Virginia Giuffre y su superabogado: la dupla que puede tumbar al Príncipe Andrés
La mujer, que alega haber sido víctima sexual del duque de York, cuenta con un prestigioso abogado de Manhattan
«Tenía que hacer con Andrés lo mismo que hacía con Jeffrey». Andrés es el hijo de la reina de Inglaterra. Jeffrey, de apellido Epstein , es el amigo del príncipe inglés -y duque de York-, millonario de las finanzas que se quitó la vida en una celda de Manhattan en el verano de 2019 antes de que fuera a juicio por tráfico y abuso sexual continuado de menores. Y quien firma esas palabras es Virginia Giuffre , la mujer que alega haber sido víctima sexual de ambos cuando era menor.
El suicidio -su familia duda de esa versión oficial y defiende que le asesinaron para evitar que implicara a otros poderosos- de Epstein le dejó sin juicio en Nueva York, donde el financiero ejecutó muchos de sus desmanes. Sí lo tuvo este mismo otoño Ghislaine Maxwell, la hija de un magnate británico de los medios, que fue pareja de Epstein. También su ‘madame’ de menores. Por ello fue condenada por un jurado de Nueva York y ahora está a la espera de su sentencia, que podría ser de hasta 65 años. Ella fue quien solicitó que Giuffre hiciera «lo mismo» con el príncipe Andrés que ya hacía con Epstein.
Ahora, el hijo de Isabel II de Inglaterra podría ser el siguiente en tener que pasar por un juicio en tierras estadounidenses. Giuffre presentó una demanda civil el verano pasado por todo lo que ocurrió después de esa frase y, de momento, un juez federal neoyorquino ha dictaminado que el juicio vaya adelante. El magistrado Lewis Kaplan lo decidió así esta semana, en una pesadilla para la familia real británica que amenaza con amargar las celebraciones de los setenta años de Isabel como monarca.
Giuffre lleva años de batallas, en tribunales y en los medios, contra quienes acusa de ser sus abusadores.
Está todavía por ver si el duque de York verá su honor y su cartera a merced de doce plebeyos de la excolonia en un juicio civil con jurado en Nueva York. Queda una larga batalla prejudicial en la que Giuffre tendrá una compañía poderosa: David Boies, un ‘superabogado’ de Manhattan, que tiene en su historial juicios históricos como el de los candidatos presidenciales Al Gore y George Bush por el resultado ajustado de las elecciones de 2000, grandes guerras corporativas o clientes célebres como Harvey Weinstein, Elizabeth Holmes o Michael Moore.
¿Cómo ha llegado Giuffre, una californiana de 38 años que vivía hace unos años una vida anónima en Australia, a poner contra la pared a un miembro destacado de la dinastía Windsor? No estaba en los libros para una chica afectada por la desgracia desde la infancia. Nacida en Sacramento, sufrió los abusos sexuales de un amigo de la familia desde los siete años, cuando su familia ya se había mudado al estado de Florida. Creció en un ambiente desestructurado y los abusos la empujaron, según su propio relato, a huir de su casa y llevar una vida entre la indigencia y los hogares de acogida. A los 14 años volvió a buscar estabilidad con su padre, que entonces trabajaba en Mar-a-Lago la residencia y club de Donald Trump en West Palm Beach. Allí consiguió un trabajo de asistenta en el spa y allí conoció a Maxwell, que la convenció, como a muchas otras, para que diera masajes a Epstein. La primera vez que lo hizo se lo encontró desnudo en la camilla y Maxwell le instruyó cómo tratarlo. Es decir, cómo darle un servicio sexual.
Las acusaciones de Giuffre
Giuffre acabó siendo una fija del entorno sexual de Epstein y Maxwell. Viajaban por las mansiones del multimillonario, entre otras, la llamada ‘isla de los pedófilos’, Little Saint James, un rincón de de las Islas Vírgenes propiedad de Epstein.
Sus servicios no eran exclusivos para Epstein. Giuffre acusó al financiero y a Maxwell de pasarla «como un plato de fruta» a otros poderosos. Uno de ellos podría ser el príncipe Andrés. Según Giuffre, abusó de ella sexualmente en Londres cuando tenía 17 años. También en Nueva York y en Little Saint James. El príncipe Andrés siempre lo ha negado todo y compareció en una desafortunada entrevista en la BBC en la que aseguró que ni siquiera se acordaba de haberla conocido. Giuffre y otros testigos ofrecen una imagen diferente. Una foto de un Andrés sonriente agarrando por la cintura a Giuffre, con Maxwell de fondo, de aquella época tampoco lo sostiene. La joven acabó por huir del círculo de Epstein en un viaje a Tailandia en el que conoció a su actual marido, australiano y con quien ha tenido tres hijos. No se supo de ella hasta que comenzaron las investigaciones contra Epstein por abusos a otras menores y apareció su nombre.
El bochorno de un juicio
Giuffre ha ofrecido datos confusos e inconsistencias en la infinidad de testimonios judiciales y entrevistas que ha dado en los últimos años. Si se llega a juicio, esa será la baza que jugarán los abogados del duque de York. En el banco de Giuffre, Boies tendrá que engarzar el caso de la víctima. Podría ser el último gran juicio mediático para el abogado, que en marzo cumplirá 81 años. Esta semana, aseguró que es improbable que Giuffre «acepte un acuerdo puramente financiero», una forma de decir que el palacio de Buckingham no se ahorrará el bochorno de un juicio solo con poner dinero.
Noticias relacionadas