España-Haití (2-1)
Este tipo de viajes a Miami sirven para hacer turismo y que los jugadores se relajen y disfruten ‘in situ’ de la final de la NBA entre los Heat y los Spurs. También para que la Liga de Fútbol Profesional venda su producto en Estados Unidos. Y, sobre todo, para que los humildes haitianos vean cumplido su sueño de medirse a la mejor selección del planeta. Pero no para extraer conclusiones futbolísticas, más allá del anecdótico regreso de Casillas, del buen momento de Javi Martínez y de una victoria tan corta que se antoja ridícula. Es rodaje y convivencia, pero ni por asomo un ensayo para la próxima Copa Confederaciones, aunque los expertos en fútbol internacional aseguran que Tahití, rival de ‘La Roja’ en la primera fase, es todavía peor que Haití.
Es extraordinario el mérito de los caribeños, que no jugaban ante un rival europeo desde que Polonia les endosó un 7-0 hace 39 años y esta vez firmaron un resultado dignísimo, impensable. Han reconstruido su fútbol después del terremoto que arrasó el país y dejó más de 300.000 muertos. Del medio centenar de personas que trabajaban en su Federación, sobrevivieron poco más de la mitad. «Nos medimos a unos jugadores que son dioses. Es el evento del siglo para nosotros, una cita inolvidable, más importante incluso que nuestra participación en el Mundial de Alemania’74 tras ganar el hexagonal de la Concacaf». Las palabras de Yves Jean-Bart, máximo mandatario del fútbol haitiano, son concluyentes. Cuando Guerrier acortó distancias a un cuarto de hora del final, la colonia de haitianos estalló de júbilo.
En Haití, donde más del 80% de su población vive bajo el umbral de la pobreza y su economía es la más pobre del continente americano, jugar contra España es único. Pero el amistoso apenas sedujo. Era triste ver las gradas del extraordinario ‘Sun Life Stadium’ casi desiertas, aunque se poblaron de forma paulatina. El calor y 90% de humedad a las cuatro de la tarde, cuando arrancaba la cita en Miami, invitaban más a otros menesteres que a practicar el fútbol sobre un césped extraordinario.
Caricatura
La selección fue una caricatura. No se lo tomó a broma pero se empleó a un ritmo cansino. Sufrió más porque el físico no le llegaba con tanto calor que por pura dejadez. Del Bosque jugó con un equipo experimental en todas sus líneas salvo en la portería, donde Iker Casillas fue el titular pese a llevar sus peores cuatro meses y medio en el Real Madrid. Era el principal asunto de debate. Ya durante el calentamiento, unos le veían como siempre y otros con un poco más de peso. Los antillanos no le exigieron, pese a que llegaron a lanzar dos saques de esquina consecutivos en el primer tiempo. Luego dejó su puesto a Pepe Reina.
En ausencia de Xabi Alonso, el eje del centro del campo les correspondió a Javi Martínez, notable aunque nada exigido, y a Cesc, quien disfruta más por delante, tal y como demostró al cabecear en el segundo gol. Él mismo robó, se la dio a Mata y el asturiano se la puso de fábula. Antes, Cazorla había dibujado un tiro raso que entró cerca del palo y dejó en mal lugar a Montrevil, un portero que tardó en caer como una vieja gloria. En poco más de un cuarto de hora, el trámite estaba resuelto.
Navas se dejó ver bastante en esa primera entrega que España afrontó con más de la mitad de sus titulares procedentes de ligas foráneas. El rondo dejó en entredicho a Fernando Torres, que regresaba después de varios partidos fuera porque Del Bosque no le veía en buena forma y tampoco, según dijo el propio seleccionador, entusiasmado. El madrileño quiso exhibirse pero sin éxito alguno. Intentó un par de remates de media chilena, acrobáticos, ideales para la foto pero insustanciales. Y le dio un buen pase de tacón a su socio Mata que quedó en nada. Irse después de una hora sin marcarle un gol a Haití, no deja de ser un fracaso. Soldado aportó luego más movilidad y dinamismo, aunque le faltó tino. Tuvo cuatro muy claras y estrelló dos balones en la madera. Más acostumbrados a esta climatología, los caribeños terminaron mejor. El empate, hubiera sido el colmo.