La clave para «ganar la batalla» a un hijo desobediente
Francisco Castaño, asesor familiar, explica cómo se debe actuar para que los niños y adolescentes tengan muy claras las normas y límites
Francisco Castaño , profesor de Secundaria y cofundador de aprenderaeducar.org , acaba de publicar su libro «La mejor versión de tu hijo» , en el que explica las claves que cualquier padre necesita saber para tener una buena relación con su hijo en la difícil tarea de educar a niños y adolescentes.
Por su larga experiencia como asesor y orientador familiar reconoce que uno de los puntos que más quebraderos de cabeza producen en los padres es conseguir que sus hijos cumplan normas. «Hace años, a un niño no se le ocurría decir "no" a un padre porque la sociedad era distinta y desde muy pequeños veían cómo se cumplía una orden, se cedía el paso a los mayores en una puerta, se les ofrecía un asiento, etc. Hoy los valores y el respeto no están tan a la orden del día y es una de las razones, entre otras, por las que a los hijos les cuesta más aceptar las normas y límites ».
Explica que a las familias les faltan hoy habilidades para hacer que respeten sus normas y límites. «Lo intentan con la fórmula del "haz esto si quieres conseguir aquello", "como no hagas esto no tendrás lo otro" ... No es lo correcto. Lo importante es poner normas claras y límites sin amenzas, gritos ni castigos. De esta forma conseguiremos que los hijos se sientan más seguros, mantengan una autoestima positiva, aprendan pautas de comportamiento y asuman responsabilidades».
La mejor forma de hacerlo es empezar por olvidar los castigos. Francisco Castaño explica que los castigos son represalias que se toman en una situación de conflicto, desde la emoción, por lo que, en ocasiones, suelen ser desmesurados: «¡un mes sin móvil!».
Para evitar poner este tipo de sanciones difíciles de mantener en el tiempo porque han sido impuestas en un momento de gran enfado, recomienda explicar al hijo en situaciones de calma en qué consiste la norma. «Sabes que todos los días debes dejar de usar el móvil a las 9 de la noche. Los motivos son muy claros: así cenamos todos juntos sin pantallas, no es bueno usarlo antes de ir a acostarse, ya lo has tenido suficiente tiempo durante el día... Si no me lo entregas a las 9 entonces al día siguiente no podrás usarlo por la mañana. Tú eres quien decide lo que quiere. Tú eres el responsable de la decisión». De esta forma, Castaño matiza que dándole unos motivos y unas consecuencias, el niño sabrá mejor a lo que se enfrenta. Pero hay que cumplir con la consecuencia siempre porque si después el padre le deja el móvil por la mañana, se está él mismo desautorizando.
«Cuando el niño, al día siguiente no tenga móvil por haberlo entregado tarde el día anterior, sabrá que él es el causante de esa situación y aunque esté enfadado asumirá que fue su decisión y responsabilidad. Eso sí, intentará enfadar a los padres, fastidiarles de cualquier modo, pero no hay que "entrar al trapo". Si los padres aguantan y mantienen la calma habrán ganado la batalla. Dejan desarmado a su hijo. La próxima vez se lo pensará dos veces», puntualiza.
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