Coronavirus

Capítulo IX del ingreso de Ramón: «El final de mis 40 días con Covid»

Pinna, ingresado por coronavirus, relata sus experiencias durante su estancia en el Hospital General de Villalba

Ramón Pinna

Reflexiones de Ramón Pinna, ingresado por coronavirus desde el pasado viernes día 27 en el Hospital General de Villalba, en Madrid. Capitulo IX: «El final de mis 40 días con Covid» .

«Ramón, no te vamos a pinchar. Ya no queda líquido y si queda es poquísimo, casi mínimo. En tus pulmones, todo está bien ».

Asi acabó la pesadilla, ojalá que para siempre. El final de mis 40 días con Covid .

Me marcho y os llevo en el corazón.

Os llevo en el corazón, equipo del Hospital de Villalba. Me llevo vuestras miradas escondidas bajo las mascarillas y las gafas de protección, y lo mejor de vuestros corazones, imposible de encerrar o de tapar.

Me llevo en el corazón cada palabra atenta, sabia, cariñosa, de consuelo, compasiva...

Me llevo en el corazón la alegría de Daniel, la gracia de aquel otro celador de pelo blanco y ojos claros que me despidió con dos codazos.

El mensaje del joven que me bajó a aquel TAC de madrugada: «lucha, porque vuestra vida es el sentido de nuestra lucha».

Me llevo en el corazón el calor de todo el equipo que cada día veló por mi bienestar, por mi comodidad, mi tranquilidad, mi higiene y mi alimentación. A veces pienso que en las cocinas del hospital solo pensaban en mi...

Me llevo en el corazón a las enfermeras y auxiliares de mi planta cuarta, de mis habitaciones 438, 444 y 443... dando todo lo mejor para mantener más vitales mis constantes, llegando a ser capaces de entrar cada noche como ninjas para cambiarme los goteros sin despertarme.

Me llevo en el corazón, obviamente, a las «Andreas» de las urgencias, capaces de todo, por todos, siempre.

Y me llevo por último al corazón, a todas las doctoras que conocí y en cuyas manos quedó parte de mi vida para siempre; Ingrid, Carolina... y cuantas me disteis lo mejor en cada instante .

Algún día volveré, seguro. Prometo que no traeré estas barbas, ni estos pelos. Ni tampoco este pijama. Ni este aspecto de soldado abatido.

Y volveré emocionado, eso seguro. Me costará mantener la mirada sin lágrimas, y la respiración tranquila... y os aseguro que lo disfrutaré.

Volveré para daros las gracias cuando se pueda hacer como siempre se hizo, con la mejor sonrisa y la mirada despejada.

Os llevo en el corazón.

Gracias por esta nueva oportunidad .

Que Dios os bendiga.

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