Educación emocional
«¿Por qué me hablas así si sabes que te quiero?»
Razones por las que esta frase puede desmontar una discusión entre padres e hijos
![«¿Por qué me hablas así si sabes que te quiero?»](https://s2.abcstatics.com/media/familia/2020/11/25/adoless-knWF--1248x698@abc.jpeg)
La adolescencia es una etapa de la vida en el que confluyen muchos factores que hacen que la comunicación con los hijos sea algo más complicada de lo que los padres podían imaginar. Unas veces porque se encierran en «su mundo» , la mayoría de las veces enganchados a las redes sociales o se refugian en sus amistades, lo que hace que el vínculo con los progenitores sea menor. O, todo lo contrario, cuando se produce ese contacto directo familiar todo se resume a t ensas conversaciones, discusiones y gritos .
Según Toni García, profesor de Primaria y autor de «La educación de las fortalezas: manual práctico con casos reales », las manipulaciones emocionales de los hijos hacia sus padres son muy habituales, lo de hacen de manera casi innata, «por lo que los padres no deben sentirse mal si alguna vez también manipulan en este sentido a sus hijos». Y se explica: «Si en medio de una acalorada discusión debido a que el niño, por ejemplo, quiere llegar a las once de la noche a casa y, ante la negativa, se pone furioso y con agresividad verbal, es muy soprendente el efecto que produce en él decirle "¿por qué me hablas así si sabes que te quiero?". De inmediato se le desarma. Si no se calma rápidamente y reacciona de forma más pausada y conciliadora, el mensaje calará en su memoria para próximas ocasiones».
Explica este docente que el efecto es como el de una vacuna. «El pinchazo —el mensaje— puede doler al principio, incluso fastidiarle, pero a medio y largo plazo el mensaje quedará anclado en su memoria y lo pensará dos veces antes de entrar de nuevo en conflictos con sus padres».
No obstante, para poner en funcionamiento esta frase hay que tener en cuenta que :
—En la mayoría de las ocasiones, los niños muestran su rabia de manera verbal hacia nosotros, pero muchas veces no porque estés directamente enfadados con nosotros, sino que lo están consigo mismos o porque no pueden lograr sus caprichos y los padres son su obstáculo.
—No se les puede decir si previamente hemos sido nosotros los que les hemos gritado. «Es inútil decirles "¡no me grites!" si les estamos gritando», puntualiza este Toni García.
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