El regalo envenenado de la ex de Rufián por su boda con Marta Pagola

Que Gabriel Rufián se casase el pasado fin de semana con la periodista y actual responsable de la comunicación de PNV Marta Pagola en una ceremonia en Irún fue toda una sorpresa. Menos asombro ha sido que la ex del político y madre de su único hijo, Mireia Varela , haya reaccionado mal a su enlace.

Poca casualidad (teniendo en cuenta su historial de reproches públicos) es que Varela publicase, horas más tarde de hacerse público el enlace del diputado de ERC, unas historias en su cuenta de Instagram donde deja claro los sentimientos que tiene hacia su ex después de que la dejara en 2018 tras diez años juntos.

La graduada en Lengua y Literatura Española publica un vídeo de la cantante Karol G en el que habla de rencor, dolor y resentimiento . «Mi novio me dejó y ‘se jodio to’. Lo mandé en un barco y ahora estoy ‘free’. Recuerda que no te dejan por algo mejor, y ni siquiera por algo más rico», dice.

Poco después publicaba otro story de concierto, pero esta vez de Shakira, ahora separada de Piqué después de que se hable de varias presuntas infidelidades por parte del futbolista. «Toda escoba nueva siempre barre bien, luego vas a ver desgastadas las cerdas, cuando las arrugas le corten la piel y la celulitis invada sus piernas. Volverás desde tu infierno, con el rabo entre los cuernos, implorando una vez más. Pero para ese entonces, yo estaré a un millón de noches, lejos de esta enorme ciudad…», se puede escuchar. Se trata del famoso tema 'Si te vas'.

Se trata de un mensaje dirigido a su ex ahora que ha decidido dar al traste con las pocas oportunidades que le podrían quedar con ella. No es la primera vez que Mireia Varela cargue contra el político. Le escribió una carta : «Despedí 2018 llorando sabiendo que perdía al amor de mi vida. Le lloré todos los días, tardes y noches. Le supliqué mil perdones y desee cada hora su vuelta. Centenares de noches en vela. Sufrimiento inconmensurable. Aislamiento del mundo. Dolor a la gente que me rodeaba. Incomprensión del prójimo, terapias y medicación. Discusiones sin fin. Dolor, dolor y más dolor».

Incluso llegó a acoger un galgo de la Asociación Galguetes al que llamó Rufi . «Después de los seis meses de rigor... ¡Ya es oficial! Rufi, Biel y mamá. Donde caben dos, caben tres», contaba entonces. ¿Casualidad? No.