ESPECIAL COLEGIOS

Los métodos que tratan de romper los moldes

Cada vez más familias buscan alternativas al sistema tradicional de enseñanza

Charo Barroso

cada vez más familias buscan alternativas al sistema tradicional de enseñanza . En el portal Ludus, que ofrece un listado de todas ellas a lo ancho de la geografía nacional, más de 750 proyectos bajo nombres más o menos conocidos como Montessori, Waldorf, Reggio Emilia, educación democrática... Un nuevo viaje educativo sobre el que existen reticencias y aplausos ; la incertidumbre de los padres sobre si los alumnos son capaces de adaptarse, una vez terminado Infantil o Primaria, al sistema tradicional; la lucha de muchos centros (incluso públicos) por llevar a cabo su propio proyecto educativo o el reclamo de familias y docentes a la libertad de enseñanza.

Sonia Martínez , profesora de la Universidad Europea y especialista en tecnología e innovación educativa, señala que «mucho de lo que hoy consideramos innovador lleva ya décadas o siglos de calado pedagógico. Hoy se trata de estar despiertos, en el presente, y mirar hacia adelante. Son teorías importantes, pero el docente tiene que mirar la realidad que tiene y saber qué quiere hacer». Para Martínez los métodos que sirven, y que son la base de muchas de estas pedagogías alternativas, son aquellos que logran que el alumno se desarrolle como persona , no solo como ciudadano o trabajador, y a través de un aprendizaje útil y significativo. «Si nos olvidamos de eso seguiremos fallando aunque inundemos las aulas de tecnología», concluye.

Respecto a las dificultades que pueden encontrar a la hora de tener que reengancharse al sistema educativo tradicional explica que «hay investigaciones que demuestran que no existe problema alguno. Tienen autonomía, capacidad de decidir y son capaces de asumir las nuevas normas». Esta especialista reconoce que en muchos centros ya se utiliza la metodología de estos sistemas alternativos: «Eso sí, el docente tiene que hacer malabares en un sistema donde hay que lidiar con la burocracia, con jornadas complicadas y largas de trabajo, y donde los recortes son la norma».

Lucía Herranz , presidenta de la Plataforma para la Libertad Educativa, defiende que «todos los padres puedan elegir libremente la educación que quieren parar sus hijos. Pedimos un cambio normativo que permita la flexibilización del sistema educativo», señala. Herranz llama la atención sobre el hecho de que al no estar homologadas, no existen centros totalmente públicos que usen estas pedagogías alternativas. No hay posibilidad de conciertos, y los centros que las utilizan tienen cuotas elevadas que no todo el mundo puede afrontar. «No es que sean elitistas, es que sin subvenciones no tienen otra manera de mantenerse. Lo sensato es que existan ayudas para los padres elijan otra opción educativa sin que suponga un sacrificio económico para muchas familias», explica Herranz.

«Hablar de métodos alternativos es de por sí extraño, porque muchas de estas pedagogías tienen un siglo y ya están interiorizadas en los centros», explica Alfredo Hernando , psicólogo e investigador en innovación educativa, quien ha viajado durante años alrededor del mundo en busca de los mejores proyectos integradores, creativos e innovadores. Fruto de ello es su libro «Viaje a la Escuela del siglo XXI» y su proyecto «Escuela21», donde analiza los colegios más innovadores del mundo.

Sin etiquetas

«La innovación sólo se consigue cuando se es capaz de unir creatividad y resultados. Y estos últimos no tienen por qué basarse en las notas, sino en competencias sociales, en aprender a aprender, en trabajar en equipo… y esto no tiene tampoco por qué tener la etiqueta de un método... En España hay muchos colegios y docentes que apuestan por la innovación, por otra manera de hacer las cosas, y que el sistema no es capaz de absorber, ni de dar continuidad ni permeabilidad», sentencia Hernando.

Jurgo Torres , catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de la Coruña, muestra sus reticencias a «pedagogías que tienen el nombre de su fundador o fundadora. Surgen en momentos y contextos históricos en los que tienen su sentido, pero las cosas han cambiado mucho». Para Torres «es interesante conocerlas, pero otra cosa es convertirse en acólito». Promulga una educación reflexiva , porque «siempre es posible ir a mejor y hay experiencias maravillosas sin necesidad de etiquetas».

Preguntar al alumno

«Resulta fundamental preguntar al alumno lo que piensa, cómo les gustaría que fuera la escuela. No hace falta seguirlo a rajatabla, pero hay que saber leer entre líneas», señala Francisco Javier Calmaestra , director de Primaria del Colegio Arenales de Carabanchel. Y se hace eco de las dificultades que encuentra cualquier centro a la hora de querer implantar sus propios proyectos educativos: «Se está produciendo un cambio de mirada en las escuelas tradicionales, pero se encuentran con un marco normativo cerrado donde lo importante, por mucho que se hable de capacidades, sigue siendo que cumpla el contenido curricular, con su número de horas y estándares». Pero ofrece una esperanza de cambio : «Estamos en un momento de indefinición en las escuelas tradicionales, y esto debería ser una oportunidad para centrar un proyecto educativo que busque lo mejor para el alumno y sin etiquetas», sentencia.

Pedro Valenzuela , guía Montessori, señala que muchas de las reticencias sobre las pedagogías alternativas se basan en el desconocimiento de la metodología y que uno de los hándicaps son las familias . Hay un perfil de familia que viene huyendo del sistema educativo tradicional, pero desconoce lo que están eligiendo como novedad, buscan la solución de los problemas de manera inmediata, pero obvian que se trata de una filosofía de vida más allá del sistema educativo. Muchos padres piensan que solo se enseña al niño a ser feliz, pero es equivocado, se enfrentan a la frustración, a la disciplina… pero se hace desde una perspectiva de crecimiento personal».

Únicos e irrepetibles

Pero otras familias lo tienen muy claro. Eso aseguran en el colegio Image Montessori La Pinada, un centro con vocacion ecológica que «integra los principios de desarrollo sostenible y compromiso social que define nuestro proyecto pedagógico, convirtiéndose así en material didáctico», señala su director, Mariano Pontón .

Su proyecto de futuro: crear todo un ecobarrio donde el colegio actuará como núcleo generador de actividades. Y es que son muchos colegios los que ya están haciendo bandera de la innovación . Otro ejemplo es el Montserrat de Barcelona, uno de los diez centros de las Misioneras de Nazaret en España. Con una metodología basada en las inteligencias múltiples busca situar al alumno en el protagonista de su aprendizaje. «Nuestro modelo educativo se basa en el reconocimiento de cada alumno como ser único e irrepetible», señala Mª Mar Sánchez Izuel , directora del centro. Workshops, matemáticas con «steps», gamificación, proyectos de Desing for Change, educación para la sostenibilidad… todo un arsenal para formentar el aprendizaje basado en proyectos y conectado.

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