Alemania celebra los 30 años de reunificación con un sentimiento agridulce
La pandemia ha impedido que se celebrara con normalidad el acto en conmemoración en el Bundestag
La sesión parlamentaria extraordinaria sobre la reunificación alemana tiene lugar en el Bundestag con un estado de ánimo bipolar. El balance de logros de los últimos 30 años es sin duda muy positivo, pero la pandemia ha impedido una sesión del pleno como hubiera gustado a los diputados alemanes y ha dado al traste con las grandes celebraciones, a las que estaba previsto que asistieran cientos de miles de personas. Además, es el primer aniversario redondo de la reunificación en el que se sienta en el Bundestag un partido antieuropeo, nacionalista y que cuestiona abiertamente un consenso hasta ahora incuestionable sobre el proceso, el partido Alternativa para Alemania (AfD). «Si aquí nos radicalizamos, si en este espacio parlamentario nos polarizamos y enfrentamos… ¿cómo pretendemos seguir manteniendo unida a toda Alemania?», se ha preguntado desde la tarima de oradores el diputado de la CDU de Merkel, Ralph Brinkhaus.
« Somos un país », ha sentado evidencia el vicecanciller alemán y ministro de Finanzas, Olaf Scholz, que además es el candidato ya nominado de los socialdemócratas (SPD) para las elecciones de 2021. «Y un país como el nuestro, en el centro de Europa y con tal fuerza económica, tiene la responsabilidad de ayudar ahora a los países que hace 30 años nos apoyaron en ese proyecto», ha dicho, en referencia al programa europeo para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia y que todavía tiene que cumplir con el trámite parlamentario, en el que encontrará resistencia. «Aquel acontecimiento, visto desde la perspectiva de hoy, nos demuestra que los retos a los que nos enfrentamos no pueden afrontarse de forma individual, región por región, sino que solamente juntos podemos lograr el éxito», ha dicho, extendiendo el lema de la celebración del 30º aniversario «Wir miteinander» (Nosotros, los unos con los otros) al conjunto europeo.
«A mí me pone muy triste el que muchos alemanes vengan a decirme, en conversaciones personales, que hoy tienen el mismo sentimiento que entonces , cuando nos faltaba unidad, libertad y derechos», ha lamentado sin embargo el orador de AfD, Jens Kestner, «personas que se piensan dos veces lo que van a decir en público, que tienen miedo de ser estigmatizados y apartados por lo que piensan, que tienen miedo de perder su trabajo, de perder amigos, de ser mirados mal por la calle , por el mero hecho de participar en manifestaciones en las que expresan que quieren sus derechos». «Si este gobierno hiciera por ellos, por su propio pueblo, al menos lo mismo que está haciendo por Europa, nos iría con toda seguridad mucho mejor», ha reprochado kestner.
«Es el logro de toda una vida de una generación de alemanes», ha dicho la canciller Merkel sobre el proceso de reunificación, «la reunificación ha sido fruto de la combinación de una serie de habilidades, tanto de alemanes orientales como de alemanes occidentales, que juntos han conseguido un gran triunfo». Merkel reconoce tareas todavía pendientes, en materia de empleo, pensiones y representación, puesto que son muy pocos los líderes políticos, sociales o económicos que a día de hoy proceden en el país del territorio oriental, pero destaca que «a prendimos a improvisar juntos y pudimos superar muchas diferencias con buena voluntad bien organizada». Ella misma creció en la RDA y afirma sentir «comprensión» por el hecho de que muchos alemanes orientales se hayan sentido como ciudadanos de segunda clase. Menciona, por ejemplo, «las muchas oportunidades de vida perdidas», pero llama a fijar el foco en los «avances geniales de convergencia entre el Este y el Oeste».
A las puertas del Bundestag, pequeños grupos de manifestantes portan pancartas con reivindicaciones de convergencia. « Todavía no hay unidad social », se queja la presidenta de la asociación Sozialverband VdK Deutschland, Verena Bentele, que calcula en 250 euros mensuales la diferencia entre los alemanes del este y el oeste que han cotizado 35 años de vida laboral. El primer ministro de Turingia, Bodo Ramelow, coincide con esa valoración. «Tengo la sensación de que trabajo como traductor», explica, «he aprendido a trabajar y a moverme en los dos mundos, el este y el oeste, y a tratar de acomodar una realidad a la otra». Pero a todos ellos recuerda el ministro Scholz que «faltan todavía diez años para que la Alemania reunificada haya vivido tanto tiempo como la Alemania dividida», emplazando a todos al 40º aniversario, en el que «podremos valorar con mejor perspectiva todo lo que la unidad ha conseguido rehacer respecto a lo que la división consiguió destruir».
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