Día Mundial de la Relajación

Así lograrás relajarte estas vacaciones aunque estés con tus hijos

Elena de la Cruz Rodríguez-Escalona, terapeuta ocupacional de la Clínica López Ibor, apunta que «no hacer todo como se debe ni a la hora que se debe es parte de unas vacaciones placenteras»

Laura Peraita

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¿Quién no sueña con descansar en sus vacaciones y recargar pilas para el resto del año? El verano es una meta a la que se llega cargados de ilusión por la ruptura de la rutina diaria y para romper con el estrés propio de los meses anteriores. Sin embargo, algunas familias no son capaces de lograr ese estado de calma ansiado cuando viajan con sus hijos. Más bien es todo lo contrario. ¿Qué hacer en estos casos?

Con motivo del Día Mundial de la Relajación , Elena de la Cruz Rodríguez-Escalona, terapeuta ocupacional de la Clínica López Ibor , no niega a ABC que tener hijos altera la manera en la que solíamos vivir las vacaciones, la perspectiva cambia, «y si seguimos con las mismas expectativas de descansar como cuando no se era padre o madre, la frustración podría ser muy intensa. Poder relajarse en verano no tiene por qué implicar el no hacer nada y desatenderse de todo tipo de responsabilidades. Una persona puede desconectar y disfrutar realizando actividades diferentes y novedosas, compartiendo tiempo con nuestros hijos y la familia».

Para comenzar con buen pie estas deseadas vacaciones recomienda planificar el viaje hasta el lugar de destino, realiza el trayecto en el horario que mejor se adapte a la familia y llevar unas cuantas actividades preparadas para que el camino y la estancia sean lo más ameno y divertido para todos , tales como canciones, juegos de carretera como el “veo veo”, los juguetes que más les gusten, etc. Eso sí, recuerda que no hay que olvidar realizar las paradas que sean oportunas y evitar que sea un viaje marcado por la estrés y el cansancio.

Los niños pequeños tienen necesidad de realizar actividades de ocio al aire libre, actividades que impliquen movimiento, que les permitan relacionarse con otros niños de su edad y, por último, actividades que les aporten ciertos momentos de relax. Por ello, recomienda organizar y adaptar cada actividad para el momento del día en que uno se sienta con mayor o menor motivación y energía, dejando las actividades que impliquen mayor movimiento para cuando los niños se encuentren más activos, y aquellas más relajadas para cuando presenten mayor tranquilidad. «Es crucial también no caer en utilizar única y exclusivamente aparatos electrónicos para pasar el tiempo libre», advierte esta terapeuta.

Destaca, además, que hay que tener presentes que los hijos quieren pasar tiempo con los padres, «reclaman atención porque las vacaciones son un momento especial en el que cuentan con sus papás todo el día , pero no debemos olvidar que también es importante que los progenitores se reserven tiempo para estar en pareja (ir, por ejemplo, a cenar solos) o también para momentos de descanso individual (leer algún libro pendiente, salir a dar un paseo, hacer deporte…). Para ello, debemos aprender a delegar y repartir el cuidado de los niños entre ambos padres, así como aprender a delegar nuestra responsabilidad en otros. Que los niños participen en campamentos de verano, excursiones organizadas, cantajuegos, etc., en las que hay otro adulto a su cargo, nos permitirá aprovechar ese tiempo para hacer vida en pareja o en individual».

Huir de agendas llenas de actividades

Recalca la importancia de no convertir las vacaciones en una agenda completa de actividades de ocio porque el tiempo libre debe pensarse en positivo. «Tener todo organizado al detalle podría llegar a ser contraproducente , ya que estaríamos añadiendo un componente muy grande de exigencia. Entender que el ocio no necesita estar tan pautado ayuda a que vivamos con menos estrés», puntualiza.

Por tanto, no es necesario agobiarse con horarios y rutinas estrictas, ni exigir a los niños que hagan todo a su debido tiempo, no pasa nada si un día se come más tarde, o si se despiertan o acuestan después de la hora habitual. Esta experta insiste en que las vacaciones son un momento donde podemos ser más laxos, flexibilizando las rutinas y adaptándolas a este tiempo, sin dejar de cumplir responsabilidades básicas como, por ejemplo, ayudar en las tareas de casa. «No hacer todo como se debe ni a la hora que se debe también es parte de unas vacaciones placenteras», apuntilla.

Es decir, que si unos padres se muestran más flexibles a sus deseos y a los de los demás, podrán disfrutar un poco más de las vacaciones. «Esto no implica que debamos consentir todos los caprichos y ceder siempre a las exigencias de los demás, pero sí ser menos estrictos en la negociación y permitirnos tanto a nosotros como a nuestros hijos darnos algunos de los gustos que no nos damos durante el año», concluye Elena de la Cruz Rodríguez-Escalona.

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