Fernando Alonso se mostraba, más que decepcionado, resignado tras el mal resultado cosechado en Baréin. El piloto español sufrió una inoportuna avería con su DRS en las primeras vueltas, lo que le privó de luchar ya no solo por la victoria, sino ni siquiera para el podio. «Todo se torció desde el principio. Seguramente hoy no era el día de atraer la suerte, porque en Malasia se podía debatir si era suerte o no suerte, pero supongo que hoy no habrá nadie que diga que no es mala suerte que el DRS se te quede bloqueado», explicaba el asturiano.
A la avería del DRS se unió la segunda parada, provocada porque él mismo volvió a activar este sistema sin que estuviera solventado el fallo. «Hicimos una parada más que lo demás, una parada también a destiempo para repararlo y luego una lucha sin DRS en la que había que adelantar en sitios bastante difíciles. Era lo que tocaba hoy, luchar desde atrás, coger algún punto, octavo, séptimo... lo que sea. Ya llegarán supongo momentos de más suerte», se esperanzaba Alonso.
Ahora toca estudiar qué ha ocurrido con el DRS para que no se repita esta extraña avería. Las próximas semanas, antes de aterrizar en Montmeló, los ingenieros de Maranello se dedicarán a repasar una y otra vez si la pieza estaba mal montada o, simplemente, ha sido un problema mecánico de los que pueden ocurrir en cualquier momento. «Es el primer problema mecánico que tenemos en mucho tiempo, pero ha ocurrido en domingo. A otros, como a Red Bull o a Lotus, les llegan las averías los viernes o sábados. A nosotros nos ha tocado el día de la carrera», se lamentaba el español, que ya mira con confianza hacia la carrera de Barcelona.