El anónimo contra Trump: EE.UU. discute el mensaje, pero no el mensajero
Más que en la difusión de un artículo sin firma, el debate se centra en los motivos de su autor
Cuando «The New York Times» publicó una tribuna de opinión anónima muy crítica con Donald Trump y escrita por un alto cargo de su Administración, el periódico defendió esa «decisión poco habitual» porque era la única manera de «mostrar una perspectiva importante a nuestros lectores» sobre un asunto del más alto calado: la capacidad del presidente de EE.UU. para su cargo y los esfuerzos de parte de su Gobierno por establecer una «resistencia interna» a su gestión intempestiva y caótica.
Trump, en plena guerra contra la prensa, no tardó en denunciar al periódico por publicar un artículo «sin agallas» y aseguró que, como la CNN, sin él no tendrían nada de lo que hablar y quebrarán en cuanto deje la presidencia. Su secretaria de Prensa, Sarah Huckabee Sanders, le acompañó en sus críticas: «Estamos decepcionados, aunque no sorprendidos, de que el periódico decidiera publicar este patético, insensato y egoísta articulo de opinión» y lo calificó como un nuevo ejemplo «del esfuerzo conjunto de los medios liberales para desacreditar al presidente». El canal preferido del presidente, Fox News, lo calificó como la prueba definitva de la conspiración contra Trump y uno de sus colaboradores, Pete Hegseth, lamentó que «el periodismo patriótico ha muerto».
La publicación de artículos de opinión anónimos no es habitual en EE.UU., pero tampoco una rareza extrema. En los últimos tres años, «The New York Times» ha publicado cuatro editoriales anónimos . La razón de la ausencia de firma es proteger al autor de consecuencias negativas por la publicación del artículo y en el caso del alto cargo de Trump, su impacto es obvio. Además, el uso de fuentes anónimas es una práctica establecida en el periodismo estadounidense, desde el «Garganta Profunda» que llenó de información a Bob Woodward y Carl Bernstein en los reportajes sobre el escándalo Watergate a principios de los 70 hasta la infinidad de filtraciones que atenazan a la Administración Trump.
Relevancia informativa
De hecho, fuera del círculo del presidente la decisión de publicar la tribuna no ha sido cuestionada en exceso. «Si se habla de su relevancia informativa, la tiene a raudales», ha escrito Margaret Sullivan desde la competencia, «The Washington Post».
Otra particularidad del periodismo estadounidense es que la sección de opinión está aislada de la redacción. Es decir, los redactores dedicados a la información no tienen conocimiento de quién es el anónimo, ni la sección de opinión les revelará su identidad. Pero si lo descubren, lo más probable es que lo desvelen, por la misma razón que apunta Sullivan: será relevante para el lector.
Lo que de verdad se discute en EE.UU. es los motivos del autor para publicar el artículo y su decisión de permanecer anónimo. Los republicanos y los medios más afines han criticado la cobardía del autor y denuncian su «resistencia» como un ejercicio antidemocrático de oposición a un presidente y un programa de Gobierno elegido por las urnas. David Frum, colaborador cercano de George W. Bush, ha dicho que lo único que conseguirá es alimentar la paranoia de Trump y dar veracidad a la llamada «ciénaga» burocrática en Washington que controla el poder. La mayoría de opiniones cercanas a los demócratas también lo censuran.
David Axelrod , que fue estratega jefe de Barack Obama en la Casa Blanca, ha cuestionado que si de verdad quería conseguir su objetivo de contener los impulsos del presidente, publicarlo en un editorial va en su contra. Mehdi Hasan, del medio izquieridsta «The Intercept» resume una posición muy común entre los progresistas: el alto cargo debería dar la cara y denunciar a Trump en el Congreso o en un juzgado. Hasta el propio Obama lo ha criticado : «Así no es como debe funcionar nuestra democracia. Ese gente no ha sido elegida», dijo sobre los miembros de la supuesta resistencia.
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