Cuando acabó la sesión de clasificación del Gran Premio de Corea, las palabras de Fernando Alonso no podían ser más desesperanzadoras: "Llevamos con el sexto o el séptimo tiempo desde el viernes en los libres, así que no podíamos esperar otra cosa. El siguiente está a cuatro décimas, así que está claro que no se podía hacer más. Ayer (por el viernes) vimos que no teníamos buen ritmo de carrera, y los neumáticos superblandos no duran ni cinco kilómetros, si apretamos al máximo al final de una vuelta ya se han acabado. Mañana en la carrera va a tocar sufrir". Las sensaciones no pueden ser peores, está claro.
El rendimiento de Fernando Alonso está siendo el esperado: a sabiendas de que no puede atrapar a los Red Bull y a los Mercedes, su puesto suele ser justo por detrás, luchando con los hombres de Lotus por esa quinta plaza de salida a la que parece abonado, aunque en esta carrera haya sido por la sanción de diez posiciones que arrastraba Webber desde el GP de Singapur. En carrera, y bajo condiciones normales, la pelea por el podio se hace factible domingo tras domingo y sólo eso le ha permitido llegar a Corea en segunda posición en la clasificación general, con dos victorias por siete del alemán. Después de este domingo no cambiarán mucho las cosas, ya que Vettel sale de Yeongam con el primer puesto bien amarrado, pero el problema es que esta situación no tiene visos de cambiar en lo que queda de esta larga temporada.
El porqué de esta situación es harina de otro costal. Si Alonso y Massa, cada uno en su escala, están cumpliendo con lo que se espera de ellos, ¿por qué Ferrari no mantiene la misma altura? El F138 había nacido razonablemente bien y al principio de la temporada parecía que podía mantenerse en la parte alta de la clasificación. Sin embargo, entre las modificaciones de Pirelli a lo largo de la temporada y, sobre todo, las evoluciones de Red Bull, Mercedes y Lotus, el equipo italiano se ha ido quedando atrás en lo que a competitividad se refiere. Mientras sus rivales han evolucionado por el camino correcto, Ferrari ha errado el tiro. El estancamiento de la escuadra roja les obligó, hace ya unas cuantas carreras, a mirar hacia 2014 más pronto de lo previsto, y dejarse llevar en este 2013.
El ejemplo de Red Bull
Aunque no sin polémica y sospechas a su alrededor, el equipo Red Bull ha sido un ejemplo de cómo adaptarse a las diferentes normativas que le han ido imponiendo una y otra vez. Esta temporada, el último rumor de un posible control de tracción en el coche de Vettel ha llevado el punto de mira de los suspicaces de nuevo hacia los hombres de Milton Keynes. Aún no se conoce qué es lo que lleva el monoplaza del tricampeón, pero puede ser desde una modificación en los mapas motor hasta un ingenioso -y misterioso- sistema para forzar el funcionamiento de los escapes soplados, a imagen de temporadas pasadas. En definitiva: se han inventado 'algo' para exprimir al máximo la normativa sin llegar a sobrepasarla y conseguir ese extra que les diferencia del resto.
Ferrari lo intentó, pero se equivocó. El gran salto evolutivo que deberían haber dado en Hungría resultó un completo desastre, y ya no pudieron recuperar el paso perdido. Desde entonces, ver a Fernando Alonso y Felipe Massa luchar constantemente ya no por la pole, un objetivo claramente irreal desde hace varios años, sino por la segunda fila es algo prácticamente imposible. Así, es muy complicado que en carrera se consigan mejores resultados de los que se están obteniendo. Mientras Vettel está cuajando una progresión casi exponencial que le llevará a batir todos los récords -ya es el tercer mejor poleman de la historia, sólo por detrás de Schumacher y Senna-, Alonso se está desesperando al ver que no puede pelear con él.
También en Mercedes han sabido mantener la linea. Lewis Hamilton y Nico Rosberg se presentan en esta recta final de temporada como los únicos rivales en condiciones de disputarle cada pole a Vettel, aunque luego en carrera no sean capaces de cuajar esa buena posición de partida en un buen resultado final.
El rendimiento de Alonso los domingos también juega, desde cierto punto de vista, en contra de los intereses de Ferrari. Se consiguen buenos resultados, sí, pero a costa de no tener presión para evolucionar el monoplaza en busca de un mejor rendimiento a una vuelta. ¿Para qué dedicar los esfuerzos de crear un coche más rápido, si en carrera Alonso sacará el extra que les falta el día que se reparten los puntos?