Aitor Sáez: «El mayor error de Santos fue convocar el plebiscito que ni la FARC lo quería»
El periodista fue reconocido por la Asociación de la Prensa de Madrid con el premio al Periodista Joven del Año 2016
«Sobrevivir significa vivir después de la muerte de otro», esta es una de las reflexiones que hace Aitor Sáez (27), un joven periodista español en su libro «Crónica de una paz incierta», de la editorial Círculo de Tiza. Sáez presenta este jueves en Madrid su libro que no es más que un reflejo del conflicto armado en Colombia nutrido por testimonios que recopiló en primera línea en los cinco campamentos guerrilleros en los que estuvo.
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En la nación sudamericana más de doscientas mil personas fueron asesinadas y más de siete millones tuvieron que desplazarse forzosamente durante el medio siglo de conflicto. Aitor Sáez construye con testimonios un relato que refleja cómo se normalizó la violencia en Colombia. Fue reconocido por la Asociación de la Prensa de Madrid con el premio al Periodista Joven del Año 2016. Ha cubierto la crisis de refugiados en Grecia, la crisis en Venezuela y, su más reciente trabajo, la guerra en Colombia.
La editorial le planteó dos opciones para escribir: sobre Venezuela o Colombia, ¿por qué escoge Colombia?
Venezuela es un país muy complicado, es muy delicado a la hora de tratar la información. Yo he estado diez veces en Venezuela, pero no vivo allí. En cambio, en Colombia ya llevaba un año y medio viviendo y trabajando para televisiones internacionales. Había tenido mucho trabajo en terreno y mi idea fue hacer algo muy enfocado a los protagonistas. Yo le llamo: «el libro de Colombia para principiantes», para un español que no conoce el conflicto y además contextualiza todo de manera simple.
Usted narra que los colombianos viven todo «a flor de piel», ¿cómo se vive ese fénomeno?
Precisamente es la atracción que tiene Latinoamérica: una cultura tan diferente. Se define por su autenticidad, su pasión. Además, en el caso de Colombia es un país muy visceral y todo eso es lo que se ha perdido en el viejo continente, por eso lo llaman viejo porque somos muchos más existencialistas en Europa. En Latinoamérica los sentimientos y los problemas son reales. Lo que no me ha enseñado ese continente, no me lo ha enseñado nadie.
¿Cree que con su libro cambiará la percepción que se tiene de Colombia desde Europa?
Claro, al ser un relato tan enfocado en el ser humano, en los protagonistas, en el sentimiento, en las causas, lo que se pretende es transmitir una parte de esa autenticidad. El libro también trata un punto irreverente, de sacar de la zona de confort al europeo, de su eurocentrismo, que de pronto magnifica sus problemas, y responder ciertas preguntas, sobre cosas que en Europa nos sorprenden y nos extraña como por ejemplo por qué los colombianos rechazaran los acuerdos de paz o después de estar cincuenta años de conflicto, si el colombiano es violento o no.
La población está anestesiada a este tipo de problemas, ¿cómo puede despertar una sociedad que tiene medio siglo en conflicto?
Yo venía de cubrir la crisis de los refugiados en Grecia y escuchar barbaridades del Daesh y pensé en aquel momento que no podía encontrar algo más horroroso e impactante. Lo que más me impresinó en Colombia fue que ese horror se pueda normalizar, que me contaban dramas personales de su pasado en un tono alegre. Entonces, por la dilatación de ese conflicto se acabó normalizando y la población se acaba anestesiando, que es un poco lo que pasa en Venezuela con la crisis.
Cuando estuvo en los campamentos guerrilleros tuvo la oportunidad de preguntar ¿por qué utilizaron esos métodos tan macabros para matar a la gente?
La atrocidad no es algo exclusivo de la guerrilla, lo hicieron también los paramilitares y el ejército. En la guerra vale todo, ese es el argumento que me dieron. Cuando estas sumergido en la guerra y esta se olvida, delimitar lo que es correcto o no es muy complicado. Con muchos de los que hablé, no se arrepienten porque encuentran la lucha armada como algo justificado.
De los cinco campamentos donde estuvo, ¿en cuál encontró la historia más conmovedora y cuál fue?
En el primero que estuve fue en el campamento central del bloque Magdalena Medio, aún no se había firmado la paz pero el entorno estaba bastante pacificado. Estuve una semana y me encontré a un joven de 14 años con una mancha marrón en la cara, por curiosidad le pregunté que le había pasado: a mi casa llegaron los paramilitares, a mi padre lo mataron y a mi madre le dieron una golpiza estando embarazada de mí, así que yo nací con esta mancha, (se le eriza la piel al recordarlo); ¿cómo le puede afectar la guerra a alguien incluso antes de nacer?
¿Se sentía protegido?
Una vez que estas dentro del grupo armado y hay un cese al fuego, uno está protegido porque al final eres un invitado...
El punto más controvertido del Acuerdo de Paz era la justicia transicional
Porque era la columna vertebral del Acuerdo, era lo más importante de decidir. La justicia era la que le daba la garantía a los guerrilleros a transitar a la vida política con éxito. Sin embargo, la derecha colombiana ha denunciado la impunidad, pero al final es algo muy subjetivo. No se puede pretender que una guerrilla se desarme y se meta en la cárcel: se trata de dar y recibir.
¿Por qué el Acuerdo terminó en niveles mínimos de interés?
Hubo una desazón increíble después del plebiscito, porque si al final el Gobierno va a hacer lo que quiere en contra de lo que decidió la población pierde credibilidad. Se firmó deslegitimado porque no fue lo que se aprobó, por eso es que dicen que uno de los mayores errores de Santos fue convocar ese plebiscito que además la FARC ni lo quería.
Comentaba que cubrir el conflicto desde Bogotá era lo mismo que hacerlo desde Madrid...
Sí, Bogotá es una burbuja. Por eso dicen que existen las dos Colombias: la zona rural que vivió el conflicto y la que no. Eso se reflejó en la consulta que hizo el Presidente.
¿Cree que después de un año se logró verdaderamente un Acuerdo de Paz?
El gran problema del tratado es que para aplicarlo hay que cambiar las leyes y esas se aprueban en un Congreso en el que el Gobierno de Santos no tenía la mayoría. Por lo cual, ese Acuerdo que era maravilloso quedó hecho trizas y en un año se implementó a penas e 20%.
¿Qué le espera a Colombia con este nuevo Gobierno?
Si desde antes el Uribismo ha torpedeado el Tratado en el Congreso, ahora Ivan Duque con mayoría en la Cámara los puede paralizar.