«La cotidianeidad de estar en una familia es lo que hace a un niño de acogida sentirse protegido»

Cristina, Steve y Bruno cuentan cómo es su experiencia en el programa «Vacaciones en Familia», de la Comunidad de Madrid

Carlota Fominaya

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«No se me ha borrado de la mente la cara de alegría del niño al ver el mar, al montar en barco para ver delfines… Son cosas que estos menores nunca han hecho y verlo compensa. La primera vez tenía mucho miedo de cómo lo íbamos a pasar, pero la experiencia ha sido tan enriquecedora que vamos por el tercer verano que acogemos a un pequeño tutelado», explica Cristina. Ella, su marido Steve y su hijo de 7 años, Bruno, se encuentran este verano a la espera de uno de los 101 menores que residen en los centros de protección a la infancia de la Comunidad de Madrid que van a disfrutar parte de sus vacaciones escolares con una familia de acogida gracias al programa «Vacaciones en Familia» , que desde hace doce años tiene en marcha la Consejería de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad.

«Son niños que no piden nada -explica-, solo el amor de una familia, y en la nuestra nos sobra y queremos compartirlo». Es verdad, reconoce esta periodista, «que estos niños están muy bien cuidados a todos los niveles por las instituciones, donde les dan todo lo que necesitan: comida, juego, cariño… pero les falta estar en un entorno familiar y eso es lo que nosotros ofrecemos».

Lo cuidarán, mimarán y pondrán límites como si fuera su propio hijo. «Si vamos al pueblo, si vamos a la montaña… En realidad esto da igual. Lo importante es compartir esos momentos de ocio que solo se dan en el verano y, egoístamente, el retorno es brutal. Esta convivencia nos enseña a todos, empezando por mi misma. Mi hijo aprende que hay otras realidades, y otro tipos de familia que a lo mejor no pueden atender a tus hijos y que estos niños tienen que pasar tiempo en las instituciones. Creo que es una forma de aprender a valorar más el amor incondicional de sus familias».

Esta familia se acercó a este programa mientras buscaba información para un acogimiento permanente, y les sirvió de primera toma de contacto para saber en qué consiste esta medida de protección a la infancia. «Empezamos a ir a las reuniones de la CAM y nos hablaron de esta posibilidad. Sinceramente, creo que es un programa fantástico por su naturaleza, por lo que aporta y por lo enriquecedor que resulta».

Aunque la verdad, afirma Cristina, «es que muchas personas a las que se lo contamos piensan que lo hacemos para que nuestro hijo esté acompañado. De verdad que nunca pensamos eso. Nuestro hijo en Tarifa, donde veraneamos, tiene muchísimos amigos. Qué duda cabe que pensamos que es positivo para nuestro hijo, pero el objetivo es compartir momentos de ocio con estos niños, que es lo que busca este programa».

Fecha de caducidad

En ese sentido, reconoce esta madre, «claro que al principio tienes miedo, porque tú sabes, y esto hay que tenerlo muy claro, que es un periodo que a priori, no va a durar en el tiempo, tiene una fecha de comienzo, y otra de caducidad pero de verdad, lo que recibes es tanto… Estos niños justamente valoran mucho lo que las familias les podemos dar. que es sentirse, en un entorno seguro, y en unas rutinas y una cotidianeidad familiar que ellos no tienen . Cuando tú les das las mano, cuando sienten que alguien les dice “lávate las manos, o los dientes...", o que pueden abrir la nevera y coger un yogur.... Esos aspectos de estar en un entorno familiar son las cosas que les hacen sentirse protegidos ».

La primera pregunta que muchas personas hacen

Cuando Cristina y Steve hablan a sus conocidos del programa de vacaciones en familia, les hacen siempre la primera pregunta: « ¿No es muy duro para vosotros y para el niño después continuar con su vida de siempre? ». «La gente cuestiona que, si tú le estás dando al niño una realidad, una vida que ellos no van a poder continuar, qué pasa cuando vuelven a su centro. Nosotros siempre se les explicamos de la misma manera: es algo que tú les estás dando de manera puntual, pero que se queda siempre para ellos. Nosotros tampoco estamos siempre de vacaciones. Tenemos nuestra rutina, el trabajo, el colegio… Pero durante un momento concreto del año disfrutamos de un periodo de vacaciones. Y eso es lo que queremos dar a esos niños: unos días de ocio para que hagan lo que nosotros hacemos».

«No hay que tener nada especial»

«Nosotros animamos mucho a las familias, porque ya no nos imaginamos nuestro verano sin esta experiencia. No hay que tener nada especial, ni una infraestructura concreta: solo amor para compartir. ya no nos planteamos nuestros veranos sin este programa, es muy reconfortante y por otro lado muy injusto. Están aquí al lado pero lo normal es que no veamos esa realidad. pero es tan fácil ayudar, tan fácil hacerlo... Simplemente hay que rellenar un formulario y, por supuesto, hacer un par de entrevistas donde valoran a la familia. No es una burocracia insoportable. Lo que sí hay que tener es simplemente muchas ganas de compartir y de ayudar a los más necesitados, que seguro que están a la vuelta de la esquina».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación