Hacía mucho que no se veía una victoria tan consistente de Sebastian Vettel como la que consiguió el domingo en el Gran Premio de Canadá. El alemán dominó prácticamente todas las vueltas, y no se llevó la vuelta rápida por muy poco. El 'Grand Chelem' se le escapó, pero los 36 puntos que tiene de ventaja ahora sobre el segundo competidor en liza, Fernando Alonso, no son baladí. Prácticamente le garantiza un colchón de dos carreras, las que quedan antes del parón veraniego, y habida cuenta de la regularidad del tricampeón del mundo, es harto improbable que los ceda inmediatamente.
El mayor problema que tiene ahora Sebastian Vettel es que su perseguidor no es un rival cualquiera, sino el piloto al que todos -o casi todos- temen tener por detrás: Alonso. El piloto asturiano le ha ganado la segunda posición de la clasificación general a Kimi Raikkönen, que no tuvo su mejor fin de semana y solo pudo acabar en una pobre novena posición. Su récord de carreras puntuadas sigue, pero no al nivel al que le hubiera gustado al finlandés. En descargo de Raikkönen, hay que decir que Lotus tuvo un nefasto fin de semana en general. Desde una falta preocupante de competitividad, hasta fallos en los boxes, como el de dejar caer el coche de Raikkönen cuando aún no tenía puesta las cuatro ruedas.
Ahora es Alonso el que, merced a ese segundo puesto con sabor a victoria, ha tomado el relevo para perseguir al tricampeón mundial. Quedan doce carreras por delante y todo son dudas, aunque hay una por encima del resto: ¿Será capaz Vettel de resistir al frente hasta final de temporada? Lewis Hamilton padeció, literalmente, a Fernando Alonso en el asfalto del Gilles Villeneuve, sobre todo al final de la carrera. Por ello, no es extraño que, en declaraciones a Sky, el británico describiera su lucha con su excompañero en McLaren: «Ser perseguido por Fernando es como ser perseguido por un toro». Y es que Alonso se mostró como un auténtico Miura en plena curva de la Estafeta.
Hamilton vio cómo una sobrada ventaja de más de diez segundos se le diluyó en apenas unos giros, y justo en la recta final de la prueba, cuando más difícil es conseguir que resistan los polémicos y tan nombrados Pirelli. Alonso se subió al segundo puesto a falta de solo siete giros para la meta, y no lo soltó. Salir sumando casi todos los puntos posibles de Canadá no era algo tan fácil de prever el sábado. La clasificación salió, por decirlo suavemente y en corto, mal.
Alonso y Ferrari no se han sacudido el fantasma de los problemas en la clasificación, y el español teme que, de nuevo, tenga que bregar toda la temporada con un monoplaza que sale, siendo optimistas, desde la segunda fila de parrilla. Va para un año desde que Alonso no ha conseguido el mejor tiempo en una jornada de sábado, y en Maranello siguen sin dar con la tecla en este aspecto. Alonso borró de un plumazo los miedos de sus compañeros y jefes, en un fin de semana que se había presentado francamente complicado. De hecho, aseguran algunos diarios que tras la sesión de clasificación hubo una tensa reunión en el box de Ferrari en la que se alzaron algunas voces pidiendo explicaciones. El segundo puesto de Alonso tapó, cual alfombra, esa amenaza de cisma dentro de la 'Scuderia'.
Lo que está claro es que la determinación de Alonso en las próximas doce carreras puede ser su mejor arma para batirse en duelo con Vettel. Si el español está concentrado, mantiene el ritmo mostrado y tiene una pizca de suerte -esa que hizo que el Red Bull de Vettel resistiese un golpe contra el muro de la curva 4 del Gilles Villeneuve-, el toro Alonso puede dar una buena cornada a un campeonato del alemán que algunos ya se apresuran a celebrar.
