Familia

Cólicos del lactante: respuestas para padres desesperados

Jesús Garrido, pediatra y autor de «Bebés sin cólicos», explica cómo afrontar el malestar de los pequeños

Laura Peraita

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Cólicos del lactante. Quien tiene hijos, sólo con escuchar esta frase se pone a temblar. El bebé es la persona más importante en la vida de unos padres. Por ellos, verle sufrir de dolor sin saber qué hacer para que se sienta mejor es una situación muy frustrante. «Para muchos padres es tan frustante como increíble. Siglo XXI y ¿nadie sabe cómo hacer que un bebé deje de llorar?», asegura Jesús Garrido, pediatra y autor de «Bebés sin cólicos» (Editorial Vergara)

¿Cómo se pueden detectar los cólicos?

Resumiendo mucho se suele calificar a un bebé con cólico del lactante cuando tiene crisis de llanto inconsolable de forma frecuente en lostres primeros meses de vida sin identificar su causa. El problema es que esto es una rendición en sí misma. Podríamos llamarlo “llanto idiopático del lactante” que es lo que en fino significa: “Ni idea de lo que le pasa”. Pero esto no es así en la actualidad. Hoy en día en cualquier bebé con “cólicos” cuando lo valoramos a fondo podemos encontrar problemas concretos con soluciones efectivas. Yo aspiro a que llegue el día en que ningún bebé salga de la consulta de un médico con el diagnóstico de “cólico del lactante”. En mi consulta hace ya más de una década que no diagnostico uno.

¿Por qué no funcionan los tratamientos para los cólicos del lactante?

Es sencillo. Porque si metemos en el mismo saco a todos los bebés que lloran de forma inconsolable, es imposible que haya un solo remedio que resuelva todas las causas. Debemos establecer un diagnóstico diferencial. La clave del cólico del lactante es entender que no era más que un concepto vacío. Que todo bebé que llora lo hace por algo y, en pleno siglo XXI, por supuesto que pueden identificarse y tratarse las causas. Pero solo lo lograremos si dejamos de calificarlo como cólico y buscamos cuál o cuáles de los procesos adaptativos están fallando en cada bebé para provocar sus crisis de llanto.

¿Cuál es la razón de que no exista un remedio adecuado?

Sí hay, pero no un remedio, hay remedios. Porque hay diferentes causas de llanto en el bebé. Cuando identificamos esas causas y las tratamos, el llanto del bebé puede resolverse. Estas causas son problemas en la adaptación inicial del bebé en sus primeros meses de vida.

¿Hay forma de prevenirlos?

Igual que en los remedios, sí. Hay respuestas. Muchos bebés desarrollan cólicos porque tienen una pauta de alimentación incorrecta. Por desgracia, se siguen aplicando restricciones sin base científica en el acceso del bebé a su alimento; hacemos cosas que pueden generar alteraciones de la flora o favorecer la aparición de alergias alimentarias; actuamos sin tener en cuenta los mecanismos que regulan los primeros meses de vida del bebé. Pero esto ha cambiado. En la actualidad sabemos mucho más sobre esa regulación y podemos colaborar con ellos y reequilibrarlos cuando sufren desviaciones. Hay soluciones cuando valoramos cada caso concreto, identificamos los problemas y hacemos intervenciones concretas para cada bebé.

¿Hasta que edad duran?

Clásicamente se decía que para los 3 meses desaparecían. No es cierto. Cuando no se identifican y tratan las causas pueden prolongarse bastante más y algunos de los problemas que engloban los cólicos pueden tener repercusiones en el futuro durante años. Por eso es tan importante no rendirse en la etiqueta de «cólicos», ir más allá y hacer un diagnóstico de verdad en el que identifiquemos y corrijamos los problemas reales que causan el llanto inconsolable de cada bebé.

¿Qué pueden hacer entonces los padres?

No rendirse. Deben buscar un pediatra que no diagnostique a su hijo de cólicos del lactante. Uno que identifique problemas concretos con causas y soluciones. Lo que explico en mi libro «Bebés sin cólicos» no es algo que haga sólo yo. Es algo que, por suerte, cada vez hacemos más pediatras. Mi aportación es que lo he concretado en un libro para exponerlo de forma más clara para los padres cuyo hijo sufre y para los pediatras que no se resignan a poner una simple etiqueta vacía que no aporta nada. Insisto, no soy ni mucho menos el único. Cada vez somos más los pediatras los que estamos poniendo en valor de nuevo la Puericultura, pero esta vez desde bases mucho más sólidas de las que disponían nuestros antecesores, cuyo trabajo nos ha permitido seguir avanzando. Para mí, el cólico del lactante es un diagnóstico obsoleto que desaparecerá, como un día lo hizo la expresión «le ha dado un aire y se ha muerto...».

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