El gran error de creer que un viaje en vacaciones va a solucionar tu crisis de pareja
Los viajes de reconciliación «no suelen ser una buena idea» ya que intentan enmascarar el conflicto con disfrute, placer y relax, pero el conflicto sigue ahí
Hacer maletas y viajar en vacaciones con la esperanza de solucionar los problemas de pareja es, según los expertos, una mera ilusión . Aseguran que no se puede hipotecar este periodo estival a resolver los conflictos de una relación porque, sencillamente, no es real y « los deberes hay que llevarlos hechos de casa ».
Pensar en estar en lugares idílicos para que en un ambiente de tranquilidad poder tratar, o no, los problemas que durante el año han estado haciendo mella en la relación no tiene sentido porque lo más normal es que se convierta en el escenario perfecto en el que todo «estalle y se produzca una crisis mayor que pueda llevar a la ruptura. Las vacaciones, precisamente, se pueden convertir en una encerrona para la pareja», advierte Esther Gutiérrez , psicóloga experta en terapia familiar y de pareja y miembro de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) .
Insiste muy tajante a ABC en que «el viaje no es una solución», como tampoco lo es lanzarse a la maternidad y la paternidad con la idea de reflotar una relación que naufraga. «Intentamos tapar el conflicto con disfrute, placer y relax, pero el conflicto sigue ahí», asegura Gutiérrez. «En ocasiones, están los dos tan metidos en una dinámica de conflicto que todo supone una nueva frustración y más discusiones. Miramos a la pareja desde el enfado y la crítica. En ese caso, lo mejor seguramente sea un viaje por separado , una retirada que facilite que la relación se calme y los dos descansen. No por pasar más tiempo juntos vamos a resolverlo» , explica.
Aconseja ante todo que sea en casa donde se aborden las cuestiones que han entorpecido o distanciado a la pareja. «Lo que ocurre es que existe una tendencia a dejar de lado este tipo de conversaciones porque se abordan temas complicados que a veces ya se han tratado anteriormente y parecen no tener solución por no llegar a ningún acuerdo, o que han generado una gran discusión que se intenta evitar de nuevo. Esquivar el problema o postergarlo no es solucionarlo».
El símil de la casa limpia
Al final muchas parejas se adaptan a sobrevivir de esta manera, tapando sus conflictos, «pero hay que sacarlos y solucionarlos para que no se enquisten o se hagan mayores», aconseja Esther Gutiérrez.
Para explicarlo gráficamente esta experta utiliza un símil: «la relación es como una casa que con el tiempo hace falta limpiarla y repararla aunque nos dé pereza ponernos unos guantes y meternos en faena. La casa no va a estar limpia porque queramos, sino por ponernos manos a la obra. Una relación tampoco se puede arreglar si se deja que los problemas se acumulen».
Otra de las razones por las que no se suelen sacar «los trapos sucios» es que las parejas creen que si lo hacen la relación peligra, se deteriora más y se puede romper «y no tiene porqué ser así. Este miedo paraliza».
La opción según esta experta es que busquen momentos de encuentro en el que se puedan comunicar, practicar la escucha, respetar los turnos de palabra de cada uno, no malinterpretar todo lo que dice el otro, hablar en primera persona, no incidir en el «porque tú has dicho, has hecho...», evitar palabras como «nunca» o «siempre»... Si los conflictos se abordan en casa «entonces sí, el viaje de vacaciones servirá para fortalecer a la pareja».
Si no hay más remedio que viajar juntos…
Si pese a que no es lo recomendable, la pareja en crisis decide realizar un viaje de placer para reconducir su situación, Esther Gutiérrez recomienda que cada uno se pregunte por separado si realmente quiere ese viaje, qué espera del mismo y qué espera de su pareja. «A estas preguntas hay que contestar honestamente y encontrar la manera de comunicárselo a la pareja», sostiene la psicóloga.
También, según Gutiérrez, puede ser positivo hablar de los conflictos que cada uno siente que están sin resolver y acordar de cuáles se va a hablar en el viaje y de cuáles no. «Para que el conflicto no esté tan latente es importante que se haya llegado a acuerdos sobre los temas conflictivos y se haya iniciado la reparación de los posibles daños que sienta cada uno», asegura Gutiérrez, para quien sólo si el conflicto ha sido expresado y canalizado de alguna manera el viaje «puede significar un nuevo encuentro con el otro, un punto de partida en un espacio diferente para el disfrute».
De cara al viaje, recomienda programar actividades que hagan disfrutar y que sean fáciles realizar . «Hay parejas que disfrutan haciendo deporte, cocinando, con visitas culturales, bailando… Elegir un viaje en el que esas actividades estés disponibles nos asegura que haya un ambiente en el que encontrarnos», concluye.
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