clara a China y Rusia, al decir que se comprometen «a trabajar en estrecha colaboración con todos los socios que comparten nuestros valores democráticos y a contrarrestar los esfuerzos de aquellos que buscan socavar nuestras alianzas e instituciones».
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