La decisión de Ponce para que Paloma Cuevas no marque su relación con Ana Soria
El torero ha tomado una determinación con la que corta cualquier vínculo con el pasado y que da su sitio a su actual novia
![Ana Soria, Enrique Ponce y Paloma Cuevas en un fotomontaje propio](https://s1.abcstatics.com/media/gente/2021/09/08/ponceanapaloma-kvBH--1248x698@abc.jpg)
Enrique Ponce y Ana Soria son una pareja consolidada. Han demostrado, con paciencia y tiempo, que lo suyo no era un capricho. El torero y la estudiante afrontan la recta final del verano surcando los mares y estrechando lazos con sus respectivas familias. Sin estridencias, sin exclusivas, sin posados, la pareja no necesita la aprobación social . Nunca la ha buscado.
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A pesar de que han lanzado misiles directos a su línea de flotación, uno y otra siguen erguidos, como ese junco que se dobla pero siempre sigue en pie. Ni siquiera las insinuaciones maledicientes han conseguido que su amor haya trastabillado. Ponce se transforma en muro infranqueable cuando atacan a la mujer de la que está enamorado . Ha demostrado que está dispuesto a luchar por su relación aunque el precio a pagar sea más alto de lo que nunca pudo imaginar.
Borrando el pasado
En este sentido, quiere que su novia se sienta segura, que no tenga dudas. Tanto es así que ha tomado una de las decisiones más difíciles de su vida. Según varios medios, el diestro ha puesto a la venta la finca La Cetrina que fue casa familiar durante su matrimonio con Paloma Cuevas. ABC pudo saber hace unos meses que la intención de Enrique era vender para invertir en otra propiedad.
Una decisión salomónica para acabar con las reminiscencias de otra vida. Cuevas es pasado . Y aunque la relación entre ellos es cordial por el bienestar de las hijas en común, ambos son conscientes de que hace mucho que empezaron a caminar por senderos diferentes . E l próximo sábado volverán a verse . Será en la comunión de su hija Bianca que se celebrará en la finca, tal vez la última vez que acoja un evento familiar.
El objeto de deseo
Con 900 hectáreas, una plaza de toros propia -con su capilla pertinente-, una piscina de dimensiones generosas, caballos y ganadería, La Cetrina fue meeting point para las familias Ponce-Cuevas. Al rededor del patio de estilo andaluz se distribuye la casa, de 420 metros, cinco habitaciones, un amplio salón, cocina y cinco baños: «El que se quede esta casa será un enamorado de los toros», aventuró el periodista Federico Jiménez Losantos en su tertulia radiofónica de esRadio.