Los favoritos
Mark Cavendish no lo va a tener fácil para poder ganar
Gavia, Stelvio, las Tres Cimas de Lavaredo, Galibier, Mont Cenis, Sestriere, Val Martello, San Pellegrino o Giau son nombres que entraron hace muchos años en la mitología del ciclismo mundial. Son montañas en las que se escribieron parte de las mejores páginas de un deporte que ha vivido y sigue intentando vivir de la épica, de las hazañas.
Son cumbres que en su gran mayoría sobrepasan los dos mil metros de altitud. Con esos nombres lo más lógico sería decir que la prueba, la 'maglia rosa', uno de esos emblemas ciclistas que sólo con verlo hace aflorar emociones, se decidirá en la alta montaña.
Por desgracia, en las cumbres, cuanto más altas es peor, cada vez se decide menos, entre el grupo de tres o cuatro elegidos que se juegan la victoria, puesto que la igualdad que hay no permite que se hagan grandes diferencias, ni tampoco que se den desfallecimientos espectaculares.
El ciclismo es un arte, como el boxeo, que consiste en asestar uno, o dos, golpes decisivos y luego aguantar. Es lo que han hecho los más grandes. Es lo que hizo Bradley Wiggins en el Tour. Y esos golpes podrían llegar en las contrarrelojs. El Giro tiene 92,8 kilómetros contra el crono, de los que 17,4 son por equipos, en la segunda etapa.
Las palabras mayores llegarán antes de la montaña, en la octava jornada, con una crono de 54,8 kilómetros, ondulada, ideal para un especialista. Un terreno en el que Wiggins y Nibali pueden cavar una sima con sus rivales. ¿Qué puede pasar entre ellos? Ese será uno de los alicientes que tiene este Giro, las diferencias que se marquen ese día.
Quedará una cronoescalada, en la decimoctava etapa, de 20,6 kilómetros. En los primeros kilómetros la pendiente es del 5% y en los últimos seis, del 6,8%. Detrás llegarán las dos jornadas más duras de toda la 'corsa rosa' con finales en Val Martello y las Tres Cimas de Lavaredo.
Ivan Basso, baja
¿Wiggins o Nibali? La clave estará en las contrarrelojs, en el tiempo que se pierda o se gane, que obligará a atacar en montaña a uno u otro ciclista, siempre y cuando ninguno de ellos falle.
¿Hay más vida después de Wiggins y Nibali? Normalmente debe de haberla, para la tercera plaza del podio, para la lucha por las etapas. Si algo tiene el Giro es que es una prueba nerviosa, en la que todos los días pasa algo o hay alguna dificultad.
Con cinco etapas de alta montaña y siete de media montaña, del Giro que comenzará mañana en Nápoles y finalizará el 26 de mayo en Brescia, se pueden decir muchas cosas salvo una, que resultará una prueba tranquila. Hay mucho trabajo a realizar por los equipos más fuertes, Sky o Astana, que necesitarán colaboración de otras formaciones. La baja de Ivan Basso por un quiste perineal, «como un limón de grande» según el propio corredor deja fuera de la lista de nombres importantes al ganador de 2006 y de 2010. Basso no entraba en la lista de posibles ganadores, no al menos en la que manejábamos, pero sí es un corredor que hubiera podido descargar de trabajo a ciclistas como Nibali y Wiggins en determinadas jornadas.
El canadiense Ryder Hesjedal, el ganador del año pasado, tampoco ha demostrado muchas cosas en los primeros meses de competición este año. Sus actuaciones hasta llegar a Nápoles han sido un canto al anonimato. Estuvo en la Vuelta al País Vasco y abandonó, como otros 69 corredores, en la quinta etapa que llegaba a Beasain.
No ha hecho nada reseñable. Su camino hasta llegar a Italia ha sido bastante peor que el de Nibali y Wiggins, que al menos fue quinto en el Giro del Trentino y en la Volta a Catalunya.
Hesjedal, para poder doblegar a Nibali y Wiggins necesitará que los dos fallen y él no lo haga. Tuvo su momento, su gran ocasión en 2012, frente a un gran Purito Rodríguez, y no la desaprovechó. Repetir aquella victoria resultará complicado para él.
Cadel Evans está en su cuesta abajo como ciclista. Tercero en la Vuelta a Omán, octavo en el Trentino y con 36 años de edad, Evans da la impresión de que va a utilizar el Giro pensando en el Tour, donde el BMC se jugará las opciones de Tejay Van Garderen.
Samuel Sánchez, el cambio
Robert Gesink es el caso contrario. El holandés acude a Italia con menos presión que la que suele tener en el Tour. Las montañas que va a pasar son más explosivas que las de Francia y en las cronos no estará muy lejos de Wiggins y Nibali. La eterna esperanza holandesa debe de dar un salto de calidad en su carrera y el Giro es un lugar ideal para poder hacerlo. Nos quedan dos corredores en esa lista de aspirantes-nombres importantes. Los de Michele Scarponi y Samuel Sánchez. Scarponi es uno de esos ciclistas que siempre está cerca de los mejores en el Giro. No tiene la brillantez de otros participantes, es cierto, pero conoce la carrera, los recorridos y sabe esperar su momento. Un lugar en el podio y una etapa es su objetivo.
Hemos dejado para el final a Samuel Sánchez que vuelve a Italia ocho años después de su primera y única incursión. Fue decimoctavo en aquel estreno. Su carrera ciclista tuvo otros derroteros desde entonces, con la Vuelta a España y el Tour de Francia como puntos fuertes entre las pruebas de tres semanas.
¿Por qué vuelve Samuel al Giro? Italia puede ser un buen lugar para reinventarse, para buscar puntos UCI, ganar una etapa y ver hasta dónde puede llegar en la general.
Sólo Wiggins y Nibali son superiores a él. Todo el inicio de temporada lo ha basado en llegar lo mejor posible a Nápoles para conseguir que su estado de forma crezca según van pasando las etapas. La crono por equipos le puede lastrar más de lo deseado. Samuel sabe correr, cazar su momento, no malgastar fuerzas, esperar a que se le vayan quedando rivales y tratará de sacar provecho de los momentos de lucidez que vaya a tener, que los tendrá. Sin la presión del Tour y de la Vuelta, Euskaltel-Euskadi se la va a jugar en el Giro, sabedor de que en el Tour lo van a tener mucho más complicado.
Italia es el nuevo reto que se han marcado tanto el corredor como el equipo. Estamos ante un Giro de Italia que tiene dos cabezas, Wiggins y Nibali, junto a un buen número de ramificaciones que permitirán construir un árbol muy ilustrativo.