Comer con los pies en la hierba
Cómo se aprecia una terraza en las noches de verano. Nos solemos conformar con poco, silla, mesa, algo de beber y una buena temperatura. Eso sí, cuando descubrimos que hay sitios que te dan todo eso y más, las terrazas que antes nos parecían insuperables se vuelven más modestas. Es lo que pasa con El Laúl, un restaurante en El Puerto de Santa María cuya cocina está encabezada por Eduardo Silóniz .
Es un sitio diferente. Primero porque se ubica en una especie de chalet convertido en restaurante y tienen varios ambientes. Lo mejor es que, dependiendo del ánimo de cada uno o del acontecimiento que nos saque a comer a la calle, uno puede elegir si prefiere algo más serio con mesa y mantel, a modo de tapeo en la zona de la barra, o en el jardín. Allí también hay dos ambientes: en una preciosa jaima moruna o en el jardín de césped natural . Imagínense a esa hora mágica, sobre las nueve de la noche con una copa en la mano y el olor fresco a hierba. Y eso sólo empezando la velada.
En un sitio tan amplio el problema puede ocurrir que el bullicio de la gente acabe con la tranquilidad, pero lo cierto es que en El Laúl lo tienen todo calculado para que esto no ocurra, ya que las mesas están bastante separadas unas de otras, y no son muy numerosas en la zona del jardín donde uno busca relajarse. Además, cada una tiene su propia iluminación y sombrilla, creando el ambiente ideal.
Después de todo eso, toca comer algo. La carta de El Laúl es común a todas las zonas del restaurante, así que no condiciona dónde sentarte, cosa de agradecer. La oferta de platos no es muy extensa pero sí diversa, con una cocina muy fresca que da una vuelta a productos habituales en la zona. Tienen un tartar de pargo muy particular que es ya un clásico, con un aliño de pepinillos y pimientos. A las tradicionales croquetas, ensaladilla, taquitos de gallo al limón, se le unen recetas de corte innovador e internacional: tataki de cerdo ibérico, risotto, ceviche. Muchas de ellas tienen el toque ahumado que le dan a algunos ingredientes con su propio ahumador.
Otro gran punto, la parrilla. Qué puede complementar mejor a un lugar como el El Laúl que una parrilla . Chuletones, atún, pulpo, huevas de merluza, hamburguesas… Hay para elegir, pero si decidir no es lo nuestro, tienen un menú degustación con varias de sus especialidades y postre. Sobre los postres, merece la pena probarlos, en especial la tarta de manzana con un hojaldre muy fino pero con mucho sabor, bastante bien para terminar una comida sin excesos.
La carta de vinos tiene muchas y novedosas referencias. Lo mejor es dejarse aconsejar por el camarero tanto en esa materia como para cualquier duda o preferencia con la comida. El resto lo pone el entorno, y a disfrutar.
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