La UE amenaza con tomar medidas legales contra Londres si no retira la ley que afecta a Irlanda del Norte

El vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, pide que lo haga «en el menor tiempo posible y, en cualquier caso, antes de fin de mes»

El vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, este jueves durante sus declaraciones a la prensa AFP

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La Unión Europea y el Reino Unido se encuentran al borde de la ruptura en sus negociaciones sobre sus futuras relaciones. La Comisión Europea anunció este jueves que aplicará todas las medidas legales a su alcance contra el Gobierno británico si no retira antes del fin de este mes el proyecto de ley de mercado interior que afecta a las condiciones pactadas para el Brexit, cosa que ya ha dicho que no piensa hacer. El vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic , y el ministro británico Michael Gove , se reunieron hoy por la mañana en una sesión extraordinaria del Comité Conjunto UE-Reino Unido porque Bruselas pedía aclaraciones sobre este proyecto de ley que a su juicio contradice el acuerdo sobre el llamado Protocolo Irlandés contenido en el acuerdo de salida de la UE. Al final de esa reunión, el vicepresidente Sefcovic publicó una declaración en la que decía que las explicaciones que ha recibido no han sido convincentes, «más bien al contrario» y pedía al Gobierno de Boris Johnson que retire estas medidas del proyecto de ley «en el menor tiempo posible y, en cualquier caso, antes de fin de mes». Para la UE, con este proyecto de ley, «el Reino Unido ha dañado gravemente la confianza» entre las partes en el momento en el que las negociaciones sobre la relación futura están bloqueadas. Sefkovic le ha dicho al Reino Unido que «el Acuerdo de Retirada contiene una serie de mecanismos y recursos legales para abordar las violaciones de las obligaciones contenidas en el texto, que la Unión Europea no dudará en utilizar». Fuentes diplomáticas entienden que la primera secuela sería «la pérdida de confianza» por lo que se trataría de evaluar las «consecuencias políticas» de esa ruptura prácticamente inevitable en estos momentos.

En efecto, Gove declaró a la televisión británica que había escuchado las exigencias del representante europeo, pero que no pensaba cumplirlas «en absoluto». Londres sostiene que su ley sobre el mercado interior británico pretende «dejar claro que Irlanda del norte forma parte del Reino Unido y de su mercado interior» y que no cree que ello vaya en contra de sus compromisos aceptados en el Tratado de Retirada.

Ambiente enrarecido

La polémica se ha desatado precisamente el día en que concluía la ronda de negociaciones que había comenzado el lunes, en un ambiente igualmente enrarecido. El negociador europeo, Michel Barnier , lo resumió en un comunicado en el que sostenía que «la UE ha mostrado flexibilidad para sortear las líneas rojas del Reino Unido y encontrar soluciones que respeten plenamente su soberanía con el fin de maximizar las posibilidades de un acuerdo. En particular, con respecto al papel del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, la futura autonomía legislativa del Reino Unido y la pesca. Sin embargo, por su parte, el Reino Unido no se ha comprometido de forma recíproca con los principios e intereses fundamentales de la UE» lo que significa que no ha podido haber avances en la negociación sobre un futuro acuerdo comercial. Bruselas insiste en que para seguir vendiendo sus productos en el mercado europeo, las empresas británicas deben aceptar un mínimo de la reglamentación comunitaria, de modo que no puedan actuar con ventaja respecto a las empresas europeas que sí deben cumplirla. Londres reclama su soberanía absoluta en este campo y se niega a someterse a las reglas europeas.

El nudo de esta nueva disputa es el llamado Protocolo irlandés que establece que Irlanda del Norte permanecerá vinculada a las regulaciones comerciales europeas para evitar que tuviera que erigirse una frontera física entre esta provincia británica y la República de Irlanda, que seguirá siendo parte integrante del mercado interior europeo. Para ello, el Reino Unido aceptaba la instauración de cierto nivel de control en el comercio entre la isla de Gran Bretaña y la provincia norirlandesa, que según la ley de mercado interior sería eliminado.

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