Un estudio rechaza que el «sexting» sea nocivo para los adolescentes
Uno de cada diez jóvenes ha intercambiado con sus parejas mensajes con material íntimo propio; 3 de cada diez han reenviado material ajeno
Los adolescentes no se ven perjudicados emocionalmente por el mero hecho de compartir material con contenido sexual o erótico si este se hace de manera consentida, según un estudio publicado por las universidades de Sevilla, Córdoba y Jaén . Por el contrario, desencadena en los jóvenes emociones positivas, como orgullo o satisfacción. Al mismo tiempo, afirman que la necesidad de popularidad entre iguales de los adolescentes es un factor clave que motiva compartir este tipo de intercambio de material .
Muchas veces, la búsqueda de protagonismo dentro del grupo hace que vean en esta práctica de intercambio de contenido sexual un medio para sobresalir y así lograr prestigio y aceptación . Las chicas, por su parte, sienten más depresión y enfado en los casos en los que se reenvía o se recibe contenido sexual de terceras personas.
En la literatura científica no existe consenso sobre si esta práctica supone un riesgo en sí misma . Por un lado, están aquellos investigadores que defienden la libertad de expresión sexual de los adolescentes a través de internet y solo ven el riesgo de su rápida y generalizada difusión. Por otro, los que han concluido que esta práctica puede afectar a la salud física y psicológica de los adolescentes y desencadenar depresión o incluso ideación suicida.
Con la intención de profundizar en esta discusión, los investigadores plantearon este estudio en el que se evaluó el potencial impacto emocional que esta práctica puede producir en adolescentes y si la necesidad de popularidad tiene algún tipo de relevancia en este fenómeno. Además, en el artículo «Sexting Among Adolescents: The Emotional Impact and Influence of the Need for Popularity» publicado en la revista Frontiers in Psychology los expertos analizan las relaciones observadas según el género, siendo el impacto emocional similar en chicos y chicas .
Los resultados apoyan que compartir material íntimo en sí no es la causa del impacto emocional negativo . «Otros episodios posteriores al momento de la práctica, como por ejemplo la difusión a terceros o ver que el público receptor aumenta rápidamente, unido a los juicios sociales sobre la reputación de la víctima, son los que causarían este daño», indica Rosario del Rey, autora del artículo.
Tipos de sexting
En el trabajo, los expertos diferencian, por un lado, lo que llaman ‘sexting primario’ en el que los mensajes sexuales son enviados normalmente de manera acordada entre dos menores, pero no los comparten con nadie más. Por otro, el secundario , en el que alguien intercambia un mensaje, que normalmente no es consensuado, y se reenvía a más destinatarios. Este último puede conllevar un mayor impacto emocional en el protagonista del material sexual, según los investigadores.
A este respecto, los expertos apuntan que no existen diferencias entre chicos y chicas, tanto en las emociones que viven en el momento de participar en el intercambio , como en la necesidad de popularidad y motivación para compartir estos archivos.
De los 2.356 estudiantes andaluces entre 11 y 18 años que han participado en el estudio, 263 habían intercambiado con sus parejas mensajes de este tipo.
Sin embargo, las chicas sienten más depresión y enfado ante el secundario , es decir, en los casos en los que se reenvía o se recibe contenido sexual de terceras personas. «Este hallazgo nos invita a continuar explorando el papel de esta práctica en las relaciones que establecen los adolescentes, ya que nos permitiría identificar qué factores se deben tener en cuenta en el diseño de propuestas de prevención e intervención en posibles situaciones de riesgo», añade la investigadora.
La popularidad como meta
De los 2.356 estudiantes andaluces entre 11 y 18 años que han participado en el estudio, 263 habían intercambiado con sus parejas mensajes de este tipo . Sin embargo, 621 habían reenviado o recibido reenvíos de mensajes, imágenes o vídeos de otros menores. En ambos casos, los chicos superan a las chicas.
Además de las características sociodemográficas, la edad y el género de los participantes en el estudio, se contó con un cuestionario de 18 ítems que evalúa el impacto emocional que esta práctica produce en los adolescentes y que contempla tres tipos de impacto emocional. Por un lado, activo, que incluye varios aspectos como enérgico o satisfecho. En segundo lugar, deprimido, con determinantes como culpable, avergonzado o preocupado. Por último, molesto, que destaca calificativos del tipo enojado o enfurecido. Además, los escolares debían valorar cada emoción indicando en qué medida la han experimentando, desde 0 (nada) a 4 (mucho).
La búsqueda de protagonismo dentro del grupo hace que los adolescentes vean en esta práctica un medio para sobresalir y así lograr prestigio y aceptación.
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