Modelos españolas, de las tops de los 90 a la precariedad del siglo XXI

Las reinas de nuestras pasarelas se pronuncian sobre un sector que pierde notoriedad

En 2017 Juan Duyos reunió a Judit Mascó, Helena Barquilla, Marina Pérez, Cristina Piaget, Verónica Blume, Almudena Fernández, Vanesa Lorenzo, Madeleine Hjört, Laura Sánchez y Nieves Álvarez Ángel de Antonio
Angie Calero

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Antes de que la pandemia determinase nuestros días y los grandes desfiles de moda pasaran a ser virtuales, en las entrañas de las pasarelas se daba, desde 2008, un fenómeno que en España, continúa a día de hoy: el de las nuevas caras, modelos jóvenes y desconocidas que irrumpen en la industria del modelaje –llegando incluso a firmar contratos de exclusividad con diseñadores– y cuyas carreras en ocasiones duran un suspiro.

A lo largo de toda su historia, el mundo de la moda viene demostrando que lo que vemos en las pasarelas y revistas no es otra cosa que un reflejo de lo que ocurre en la sociedad, y viceversa. «En 2008, nunca se ha dicho públicamente, pero es así –aunque seguían existiendo las «súper tops» con grandes cachés–, con la crisis comenzó el gran reto de conseguir new faces», cuenta a ABC Esther García , fundadora de la agencia ESMA y directora de casting en varias pasarelas. «La carrera de modelo es mucho más corta ahora que lo que duraba en los ochenta y noventa. Antes, todo el mundo quería a las modelos durante varias temporadas, y cuanto más desfiles hacían mas las querían. Ahora la tendencia es cambiar todo el tiempo», añade.

Aunque esas modelos siguen apareciendo en catálogos y campañas publicitarias, las que han destacado en España y han terminado abriendo desfiles de Prada o Louis Vuitton en Milán y París, han salido de la primera línea a los dos años de haber triunfado. La prueba de que esto ocurre se puede ver en las carreras de Marta Ortiz , Blanca Padilla , Mayka Merino o Ana Arto , que han protagonizado titulares porque las pasarelas internacionales se han rendido ante ellas. Pero, al final, sus conquistas han sido efímeras: «Vuelven a aparecer y hacen algún desfile, pero ya no están en todas las pasarelas internacionales».

Atrás quedan los años donde las modelos tenían más relevancia que las actrices de Hollywood. Todo el mundo las admiraba, las quería y las buscaba, se las seguía a todas partes y cualquier detalle de su intimidad llegaba a los ecos de sociedad. Ahora, salvo casos excepcionales, las modelos quieren ser anónimas y se prodigan poco por los grandes eventos. Por ese afán de las nuevas caras y porque en la actualidad es difícil llegar a fin de mes siendo modelo, son conscientes de que disfrutarán de la profesión poco tiempo.

«Antes se hacía menos publicidad, pero de mucha calidad y pagada justamente según su uso. Ahora se hace mucha más publicidad, pero las condiciones de contratación son mucho peores, en general, aunque las buenas agencias luchan por conseguir mejores condiciones para sus representados», apunta María José Rodríguez , abogada y secretaria general de la Asociación de modelos y agencias de España (AMAE). Y añade: «Desde los noventa la industria ha ido a peor. Los modelos estaban bien remunerados, pero con la crisis bajaron los precios y por la situación económica del momento no hay manera de remontarlo, por lo que cada día nos encontramos con cástings que, por los precios que se pagan, las agencias se ven obligadas a no servirlos para preservar la imagen de sus representados». Aún así, hay modelos «que por desconocimiento o porque no les queda otra», aceptan esas condiciones, aunque decir sí suponga «desprofesionalizar el sector, lo que va en detrimento de los derechos de los modelos».

ABC

No existe ningún convenio que regule la profesión de modelo . Pero dentro del que regula el sector audiovisual hay un anexo para modelos y actores publicitarios, donde se establece el mínimo que deben cobrar por rodar un spot. Según estas tablas salariales, un modelo protagonista debe percibir por un día de trabajo 570 euros brutos como mínimo . Los derechos de imagen son aparte y, según Rodríguez, «son cantidades insuficientes y abusivas si tenemos en cuenta el rendimiento económico que una marca puede obtener gracias a esa imagen».

Martina Klein recuerda que en su época «había menos cláusulas en los contratos y que hacías una cosa y te pagaban por ello y ya»: «Es cierto que he hecho campañas para un número de años y cuando han terminado la marca ha seguido utilizando mi imagen y he tenido que recordarles lo que dice el contrato». Para ella, que la carrera de las modelos sea ahora más corta tiene que ver con que la industria de la moda mueve menos dinero y es «más frágil»: «Ahora hay más new faces porque no hay una estructura detrás que pueda sostener lo que antes soportaba una estrella de la moda. No hay dinero para aguantar un caché y acabar convirtiendo a la modelo en una estrella».

Judit Mascó GDG

Judit Mascó no opina lo mismo. Aunque la industria ha cambiado, cree que hoy una modelo puede tener una carrera larga si se rodea de un buen agente y tiene el apoyo de su familia, que es lo que ella vivió. Aún así, Mascó considera un error que las nuevas generaciones se centren en la notoriedad: «Me da la sensación de que quieren ser famosos, y se equivocan. No entienden que esto es un trabajo como otro cualquiera, donde hay mucho esfuerzo y hay que picar mucha piedra y que la mayoría se queda por el camino». Su colega Verónica Blume considera que ahora hay «menos glamur y más realidad» en la industria y que «es bonito ofrecer a chicas jóvenes e inexpertas la oportunidad de realizar un trabajo que, bien llevado, puede ser un regalo». A estas voces veteranas se suma Vanesa Lorenzo , quien admite que «la profesión de modelo no se valora como antes y que la creatividad en la moda y la publicidad están condicionadas a resultados de ventas», lo que ha llevado en los últimos años a apostar «por lenguajes más comerciales y sexualizados, ya que aparentemente son los que más venden».

«Las nuevas caras nunca van a desaparecer», declara el director adjunto de scouting de la agencia internacional IMG Models, Luis Domingo . Aún así, la tendencia en el extranjero está cambiando. «En los tiempos que corren hay otras cosas que pueden inspirar más a los creativos –aparte de un tipo de belleza o look único–, cómo es la personalidad o las causas sociales que defienda una modelo», asegura. Y concluye: «Ahora mismo internacionalmente es lo que muchas marcas buscan y los bookings se están centrando en encontrar a la modelo perfecta para poder transmitir algo, más que en contratar a docenas de new faces que sólo utilizarán para esa temporada porque funcionan con el look de determinada colección». Un cambio positivo que supone una vuelta a aquello que pretendía Eileen Ford : que se vea a las modelos como mucho más que meros objetos.

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