¿Serías capaz de identificar a las autoras de estos grandes clásicos de la literatura?
Tan solo el 7 por ciento de los autores citados en Manuales son mujeres; un proyecto editorial busca hacer «justicia histórica» con las grandes olvidadas
Solo un 7 por ciento de los autores citados en los manuales de educación en España son mujeres. Quizá esa sea una de las explicaciones a que tengamos serios problemas a la hora de citar a grandes mujeres que pasaron a la historia por sus hallazgos o sus inventos. No es que no hayan existido; es que muchas, aún hoy, siguen silenciadas. Antes de continuar, te proponemos un reto : ¿Cuántos de los siguientes grandes libros reconoces con la firma de una mujer? ¿Cuántas escritoras eres capaz de recordar?
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Si has acertado 9 ó 10 de las preguntas, tienes nuestra más sincera enhorabuena. Pero si no, no te preocupes, perteneces a la gran mayoría de mortales. Conscientes de esta desigualdad, no son pocos los proyectos que surgen al albor del despertar feminista. Es el caso del proyecto editorial Ménades, que pretende «rescatar a las olvidadas, para publicar a las actuales, para debatir desde la trinchera». Pero por delante aún les queda encontrar a los mecenas que puedan hacer realidad su sueño, el de hacer «justicia histórica» a las grandes olvidadas.
En el mundo editorial, ¿qué papel ocupa la mujer? ¿Quién publica más: hombres/mujeres? ¿Quién ocupa los cargos directivos?
Hace poco leíamos un hilo en Twitter que explicaba que dos grandes editoriales de este país, que todos conocemos, solo contaban con un 20% de mujeres en su catálogo . Los nombres masculinos han sido siempre mayoritarios y prioritarios, y por desgracia aún lo siguen siendo en premios, antologías, libros de textos, academias… El año pasado leíamos un estudio elaborado por Infojobs que revelaba que tan solo el 9% de las mujeres que trabajan ocupaban un cargo directivo. Y si no es por falta de experiencia ni formación, ¿cuál es el motivo de que sean ellos quienes tengan mayor responsabilidad en las empresas? Por no comentar la brecha salarial… Hay mucho trabajo por delante, pero en el campo de la literatura y las artes comenzamos por pensar: ¿dónde estaban ellas? Si no las hemos estudiado, ¿es porque no han existido? ¿O no las han dejado existir? ¿Qué posibilidades han tenido las mujeres a lo largo de la historia de poder publicar textos? Si tenían suerte y eran de familias acomodadas, podían permitirse el lujo de aprender a leer y escribir; ese acceso a la educación no les privaba de conocimiento, pero no les garantizaba un nombre. Siempre quedaban relegadas a un segundo plano en la vida política, laboral y social, siendo la sombra de los hombres, bien como hijas, esposas o madres. Actualmente se siguen viviendo situaciones en las que, por esa condición social heredada del patriarcado, las mujeres se encuentran con dificultades para publicar o por ver reconocido su trabajo.
Parece que ahora está arraigando la absurda creencia de que si eres mujer lo tienes más fácil para publicar porque en este sector se está alcanzando la igualdad. Si eso fuera cierto, nosotras no estaríamos aquí.
A veces la gente nos dice que no conoce a las autoras que vamos a publicar. Esa es la esencia de esta editorial: ser la evidencia de que hay una brecha histórica muy grande, que quedan muchas obras por ver la luz y muchos nombres a los que dar al fin su identidad creadora. Y en el sector editorial la cosa es más sangrante, porque ves oficinas y redacciones llenas de mujeres, despachos de edición también llenos de mujeres, pero no tras las puertas donde se toman las decisiones de verdad. Ahí continúa inmóvil la herencia y la mentalidad patriarcal que todavía nos condiciona.
¿La sociedad es consciente del papel de relegación que tiene la mujer en el ámbito literario?
Creemos que cada vez la gente está más concienciada , tal vez porque llevamos dos mil años de historia sesgada, incompleta y patriarcal, y ya hemos esperado (y aguantado) demasiado. Las mujeres llevamos toda nuestra vida leyendo, consultando o estudiando libros escritos por hombres, a medida, sesgo y gusto de los hombres, y adoptando y aceptando su imaginario y sus obsesiones. Al contrario que con la literatura «de mujeres» o escrita por mujeres, nunca hemos visto una sección «de hombres», probablemente porque abarcaría todo el catálogo y porque estos libros son los que se relacionan con la literatura universal, nunca particular o específica.
Decía Virginia Woolf que «para la mayor parte de la Historia, Anónimo era una mujer». Cuando leíamos en clase el Lazarillo de Tormes o estudiábamos fragmentos del Cantar del Mío Cid, asumíamos que eran anónimos, pero nadie nos cultivó la duda de si podrían haberlos escrito mujeres. El sistema educativo está todavía diseñado para asumir, sin generar un mínimo de debate o contarnos de soslayo, que la historia no ha sido justa con nosotras. Para muchas generaciones, por tanto, ha costado años que se siembre esa consciencia de relegación de las mujeres.
¿Es verdad que hay pocas mujeres escritoras?
No, para nada. Hay muchas escritoras y mucho talento , y en todos los siglos y países ha habido autoras, igual que pintoras, científicas, políticas, médicas... Otra cosa es que se les haya permitido desarrollar o exponer sus trabajos, que se las haya tomado en serio y que hoy se reconozca su trabajo en la misma medida que a los autores, no hay más que ver las listas de premios, antologías o colecciones. En los libros de estudio apenas encuentras referentes femeninos, pero eso no significa que no estuviesen ahí, escribiendo bajo pseudónimo o reconocidas únicamente después de su muerte.
¿Por qué os aventuráis a lanzar un proyecto como Ménades?
Porque consideramos que es necesario y contamos con experiencia y capacidad de esfuerzo para llevarlo adelante con todas las garantías. Hoy en día se publican muchos libros de muchos temas, y no hay lectores suficientes para tantos libros . ¿Cuál es la vida que le permitimos a cada título que se publica? Hay que buscar una necesidad, un vacío en el sector, y llenarlo con mucho amor y dedicación. Nosotras vimos esa necesidad pendiente; esa lucha y deuda histórica con tantas mujeres. Es por eso que hemos decidido abarcar ese vacío que existe en nuestra cultura y combatirlo de la mejor manera posible: con más cultura. Dar a conocer obras de autoras relevantes que por las circunstancias de su época no pudieron publicar y que desde la infancia y la primera juventud se disponga de esos referentes que debieron ser, y que serán, clásicos, ser la oportunidad de aquellas escritoras actuales y de la realidad que empuñan sus textos, y favorecer el escenario de debate y reflexión sobre el feminismo en la actualidad. Pensamos que una editorial es la forma de conseguirlo. Podemos estar locas, pero nos encanta la forma que está cogiendo este proyecto y depositamos todo nuestro esfuerzo en él.
Este proyecto no es una simple editorial, tiene un trasfondo aún mayor y un objetivo que no es nada fácil: visibilizar el papel de las mujeres en el ámbito literario con obras de calidad y creaciones libres.
¿Qué esperáis conseguir con él?
Sobre todo, y como señalamos antes, dotar de referentes femeninos el ámbito literario (no ficticios ni inmerecidos, sino de altura humanística) para una mejor educación. También, luchar contra esa etiqueta tan dañina llamada «literatura femenina», mostrando que cualquier cliché relacionado es absurdo, dañino y falso. Y trabajar, trabajar mucho y llenas de ilusión en aquello en lo que creemos. Aportar asimismo nuestro granito de arena desde trincheras al conocimiento humano y deleitar con buena literatura a cualquier tipo de lector. Somos conscientes de que es un proyecto arriesgado, incluso calificado por muchas personas como una auténtica locura en estos tiempos, pero también creemos que muy necesario y valioso. Es justo eso lo que nos impulsa. No queremos hacernos ricas, no estamos aquí para lucrarnos sino todo lo contrario: buscamos enriquecer el mundo editorial, ofrecer un trabajo digno a quienes quieran depositar su confianza en nosotras y, sobre todo, hacerles justicia a tantas escritoras que en vida no la recibieron.
¿Cómo creéis que podemos colaborar como sociedad para alcanzar la igualdad real?
¿Como sociedad? No nos cabe ninguna duda: con una educación en la igualdad d esde las aulas y las familias en los primeros años de vida, en la que los roles sean compartidos y se perciba una igualdad de oportunidades real, derivada de ese tipo de educación y del derrumbe de cualquier techo de cristal. Es esencial que los libros de texto escolares incluyan a todos los referentes femeninos excluidos de la Historia, en todas las artes y las ciencias, para que niños y niñas sepan que los logros, inventos y descubrimientos humanos han sido compartidos por hombres y mujeres. Únicamente saber eso es ya un gran avance en sus mentes, porque a quien consideras igual que tú es más difícil despreciarlo.
En nuestro país, una mujer sigue siendo violada cada ocho minutos. La forma de ocio de muchos chicos jóvenes consiste en drogar a chicas y perpetrar violaciones grupales. Laura Luelmo, Diana Quer o Leticia Rosino murieron por ser mujeres y no gozar de libertad ni seguridad para pasear tranquilamente a cualquier hora del día sin ser agredidas. La mujer sigue siendo hipersexualizada en la publicidad y valorada únicamente por su físico en muchos trabajos. Las deportistas siguen siendo ninguneadas en la prensa y los medios. Prácticamente todas las semanas escuchamos o leemos declaraciones machistas de algún político, escritor, académico o tertuliano. Siguen disriminando o matando mujeres por el hecho de ser mujeres. Aparecen formaciones políticas que cuestionan todo esto y ponen pendiendo de un hilo todos los avances que hemos conseguido. La igualdad legal, que no se da, de cualquier modo, no implica una igualdad de hecho. Hablar de igualdad de derechos es papel mojado sin todo lo anterior.