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El estrés postraumático de las víctimas del grupo terrorista Boko Haram
La atención psicológica para las mujeres liberadas resulta imprescindible para que superen las secuelas del secuestro

Chibok es una pequeña ciudad al noreste de Nigeria. La mayor parte de su población, de credo cristiano, convivía la minoría musulmana. Sin embargo, su nombre no saltó a los medios de comunicación por ser ejemplo de convivencia. El 14 de abril de 2014, el grupo islamista radical Boko Haram raptó a 276 niñas de su escuela pública. Las muchachas fueron violadas, obligadas a casarse y entrenadas para entrar en combate del lado de sus secuestradores. Algunas lograron escapar y relatar su experiencia, como Nigo, una cría de 14 años . Ahora lucha por recuperar su vida. Aunque después de recibir tratamiento psicológico, tal y como indica el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
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No es la única que ha necesitado apoyo médico. Otras víctimas, atrapadas por los terroristas en diversos puntos del país, fueron liberadas estas últimas semanas gracias al Ejército de Nigeria. Mediante una ofensiva en la selva de Sambisia, 700 personas han escapado del terror de Boko Haram. Entre ellas más de 200 mujeres y niñas embarazadas. Algunos medios de comunicación han afirmado que padecen síndrome de Estocolmo, un sentimiento de afecto hacia sus captores.
Una lenta recuperación
«Lo del síndrome de Estocolmo es una etiqueta más de literatura», afirma Miguel Ángel Carrasco, profesor de psicología de la UNED. Según explica el especialista, una reacción de este tipo se puede entender como «un mecanismo de supervivencia, en el que la manera de protegerse es adaptarse a la situación». Para este investigador, el verdadero reto es superar el estrés postraumático, una patología que sufren las víctimas de secuestros y abusos como los cometidos por Boko Haram.
Para Carrasco, «el primer paso es generar un ambiente de seguridad en el que relaten sus experiencias». Pero el proceso de recuperación es lento. Sobre todo porque las víctimas temen «que vuelva a ocurrir lo que han vivido». Luchar contra el estrés postraumático no es fácil. Al narrar sus recuerdos durante el tratamiento, los pacientes pueden experimentar de nuevo el dolor sufrido, o padecer taquicardias y sensación de ahogo. Otros optan por olvidar, un fenómeno llamado «amnesia psicogéna» que provoca que «se sientan como si no fueran ellos, como si fueran otras personas».
En un informe publicado por Amnistía Internacional , algunas de las mujeres víctimas de Boko Haram relataron su secuestro. Su experiencia constituye un rosario de sufrimiento a manos de sus captores. Mientras el Ejército de Nigeria continúa luchando contra el grupo terrorista, la atención médica y psicológica se vuelve imprescindible. «Lo que cabe esperar de estas personas es que tengan problemas a muy largo plazo y que puedan aparecer alteraciones como depresión y ansiedad», concluye Carrasco. Las consecuencias de la violencia perdurarán en el tiempo.