Una terapeuta de parejas ante el aumento de separaciones: «Lo único insalvable es que no haya amor»
Pilar Berzosa Grande analiza cómo las unidades familiares se han enfrentado a los meses de encierro: por la falta de comunicación y el estrés, no estaban preparadas
El confinamiento ha puesto a prueba las estructuras familiares en todas partes del mundo. En España, la tasa de parejas que ha solicitado el divorcio ha aumentado un 41% en un despacho como Legálitas. Algunos bufetes de abogados se atreven a aventurar, incluso, un déficit en el número de matrimonios respecto al de los divorcios. Los profesionales que más pueden acercarse y conocer esta realidad son los psicólogos y terapeutas de pareja. Para María Pilar Berzosa Grande , profesora de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), psicóloga clínica y terapeuta familiar , esto se debe a que las parejas no estaban preparadas previamente, debido al estrés y la falta de comunicación.
Los datos hablan de un aumento de hasta un 40% del número de divorcios tras el confinamiento. ¿Cómo se explica esto?
Hay que tener en cuenta que el tiempo de exposición que han tenido las parejas es excesivo en relación al tiempo que se dedicaban antes del confinamiento. Venimos de años en los que las parejas o la familia en general se ven poco, están muy estresadas, el ritmo de vida es muy rápido. Si normalmente tras las vacaciones ya aumentaban las terapias de pareja, el estar en esta situación tanto tiempo más el estrés que ha conllevado el estar confinado, era algo absolutamente previsible.
¿Cuándo se empezaron a dar cuenta las parejas?
Tuvimos sesiones de terapia mucho antes de que terminara el confinamiento. El estilo de vida se ha cortado de raíz y la vida de la pareja ha cambiado, se transforma en una obligatoriedad el estar juntos unos con otros y eso aumenta el malestar si lo había previamente.
¿Qué conclusiones podemos extraer de lo que ha sido vivir en familia estos meses tan intensos?
Lo decimos desde hace mucho tiempo pero no se nos escucha: para que haya un mínimo de calidad en la pareja, tiene que haber un mínimo de cantidad de tiempo. Los individuos estamos muy atareados, vivimos muy deprisa y desde que ha aumentado el uso de las nuevas tecnologías, ha sido en detrimento de una relación sana. Eso ha influido en que las familias, aunque estén juntas, se aíslen. La pareja que no ha cultivado una comunicación sana ni de calidad ha entrado en el confinamiento con muchas fisuras.
¿Necesitamos el ocio exterior para ser felices en pareja?
La gente se entretiene y se divierte hacia afuera, haciendo cosas. Por
eso las primeras semanas del confinamiento fueron una locura, con muchos planes. Es una situación común a todos. Esto ha ido transformando la vivencia en el confinamiento porque cuando bajó la intensidad de estos planes, la gente empezó a encontrarse cara a cara con su pareja, y a veces se levantan y decían «¿pero con quién estoy? Esto no es lo que yo tenía en mente».
¿Se podría haber previsto algo así?
Se ven tantas parejas divorciándose que da pena. Por un lado porque se podrían haber previsto con antelación los problemas que tienen, pero no hay conciencia, el estrés no lo permite.
Lo que más se ha disparado a nivel individual es la ansiedad, porque una persona que entra con ansiedad a una situación de por sí ansiosa, se le va a desbordar, y no se pueden escapar, no pueden salir a la calle. Eso ha sido la gota que ha colmado el vaso.
¿Es que las parejas no están preparadas para soportar conjuntamente este tipo de situaciones tan extremas?
A nadie nos ha dado tiempo a pensar, porque fue todo de un día para otro. El factor sorpresa también ha provocado que la gente se muestre como es. Las personas en las crisis nos retratamos. Si tenemos una relación de pareja con fisuras, enseguida va a salir. No había preparación, no había conciencia de lo que iba a suponer porque encima pensábamos que sería por poco tiempo, y ha sido muy largo.
¿Es posible salvar a un matrimonio que ha salido mal parado del confinamiento?
La profesión del terapeuta es una de las más gratificantes porque tiene un pronóstico fabuloso, es elevadísima su tasa de resolución. Pero hay varios factores que influyen en la resolución: la gente no acude con problemas leves sino cuando está desesperada (y necesitan más tiempo para resolverlos). La clave está en hacerles entender que lo que se ha gestado durante mucho tiempo necesita mucho tiempo de resolución. El 90% resuelven sus problemas cuando van a terapia.
Las parejas que vienen ahora a terapia porque han decidido no divorciarse pienso que aciertan porque a lo mejor el confinamiento les ha hecho ver que necesitan realmente hacer un cambio radical. Siempre se habla de lo más grave, del porcentaje tan alto de divorcio pero hay un gran porcentaje de personas que se han dado cuenta de que necesitan una solución.
¿Qué tipo de parejas se deciden a acudir a terapia? ¿Solo los matrimonios?
No hay ninguna diferencia, acuden todo tipo de uniones: parejas de hecho, personas que están casadas o reconstruidas e incluso más la gente más joven que mayor. Los mitos que acompañan al amor todavía tienen mucho peso y no hay una cultura emocional para que la gente diga «tenemos dificultades, vamos a acudir a terapia para prevenirlo». Ese es el quid de la cuestión, que las personas tengan la conciencia para plantearse ir a terapia, es donde queda mucho trabajo por hacer.
¿Hay algún motivo que se considere insalvable o todo se puede arreglar en principio?
Que ya no se quieran. Cuando las parejas están muy mal, se les preguntan si hay amor, y aquí tiene que haberlo porque si no, podemos plantearnos que siguen juntos por otros motivos, pero a esas parejas no se les atiende en terapia. Las infidelidades y falta de lealtad es lo que más destruye la confianza y hace un gran agujero, pero hasta eso puede ser salvable, porque la gente se perdona.
¿Qué pasará si vuelven a darse confinamientos en un futuro?
Quiero pensar que la gente que nos ha llamado a terapia después del confinamiento es porque no quiere que esto pase. Si nos vuelven a confinar ya sabemos lo que es, lo que ha pasado. Pienso que vamos con más armas. Las relaciones de pareja van a salir reforzadas y ya saben a lo que atenerse.
¿Cuáles son los principales motivos de las parejas en crisis?
En general los motivos más frecuentes de ahora están vinculados al confinamiento y el descubrimiento de la pareja. Los motivos casi siempre van a estar relacionados con la falta de comunicación, la dificultad de comunicarse, bien por aislamiento o por no saber discutir y porque no hay una transmisión afectiva.
Luego hay un margen de parejas que vienen porque sienten que han perdido el proyecto común, tienen dudas, saben que se quieren pero no si la transformación de este amor es suficiente. Hay un grupo de parejas que llevan al extremo la manera de funcionar en las discusiones y son muy impulsivas. Esto también es recurrente, además de las faltas de lealtad.
¿Y si nos lee una pareja que está dudando sobre su futuro?
Yo les diría que se centren en sentir, más que en pensar, que se vayan a dar un paseo, que cojan un cuaderno, que dediquen un tiempo a observarse, a hacer una reflexión personal sin hablar con la pareja y que valoren si en su vida la pareja con la que están les ayuda a crecer como persona, que es lo suyo. Que hagan ese ejercicio, que analicen su trayectoria y se escuchen: «¿Esta persona me ayuda a crecer como individuo? Si la quito de mi vida, ¿siento que me aportará más, o menos?» Si no saben darse la respuesta es que no es un «No», no es una ruptura. Les invitaría a que fueran, aunque sea solos, a la primera consulta con un experto en terapia de pareja, que lo expongan. Van a poder escuchar desde fuera a alguien que seguramente va a decir: «No te precipites si no lo tienes claro, aún hay opciones». Y si en algún momento determinado no las hay y en las sesiones de terapia toman la opción de separarse, será desde el cariño y el reconocimiento de que a lo mejor no nos da para más la relación.
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