Gallopedro: Desnudez y diversión son compatibles
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Pocas cosas positivas podemos sacar de una pandemia que nos ha mantenido encerrados en casa por casi un año, salvo un tiempo de reflexión obligado que ha servido para que nuestros hosteleros se reinventen una y otra vez mas allá de lo que cualquiera de las innumerables empresas de los diferentes gremios de nuestro país fuesen capaz de aguantar. Un tiempo en el que se ha entendido que lo más importante para un negocio es la materia prima y el cliente , más allá de cualquier alarde vacío o de una impostura mantenida desde una óptica personal, que no único que hiciese es sentir incomodidad al comensal. Gracias a este espacio de reflexión y la necesidad vital de supervivencia, nace la nueva generación de negocios en el que el km0 es real y su filosofía se entiende desde que entras por sus puertas. Como es el caso de Gallopedro un bar con aires de restaurante que surge del compromiso personal de los hosteleros Pepe Naranjo y Luis Romero para mantener a su plantilla.
Interior del Gallopedro Bar, en la calle Einstein de Jerez de la Frontera. Pepe y Luis llevan más de cuatro años al frente de Canela y Clavo , una empresa de catering Jerezana a la cual como a otros muchos les pilló esta crisis sin avisar y los dejó sin ninguno de los eventos que tenían cerrados para ese año. Dada esta emergencia decidieron montar Finger Food, un servicio de comida a domicilio que tuvo gran aceptación pero que no apaciguaba la incertidumbre de futuro de estos dos hosteleros y así, un año después de fundar su segundo negocio, surge Gallopedro bar .
Un establecimiento situado en los bajos de la Escuela de Hostelería Jerezana , un local con una gran iluminación natural gracias a los grandes ventanales que presiden su sala, decorada por la interiorista Belén Rubiales, donde los azules y blancos son los protagonistas ambientando al restaurante de aires marineros. El toque Pop lo da un gran mural del diseñador Daniel Diosdado que gracias a sus ilustraciones nos muestra los referentes gastronómicos de este establecimiento. Además, Gallopedro cuenta con una terraza anexa integrada en uno de sus salones en la que poder disfrutar de las bondades del clima jerezano.
Una propuesta honesta donde el producto y la temporalidad son los actores principales de esta trama, con el Gallopedro por bandera, un animal excelso del que se aprovecha, como del cerdo, “hasta sus andares” o, como sería en este caso, “hasta sus nadares”, el cual no lo podemos encontrar siempre en una carta cambiante según mercado y llena de recetas disfrutonas .
Usuzukuri de tarantelo. Nosotros en este caso comenzamos con un Usuzukuri de Tarantelo de corte algo mas fino que el tradicional y con un aliño de encurtidos muy medido.
Tartar de gambas blancas de Isla Cristina. Seguimos con un tartar de gambas blancas de Isla Cristina , acompañado de las propias cabezas de las gambas atemperadas, para poder estrujarlas y conseguir su jugo, el perfecto acompañamiento para este tartar.
Los buñuelos de bacalao de Gallopedro. Una de sus recetas tradicionales que encontramos en la carta de Gallopedro son sus buñuelos de bacalao , muy cremosos sobre una cama de un sofrito de tomate realmente adictivo.
Los toppings y salsas de acompañamiento. Y así llegamos al plato fuerte y una de las especialidades de esta casa como son los pescados fritos enteros que aquí los sirven junto con hojas de lechuga viva y una serie de toppings y salsas , una forma dinámica y muy divertida de poder disfrutar de estos pescados, directamente c ogiendo con las manos el trozo de pescado que mas nos guste y combinándolos con las diferentes salsas y acompañamientos.
Borriquete entero frito. Nosotros escogimos un borriquete, de fritura perfecta como perfecto era el momento de este ejemplar, con el índice de grasa justo posibilitando una gran jugosidad.
La tarta banoffe. Para terminar, nos decantamos por uno de sus postres mas golosos, l a tarta banoffe, uno de los pocos postres en el que el ingrediente principal es el plátano.
Sin duda el nuevo proyecto de Pepe Naranjo y Luis Romero es un lugar que no sabría si catalogar como restaurante con aires de bar o, todo lo contrario, lo que sí es fácil de describir e la propuesta de Gallopedro. Recetas disfrutonas donde el protagonista es el producto de cercanía intentando respetar lo mas posible los sabores propios. Una desnudez bien entendida sin renunciar a la diversión.
