ESPECIAL COLEGIOS

Mil maneras de enseñar

El alumno está llamado a ser el protagonista del aprendizaje, lo cual implica un cambio en el método de enseñanza tradicional

Belén Rodrigo

En estos tiempos que corren, con una revolución tecnológica y digital sin precedentes que nos engulle, el alumno está llamado a ser el protagonista del aprendizaje, lo cual implica un cambio en el método de enseñanza tradicional. «La educación no puede estar de espaldas a los cambios sociales que existen. Se ha quedado estancada y la voluntad del profesorado es formar a un alumnado que tenga pensamiento crítico y competencias digitales. Estamos formando a niños que tendrán trabajos que ahora no existen y no sabemos cómo va a evolucionar la educación», afirma Sonia García, portavoz de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE). A su entender existe la combinación perfecta entre la metodología tradicional de tiza y pizarra y las nuevas tecnologías y «cada profesor y equipo educativo sabe lo que funciona en cada momento, te debes adaptar a las necesidades del alumnado», resalta. La introducción en las aulas de prácticas, como puede ser «mindfulness», «es siempre bienvenida por los profesores, incluso también para nosotros. Nos parece estupendo que haya este tipo de formación porque va a ayudar al aprendizaje para todos», afirma.

¿Por qué es importante el aprendizaje personal de los niños? «Hay que buscar la parte diferencial de cada niño, que se valore por ser distinto de los demás», comienza por explicar Miguel Ángel Velázquez, director de Civsem. En este centro de investigación en valores trabajan directamente con niños a partir de los 8 años en tres áreas: cognitiva, emocional y corporal. «En la parte cognitiva es muy importante los mensajes que cada niño recibe de su entorno porque influye en el juicio inconsciente que se hace sobre sí mismo. Es responsabilidad de los padres y profesores generar una mentalidad positiva del niño, ver su talento y reforzarlo», indica Velázquez. El objetivo es que se sienta orgulloso de sí mismo. En lo que se refiere a la parte emocional, «debe aprender a quererse a sí mismo. Que aprenda a identificar las emociones de rabia, miedo, tristeza... pero siempre desde la ternura», añade. Y por último, y relacionado con las dos anteriores, está la parte corporal, «que se forma en función de la parte cognitiva y emocional». La cuestión es cómo llevar esto a los colegios. «Es el gran reto de la educación, que se sepan valorar por ser distintos a los demás. Los niños son imitadores de modelos y hay que darles buenos ejemplos. Es tarea de padres y profesores que deben desarrollar un trabajo personal», afirma el director de Civsem.

Rescatar metodologías

«Los alumnos deben ser activos, que exploren, y que el profesor les acompañe, como un director de orquesta», defiende María Pavón, directora del gabinete de psicología M. Pavón. «Lo que parece sencillo es difícil hacerlo bien. Se debe trabajar en grupo pero también de forma individual con los niños. Y no se puede pretender ignorar el método tradicional porque también tiene cosas buenas», indica la psicóloga. Aparece aquí el eterno debate de los deberes, «no deberían ser mecánicos pero sí para que indagues», y de los exámenes. Ante la ausencia de unos y otros «corres el riesgo de no saber qué está haciendo tu hijo. Hay que buscar un término medio, matiza. Y lo que resulta muy importante es que «los niños deben tener tiempo para jugar».

No son métodos novedosos ya que algunos llevan décadas funcionando pero sí difieren del sistema educativo. Estas enseñanzas alternativas tratan de potenciar la independencia y la autonomía de los niños desde pequeños. Es el caso del método Montessori, ideado por la educadora y médica italiana María Montessori a finales del siglo XIX e inicios del XX. «Se tiene en cuenta el desarrollo humano como base para impartir el currículo. Va de dentro hacia fuera», explica Leonor March, directora del Colegio Madrid Montessori. «Los niños de 3 a 6 años aprenden a través de los sentidos y no se les enseña de forma abstracta, es un explorador», subraya. En la etapa de 6 a 12 años «se convierte en un explorador cultural, desarrolla su conocimiento abstracto y tiene una imaginación arrolladora», añade. Este método separa a los alumnos por etapas y no por edades por lo que están juntos en tres grupos: de 18 meses a 3 años, de 3 a 6 años y de 6 a 12 años. El resultado, según explica Leonor March, «es el de niños muy responsables, con autodisciplina muy fuerte, que gestionan bien su libertad y madurez. Se preocupan por los demás desde pequeños y son muy asertivos porque se les ha respetado su decisión». No tienen ni deberes ni exámenes y trabajan mucho en equipo.

Existen otros colegios que están desarrollando otras metodologías como la pedagogía Waldorf (con más de un siglo de historia), el método Doman o el método Kumon, desarrollado a finales del pasado siglo por un japonés que en España se está abriendo camino también como actividad extraescolar. Otro ejemplo, KidsBrain, un programa para aprender matemáticas e inglés utilizando un instrumento milenario, el ábaco.

Montessori: Provee un ambiente ordenado, estético, simple y real donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo de los niños. Favorece el deseo de aprender.

Waldorf: Pone en valor la experiencia, la práctica, el arte y el razonamiento, por encima de los contenidos teóricos, en la adquisición del conocimiento.

Doman: Trata de aprovechar al máximo la capacidad natural y espontánea del aprendizaje para desarrollar las posibilidades del niño.

MindFulness: Supone ser conscientemente del momento presente. Desarrolla desde ejercicios de respiración hasta la promoción valores como la empatía.

Kumom: Las horas de estudio favorecen el aprendizaje autodidacta y permiten a los alumnos avanzar por sí solos a un ritmo constante.

KidsBrAin: A través del antiguo ábaco los niños aprenden cálculos mentales rápidos, aritmética y desarrollan su capacidad intelectual.

Amara Berri: Utiliza el juego y situaciones cotidianas para el desarrollo de competencias. Su impulsora fue Loli Anaut en un proyecto de 1979.

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