Ainhoa Arteta y Matías Urrea nunca se casaron
La artista decidió no rubricar los documentos que les hubieran permitido registrarse como cónyuges
No habrá divorcio porque nunca se casaron. Este es el giro inesperado y sorprendente de la separación entre Ainhoa Arteta y Matías Urrea . Según ha podido saber ABC, a pesar de que la pareja realizó hace dos años una fastuosa fiesta para 300 invitados en el Puerto de Santamaría y que inmortalizó en exclusiva la revista ‘¡Hola!’, nunca legalizaron su relación. No hay registro oficial en el que su unión se formalizara como matrimonio ni tampoco como pareja de hecho. Fuentes cercanas a los protagonistas aseguran a este periódico que fue la soprano la que, en el último momento y sin ningún motivo relevante, decidió no rubricar los documentos que les hubieran permitido acreditarse como cónyuges.
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Una determinación que el militar acabó aceptando y que, tras la ruptura, debería facilitar los acuerdos que no llegan. No hay vivienda familiar, abandono de hogar ni pensiones o manutenciones que sortear. En este sentido, ABC fue el primer medio en explicar que el conflicto entre ellos se centra en un préstamo bancario de 42.000 euros que fue solicitado y concedido bajo la titularidad de él pero que fue destinado en su totalidad a hacer frente, al parecer, a deudas contraídas por la artista de manera unipersonal. A pesar de no haberse casado, Matías siempre consideró a Ainhoa su esposa y se convirtió en garante de su seguridad. No solo en lo afectivo y económico, sino también en lo laboral. Gracias a la gestión que Urrea hizo como manager o representante de su trayectoria artística, Arteta pasó de ser una estrella de la canción lírica a conquistar también programas de televisión como ‘Masterchef’ y ‘Maestros de la Costura’. Un ascenso mediático fulgurante que le permitió ser descubierta o redescubierta por el gran público y que tuvo un gran impacto en su marca personal.
Sin acercamiento
Las espadas están el alto y no hay visos de que entre ellos vaya a haber ni acercamiento ni entendimiento. Si bien ambos concretaron que remitirían un comunicado a los medios explicando de mutuo acuerdo su separación, la publicación de la ruptura en la revista ‘Semana’ dinamitó los puentes que entre ellos todavía seguían tendidos: «Él está tranquilo. Ha recuperado la calma que había perdido durante la relación. Muchos le decían que había perdido la ilusión y que aguantó demasiado. Ahora espera, que no desespera, a los movimientos que pretende hacer ella», dice en conversación con ABC uno de los valedores de Matías que incide en su «caballerosidad y generosidad» al haber intentado resolver de forma amistosa todos los escollos.
Las amigas de Ainhoa cierran filas en torno a ella y deslizan en redes sociales acusaciones muy graves que tienen como aparente objetivo embrutecer el buen nombre y reputación del señalado. La intérprete ha levantado un muro infranqueable y prepara el ataque judicial. Ha contratado a un abogado que trabajó para ella en procedimientos del pasado y podría estar preparando demandas contra su ex en las que se buscaría la estrategia legal para reprocharle presuntos desvíos dinerarios, sino también le responsabilizaría de decisiones tomadas por el equipo médico del hospital en el que permaneció ingresada a causa de una infección generalizada: «Él no da crédito porque también le han hecho conocedor de estas pretensiones totalmente improcedentes. Él se esforzó al máximo para que Ainhoa sufriera lo menos posible por este duro, durísimo, golpe en la salud y no ha hecho más que recibir embistes. Tan ocupado y preocupado estaba por ella que corrió con los gastos que se generaron del desplazamiento con un helicóptero desde el lugar en el que estaban al centro médico», explican contundentes.
Aunque fue en el programa 'Espejo Público' de Susanna Griso donde se explicó que Ainhoa había sufrido la amputación de dos dedos (uno de la mano y otro del pie) tras un infarto agudo de miocardio, voces autorizadas matizan que la necrosis de las falanges superiores extraídas pudo haber sido consecuencia de la sepsis causada por la bacteria E-Coli de la que no pudo ser tratada de forma efectiva por cuestiones que no pueden reseñarse públicamente sin la autorización expresa de la paciente.