Nada ha vuelto a ser igual para Toro Rosso desde que Sebastian Vettel consiguiera en el velocísimo trazado de Monza la primera y única victoria para el equipo en la temporada 2008. En aquellos tiempos felices el teórico equipo B de Red Bull llegó a plantar cara y batir con cierta asiduidad a sus 'hermanos mayores'. Pero llegó el cambio de normativa, las prohibiciones por parte de la FIA de compartir chasis con otras escuderías, y Toro Rosso, equipo que heredó las instalaciones de la histórica Minardi, entró en una dinámica descendente de la que aún no ha podido salir.
Para 2012, el cambio más importante en Toro Rosso se ha producido en el apartado de pilotos. Por sorpresa, y casi con nocturnidad y alevosía, la escudería italiana despidió a su pareja de pilotos. Jaime Alguersuari y Sebastian Buemi a mediados del pasado mes de diciembre de 2011. Al mismo tiempo nombraba sus sustitutos: Daniel Ricciardo y Jean-Éric Vergne. Toro Rosso justificó su decisión en la política que había acompañado siempre al equipo de dar oportunidades a los más jóvenes de poder competir algún día sobre un Red Bull. En opinión de ellos, ni Jaime ni Buemi habían cumplido las expectativas después de tres años como pilotos titulares.
Con esa nueva pareja Toro Rosso intentará superar su rendimiento del pasado año, en el que tan solo fueron mejores que el peor Williams de la historia y los tres equipos nuevos. El funcionamiento de los neumáticos en el monoplaza de 2011 fue un problema crítico durante la primera mitad de la temporada. Solo a partir del verano empezó a resolverse, y si para la nueva campaña consiguen que el desgaste de las gomas sea una cosa del pasado habrán dado un paso muy importante para superar a sus rivales más recurrente: Force India y Sauber.