El adelantamiento a Jean Eric Vergne en Abu Dabi le puede costar muy caro a Fernando Alonso. El piloto asturiano disputará este fin de semana el Gran Premio de Estados Unidos con dolor en la espalda, después de que sufriera un golpe de unos 15 G (es decir, quince veces su peso) al caer cuando estaba sobrepasando al francés de Toro Rosso. No es la mejor manera de afrontar las dos últimas carreras de una temporada 2013 que se está haciendo eterna.
Austin (Texas) es la primera de las dos finales de consolación que tiene que afrontar Alonso. Lo tiene teóricamente fácil: si acaba entre los cinco primeros, se proclamará subcampeón del mundo por tercera vez. De entrada, se ha retirado uno de los dos rivales que tenía por el puesto más cruel del deporte, el primero de los que pierden. Kimi Räikkönen será sustituido por un viejo conocido de la parrilla, Heikki Kovalainen, ya que 'Iceman' ha decidido operarse y, ya de paso, dejar tirado a Lotus. No es un piloto 'top', pero sí un corredor solvente que puede poner en apuros a los de Ferrari si no están atentos. Y no es un dato baladí: la 'Scuderia' se juega el subcampeonato de marcas lo que, a efectos prácticos, supone un montante económico muy interesante. Mercedes es el rival a batir para los de rojo, y con Alonso tocado, la incógnita está en cómo se comportará Felipe Massa, una vez que ya está confirmado que correrá para Williams la temporada que viene.
Para acabar de ponerle picante a este gran premio, Sergio Pérez tratará de demostrar que McLaren se ha equivocado prescindiendo de él para poner al joven Kevin Magnussen en el monoplaza de 2014. El mexicano se despedía esta misma semana por carta de la que ha sido su única campaña con los hombres de Woking, lo que ha aumentado aún más la temperatura dentro del equipo británico. Martin Whitmarsh y el resto de responsables de la escudería inglesa deberán prepararse para una sonora pitada contra ellos por parte de los miles de aficionados mexicanos que cruzarán la frontera para animar a su compatriota y a Esteban Gutiérrez.
Por supuesto, el principal rival y máximo favorito para esta carrera volverá a ser Sebastian Vettel. El alemán quiere seguir sumando las carreras que quedan por victorias. Quiere seguir en la lucha por conseguir el récord absoluto de victorias consecutivas en una temporada, y buscará hacerlo en un circuito donde el año pasado hizo la 'pole', pero se quedó a seis décimas del primer puesto. Con estos mimbres se teje uno de los grandes premios más interesantes que se pueden esperar de un campeonato más que decidido y que se está haciendo demasiado largo para todos.
Hamilton, el rival a vigilar
Visto que no tiene nada más que perder que de lo que tiene que ganar, Alonso decidió tirar de humor ante los rumores que apuntaban a que podía perderse la carrera de este fin de semana. Los médicos consideraron que el estado físico del español es óptimo para disputar la recta final del campeonato, pero la percepción cambia a tenor de quién será el enemigo a vigilar.
Fernando Alonso siempre ha dicho que Lewis Hamilton es el rival más fuerte que tiene en la actual parrilla. No en vano, ambos compartieron un tortuoso año en McLaren, y el español, pese a que se lleva muy bien con el británico, sabe que no es de los que se dejan adelantar fácilmente. Hamilton llega a Austin como el ganador de los dos últimos grandes premios disputados en territorio estadounidense, el último en el mismo trazado del domingo. Si el de Mercedes entra en meta primero o segundo, tendrá alguna oportunidad de proclamarse subcampeón del mundo en Brasil... siempre y cuando Alonso no sea, al menos, quinto.
Esta batalla sirve también para el Mundial de constructores. Mientras que Mercedes ha sumado 69 puntos en las últimas cuatro carreras, Ferrari se ha quedado en 47. Hablamos de mucho dinero en juego.
El desierto texano se presenta por tanto como un escenario idílico para un duelo al sol entre dos viejos rivales, que se conocen las cicatrices muy bien y que saben que, visto que no pueden con el pistolero más rápido del Oeste, deberán batirse por ver quién puede ser el mejor del resto.