Raúl: «Soy muy tímido. A mí siempre me han ligado, nunca he sabido ligar»

El cantante acaba de lanzar ‘Perdona que te diga’, confiesa que sigue soltero y que es muy tímido y rebelde

Raúl descubre el tema que Bustamante 'le quitó'

Raúl GTRES

Antonio Albert

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Este verano, Raúl (47 años) apuesta por una canción con «un mensaje positivo que refleja ese instante cuando, en una relación, uno de pronto abre los ojos y descubre que ya no puede vivir a la sombra de la otra persona. Y es cuando le dice, ‘o vuelas conmigo o te quedas atrás’». Vamos, que su ‘Perdona que te diga’ es más para Shakira que para Piqué. La canción de Raúl no tiene referencias autobiográficas: «Tampoco es que quiera una experiencia así, para qué nos vamos a engañar. Nunca me ha gustado brillar teniendo que opacar a nadie». Llegados a este punto, nos preguntamos cómo es posible que siga soltero. Y así le proponemos actuar como agencia de ‘colocación sentimental’: «Es que nunca he sabido venderme», confiesa avergonzado. «Siempre he sido muy tímido. A mí siempre me han ligado, nunca he sabido ligar. Me falta espontaneidad, me pongo tenso. Soy mejor en una segunda cita, si es que la hay».

Tiene cara de niño bueno. Y lo es, aunque matiza: «Me considero buena persona. Creo que necesito serlo para poder dormir con la conciencia tranquila, pero no soy un buen chico». En este momento, Raúl se echa a reír y recalca: «Soy buena persona, pero no soy un buen chico. Soy rebelde y tengo mis ‘cuernecillos’ de diablo que asoman de vez en cuando. Hubo un momento en que se creía que yo era el yerno perfecto. ¡Y para nada! Eso sí, suelo ser más canalla al principio de una relación, sobre todo para no dar una imagen que no es. Me gusta ser sincero y que quede claro que no soy tan buen chico para que luego no haya sorpresas.

Para completar la ficha, nos interesa saber si es cariñoso o no. Raúl empieza sorprendiendo: «Soy una persona fría y distante…» Pero remata la faena con una guinda digna de culebrón: «Hasta que me enamoro». No es que sea romántico, es lo siguiente: «En el momento que me enamoro puedo ser un pesado, pastelero y empalagoso».

Sueño por cumplir

Raúl ya ha sentado la cabeza: «Cuando llegué a Madrid necesitaba salir, desconectar. Pero como ya he vivido esa etapa, busco un equilibrio. Ahora, por ejemplo, me encanta ir a la montaña, me hago muchas fotos para las redes sociales. Y me sigue gustando salir, pero todos mis amigos están emparejados y no es plan de echarme yo solo a la calle». Claro que para eso están las aplicaciones, que Raúl reconoce haber utilizado: «Lo bueno es que vas poco a poco soltándote, avanzando a la hora de conocer, lo malo es cuando mandas la foto de cara y te dicen eso de ‘me suena mucho’. Me pongo muy tenso, aunque lo que más me disgusta es cuando veo que se dejan llevar por una imagen que tienen de mí que no se corresponde con la realidad».

Lo cierto es que, más allá de encontrarle pareja, lo que deseamos es verle en Eurovisión , para lo que debería presentarse al BenidormFest: «Me encantaría, porque es mi sueño y me gustaría cumplirlo algún día». Eso sí, que nadie espere una coreografía a lo Chanel: «Ya tengo una edad para hacerme un ‘SloMo’… Más que un coreógrafo necesitaría un milagro».

Raúl, de pequeño, en brazos de su padre Augusto, que le inculcó su amor por la música ABC

La foto: huérfano de padre en plena adolescencia

Aunque confiesa que siempre fue más «un niño de mamá», Raúl no puede evitar emocionarse al recordar la figura de su padre, Augusto: «A esta foto le tengo mucho cariño porque me trae recuerdos felices. A mi padre le debo e l amor por la música . Fue él quien me hizo involucrarme en distintos estilos musicales, quien me enseñó a valorar las voces de Camilo Sesto o Nino Bravo, incluso nos matriculó a mi hermano y a mí en el Conservatorio de Vitoria. Era un hombre alegre, positivo, lleno de vida, a pesar de todo». Ese todo fue la enfermedad que le hizo perder los riñones, que le obligó a pasar diez años de diálisis y, finalmente, a un trasplante: «Nunca olvidaré la noche que llamaron de Barcelona para anunciarnos que había un donante, que podían operarle, pero debía viajar inmediatamente. Fue un caos. Nosotros nos quedamos con los abuelos y mis padres fueron a Barcelona. Tantos viajes, tantas molestias, pero él siempre tenía una sonrisa para nosotros, era la chispa de la familia». Su padre falleció de un infarto cuando Raúl tenía 16 años, lo que llevó a despedirse de la adolescencia para enfrentarse a las responsabilidades que conlleva la orfandad : «Fue muy duro para todos, pero sobre todo para mi madre, que se vio sola con sus hijos sacando adelante a la familia. Ahí tuvimos que ayudar todos, nos pusimos a trabajar y sacrificamos algunos sueños. Mi hermano, por ejemplo, dejó el piano y la música para siempre. De repente te das cuenta de que tu vida ha cambiado, que ya no eres un niño normal y te tienes que obligar a actuar como un adulto. De golpe, el adolescente loco tiene que sentar la cabeza cuando ve que le falta la mitad de su gran apoyo y la otra se ha quedado hundida por la pérdida». Sin embargo, cuando la fama llegó y le transportó a lo más alto, Raúl imaginaba cómo habría vivido su padre ese éxito: «Estoy seguro que habría sido mi mejor fan».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación