Las dos situaciones que generan más angustia al viajar con hijos y cómo afrontarlas

Una experta explica cómo actuar para que las vacaciones sean un gran disfrute para toda la familia

Laura Peraita

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Viajar con niños cambia mucho el planteamiento, la logística y el lugar de destino. Al menos así lo constatan muchas familias. A los padres les asaltan una serie de dudas y miedos que son muy habituales, sobre todo en las primeras salidas con los pequeños. Sin embargo, una buena organización y planificación puede ayudar que las vacaciones sean un éxito y disfrute para todos.

Según Lourdes Pérez , autora de "Guía para viajar con tu bebé: la primera guía multimedia para descubrir el mundo a su lado" y del blog Viajandodo.com , hay dos preocupaciones principales de los padres para salir con sus hijos fuera de su residencia habitual en verano.

En primer lugar, confiesa, está el miedo a que enfermen . «Es muy común en todas las familias sentir angustia al pensar en que su hijo se pueda poner malo lejos de su médico u hospital de referencia. Pero —añade— para calmar esta ansiedad es importante llevar las tarjetas sanitarias en regla y un seguro de viaje. Además, hoy en día, y gracias a internet, resulta muy sencillo antes de emprender la marcha que los padres localicen y se apunten tanto los hospitales más cercanos como los teléfonos de emergencias del lugar de destino».

La segunda situación que temen es que durante el trayecto el pequeño se ponga nervioso, grite, llore... sobre todo ante las miradas de los demás cuando se viaja en un medio de transporte colectivo . «Al ir en coche propio es más fácil hacer una parada, caminar un rato o tomar algo para calmar el ambiente y volver a retomar el camino en mejores circunstancias. Pero cuando no existe esa posibilidad por ir en tren o avión, los padres se ponen más nerviosos aún y la situación puede hacer que el niño aumente el volumen de su ya llamativa rabieta».

Lo mejor en estos casos es, según Lourdes Pérez, olvidarse de las miradas de los demás pasajeros y focalizarse en el niño sin perder la calma. «Si el pequeño está en esa situación es porque demanda algo y hay que ser flexibles y dárselo. No hay que pensar que, por ello, se le está educando mal; es una circunstancia puntual y excepcional. Los padres que se centran en su hijo no deben pasar bochorno porque el resto de pasajeros serán testigos de que están intentando calmar al pequeño y no habrá reproches que valgan. No obstante, nunca está de más pedir disculpas a los que estén sentados más cerca o comentarlo a la tripulación en caso de levantarse y pasear por el pasillo con el niño».

Mochila de entretenimiento

Esta experta también recomienda llevar siempre una mochila de entretenimiento con todo aquello que pueda servir para distraer al niño. Lo mejor es reservarla y no sacar nada de su contenido hasta el mismo momento en que el menor va a perder la calma. Es una buena opción para soprenderle y captar su atención.

Si el viaje va a ser largo, y sobre todo si hay cambio horario respecto al lugar de origen, Lourdes Pérez aconseja que, en la medida de las posibilidades, «el niño se mantenga muy activo en las horas previas o, incluso se le despierte un poco antes por la mañana, para que cuando monte en el avión, tren o coche, se duerma y vaya relajado y descansado».

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