Carrera buena, carrera mala… ¿carrera buena? Esa es la gran duda que corroe las mentes de los alonsistas y los tifosi de todo el mundo. ¿Le tocará, tal y como se ha cumplido a lo largo de esta temporada, una actuación gloriosa a Fernando Alonso? De momento, todo apunta a que sí. El piloto español ha sido el más rápido en una jornada de libres que ha dejado claro que este Gran Premio de Canadá no será un paseo para nadie. El inicio de este fin de semana fue pasado por agua, como amenaza para la clasificación y para la carrera, por lo que nadie probó como quería.
La incómoda lluvia en Quebec, restos de la tormenta tropical Andrea, dejó la pista del Gilles Villeneuve anegada, lo que provocó que todos sacaran a pasear los neumáticos de lluvia extrema. El asfalto de este trazado semiurbano se convierte en un cristal debido al mal drenaje que tiene, por lo que será uno de los factores a tener en cuenta a lo largo de este fin de semana. Así, ni unos ni otros pudieron ensayar con el polémico compuesto experimental que Pirelli, si es que llegan a un acuerdo todos los equipos, pretende implantar a partir del Gran Premio de Gran Bretaña. En cuanto se secó la pista en los primeros libres, el más pillo fue Paul Di Resta que, además, se llevó por primera vez en su carrera el mejor crono en una sesión de los viernes.
En cuanto el sol secó la pista, todo volvió a la relativa normalidad. Con los Red Bull agazapados, algo que ya a nadie sorprende, fueron los Mercedes los que comenzaron la segunda sesión al frente. Lewis Hamilton tiene una espina clavada este fin de semana, y la presión a la que le está sometiendo su compañero, último ganador en Mónaco, supone para el británico un acicate más de cara a luchar por la victoria. Y, si se cumple la estadística, lo tiene fácil: sólo tiene que acabar la carrera. Siempre que lo ha hecho, ha ganado en Montreal.
Sin embargo, no fue Hamilton sino su amigo Fernando Alonso el que colocó su nombre al frente de la tabla de clasificación. El piloto asturiano, después de una primera sesión en la que apenas salió, se sintió más a gusto con las novedades aerodinámicas que al principio, y acabó marcando un óptimo 1:14.818 que le valió para aventajar al británico en sólo doce milésimas. Una diferencia suficiente como para poner nervioso a sus rivales y mirarles por encima del hombro. No en vano, este fin de semana se presenta vital para Alonso: no se puede permitir un fallo más, y menos cuando Vettel tiene entre ceja y ceja conquistar uno de los pocos feudos que se le resisten a Red Bull.
Uno de los puntos interesantes de cara a la clasificación de este sábado será ver hasta dónde llega Romain Grosjean. A sabiendas de que los Lotus pueden ser jueces –y como sus rivales no anden avispados, también parte- de la pelea por el título, el francés quiere intentar amortiguar lo máximo posible la sanción de diez posiciones que arrastra de Mónaco por llevarse por delante a Ricciardo. Como muestra de las intenciones del galo, su tercer puesto en la tabla de tiempos de este sábado.
Muchas dudas
De cara a establecer a un favorito, la situación es más compleja de lo que parece. Para muestra, los cuatro primeros monoplazas de los libres son distintos, y todos ellos en condiciones de bregar por la pole y, si se salvan de los previsibles incidentes, por la victoria. No parece que en esta carrera las Pirelli vayan a ser una pesadilla para los pilotos. La degradación no ha sido alta, merced a una temperatura más baja que en Grandes Premios anteriores, así que no veremos grandes problemas en este aspecto.
Eso no significa que no vuelvan a ejercer de jueces. En una sesión razonablemente tranquila sin apenas incidentes –más allá de un espectacular vuelo de Paul di Resta por encima de un badén-, casi todos los pilotos han dejado marcadas sus ruedas con sendas pasadas de frenada. Estropear un juego de neumáticos en un fallo así puede suponer la diferencia entre entrar en la Q2 o caer o, incluso, entre la pole y la tercera fila de la parrilla. No se presenta una sesión de clasificación fácil para nadie, y más cuando la lluvia amenaza con hacer su aparición, si no antes de que comience, incluso durante la prueba. Tirando de tópico: una auténtica lotería que, a efectos estratégicos, supone una pesadilla para los técnicos de los equipos.
Pase lo que pase este sábado y este domingo, el viernes ya ha sido de Fernando Alonso. En el Gilles Villeneuve entra en juego el factor psicológico más que en otros trazados, ya que aquí un pequeño despiste puede suponer un abandono. Y para sus rivales, no debe ser plato de buen gusto ver al frente al ‘martillo’ Alonso.