Fernando Alonso no estaba nada satisfecho con el resultado conseguido en Australia. Antes incluso de conocer el resultado de la investigación sobre Daniel Ricciardo, el español ya avisaba que el podio «estaba imposible». «Seguramente nos hubiera gustado hacer algo más, pero era imposible. Contra los motores Mercedes no se podía competir. Gracias a los chicos del equipo en el 'pit stop', pude tener un ritmo más alto, pero en el tú a tú, era imposible», reiteró el asturiano.
Su cuarto puesto tras la sanción a Ricciardo vino a confirmar que Ferrari no se estaba guardando nada en pretemporada, como se rumoreó, sino que simplemente su coche es menos potente. Si a esto le unimos unos problemas electrónicos, la de Australia fue una carrera muy complicada para Alonso y para Räikkönen. «El sabor agridulce que me queda es que no hemos empezado con un podio, pero al menos tengo 12 puntos más que Hamilton y Vettel. Son buenos puntos en cuanto a rivales directos al título», se resignaba el piloto español, que, sin embargo, no contó con los que perdió con respecto al ganador de la carrera, y más que firme candidato, Nico Rosberg.
Los problemas mecánicos que sufrieron Hamilton y Vettel, unidos a los suyos propios, deben ser algo muy a tener en cuenta. En la actual Fórmula 1 que se nos acaba de abrir, «la fiabilidad nunca está por descontada», según sus propias palabras. Concretamente, para Alonso «las quince primeras vueltas de carrera fueron bastante caóticas». «No tenía motor eléctrico en las tres primeras, tenía que apretar varios controles en la recta y modificarlos en la curva», explicó. Al final, Alonso resumió el resultado con una pesimista, pero posiblemente real, descripción de la actual situación con la que han comenzado en Ferrari: «lo que hemos hecho es lo que hay».
