El fútbol da poder. El balón otorga fama, notoriedad y flashes y los más pudientes empresarios, jeques y oligarcas del planeta invierten sus fortunas en los clubes para ganar prestigio y magnetismo financiero. Son miles los dirigentes de esta clase. Pero hay un grupo, selecto y original, de presidentes que llaman la atención más allá de sus fichajes o sus decisiones. De Dimitri Piterman a Silvio Berlusconi, el deporte rey está lleno de curiosos gestores.
El domingo, en el Cardiff City Stadium, vimos a un exultante Vicent Tan celebrar la victoria de su equipo ante el Manchester City. El dirigente malayo, que amasó su fortuna en los años 80 adquiriendo la franquicia de McDonald's en Malasia y la empresa gestora de la lotería de su país, es ahora el dueño de múltiples resorts en Asia, que le hacen poseer una fortuna de 1.300 millones de dólares, y del Cardiff. Lo compró en 2010 y lo reestructuró de arriba a abajo. Pagó su deuda, cambió los colores del club, de azul a rojo después de 111 años, y lo catapultó a la Premier League. Los aficionados se han manifestado de manera pacífica en su contra por la modificación de su camiseta pero mientras los 'Blue Birds' esten en la élite le permitirán que se pasee con la zamarra colorada por encima de su camisa y con los pantalones hasta el sobaco.