«Cuando termina el acogimiento pasas por un periodo de duelo»

Este es el testimonio de Alexia, madre de acogida de la Comunidad de Madrid

Carlota Fominaya

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Alexia dedica su vida entera al acogimiento . En lo personal y en lo profesional. Su casa no es grande, pero hay dos literas en cada cuarto y siempre hay espacio. Conoció a su marido, trabajador social, mientras ambos trabajaban en un piso de acogida de adolescentes, lo que les ha llevado a estar siempre abiertos tanto a esta modalidad de protección infantil, como a otras realidades. Ellos no tienen hijos propios, pero la pequeña Luz, la última bebé en entrar por la puerta de casa y a la que sostiene sus brazos durante la entrevista, «entró en acogimiento preadoptivo supliendo esa opción biológica», reconoce esta mujer, de 38 años.

Lo que tienen claro es que los niños «no deben vivir en pisos de acogida. Conocemos la realidad de primera mano y sabemos que es muy importante el acogimiento para que los chavales salgan adelante. En los pisos es muy difícil, los educadores tienen muy buenas intenciones pero es un trabajo mal pagado, hay mucha rotación, turnos... y al final los menores no tienen un referente en su vida», advierte.

Adolescente con «mucha mochila»

Eso es lo que ellos han intentado hacer al acoger a todos los niños que hasta el momento han pasado por sus vidas. Ahora mismo se encuentran a la espera de una adolescente de especial dificultad . «Es una chica que está viniendo a pasar los fines de semana con nosotros, pero la adaptación está siendo larga. Ella se agobió y paró el proceso. Trae "mucha mochila" , y al final será lo que ella quiera . De momento estamos conociéndonos». La idea, prosigue, «es que sea ella la que decida que quiere venirse a casa, y si quiere, que pase a adopción, lo que implicaría un cambio de apellidos. Hoy justo hemos celebrado su cumpleaños», y al recordar la jornada a Alexia se le ilumina la voz.

También recuerda a los dos hermanos que pasaron por su casa, y que ahora han vuelto con sus padres biológicos. «Estuvieron viviendo con nosotros cinco años, y han acabado volviendo a su casa, la madre lo ha luchado mucho, lo cual es genial. De hecho, nos seguimos viendo. Es la propia madre biológica la que favorece el contacto, y ellos consideran que la bebé Luz es su hermana. Nos decían que no iban a retornar, pero mira. No siempre es fácil prever lo que va a pasar. Tienes que estar abierto a todas las opciones. Al final estás para eso».

«Está claro que tienes tu momento de duelo, pero cuando ves que la madre está bien, y los niños también. Tienes que adaptarte. Ha sido bonito acompañar a los niños, en esos momentos de vuelta, de miedos... A veces no quería volver, normal, a mi también me pasaría, porque para ellos lo conocido era nuestra casa. Pero que nos vieran a nosotros bien con su madre biológica, y desde la naturalidad, al final ayuda. Hemos podido ayudar a esa madre en una maternidad compartida. Tienen dos padres y dos madres, para lo bueno y para lo malo. Se trata de abrir la mente a otras formas de familia », señala.

Es verdad, prosigue, «que hay muchas personas a las que no les cabe esta modalidad de familia, que nos preguntan que si sufrimos cuando "nos los quitan"... Nadie nos quita nada. Es una visión más amplia de familia. Son los hijos de sus padres y yo se los he cuidado durante un tiempo. Que nos quiten lo bailado. ¿Y lo que hemos aprendido de ellos? ¿Y ellos de nosotros? La acogida familiar es lo que tú les aportas a los niños durante todo este tiempo que viven contigo y al revés, dure el tiempo que dure, eso está ahí para siempre».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación