TENDENCIAS

Cómo llevar las sandalias con calcetines y no morir en el intento

Lo que parecía una tendencia solo para las más atrevidas está reivindicando su lugar en el ‘street style’

Una tendencia tan arriesgada como demandada © The Attico
Marta Benayas Álamos

Marta Benayas Álamos

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En el ámbito de la moda y la belleza nunca se puede afirmar que no se va a sucumbir a una u otra tendencia , pues ya se sabe que es un fenómeno cíclico en el que cada vez que se reincorpora una nueva corriente de estilo, adquiere tintes novedosos que la reinventan por complet o y que pueden conquistar hasta a las más excépticas.

El pasado año la cuarentena hizo que cambiasen las reglas del juego a la fuerza, abogando por un ritmo más pausado y sacando a relucir las prendas más 'comfy'; pero una vez que la situación fue volviendo poco a poco a la normalidad, se establecieron algunas modas que probablemente no hubiesen destacado en otro momento. Una de ellas es el auge de los calcetines en los looks más formales , ya no solo por fuera del pantalón, sino también combinados con sandalias.

Dejando a un lado que es una de las tendencias favoritas de las asiáticas, este fenómeno hace algunos años se asociaba con los estilismos de los turistas , inseparables de los pantalones cargo y las chanclas con calcetines blancos. Un combo que ha protagonizado multitud de memes y que sin embargo ahora parece haberse convertido en una combinación tan deseada como versátil. Allá por 2018 algunas firmas como Chanel o Dior los mostraron en la pasarela y desde entonces ha ido asomándose poco a poco en los armarios de las expertas en la materia.

¿Cómo las llevan las expertas?

Al principio se asociaban con looks de estilo romántico en donde se combinaban sandalias de tiras finas y tacón afilado con calcetines con volantes, bordados o encaje que se complementaban con vestidos con vuelo o de corte babydoll. Sin embargo, en los últimos meses ha dejado de reservarse solo a los armarios ultra femeninos para dar un giro que las asocia más con las tendencias notables del momento entre las que destacan el athleisure y el normcore. Como resultado, triunfan las ‘ugly sandals’ como las Birkenstock o las Teva donde los detalles como las plataformas, hebillas XXL o el velcro contribuyen a que aumente la nota de contraste.

También ganan terreno los modelos minimalistas con acolchados o remates rectangulares como Bottega Veneta o con aires folk de la mano de Jacquemus o Isabel Marant. Por su parte, Chanel y Dior, las grandes pioneras, han apostado por los diseños más toscos atribuyéndoles detalles de su ADN que marcan la diferencia: perlas, cadenas y tweed.

La clave reside en la variedad y el atrevimiento, apostando por el ‘mix&match’ y una paleta de color amplia. En cuanto a la longitud, se llevan tanto los diseños tobilleros como los que suben hasta la rodilla . Además de con los típicos vestidos, imperan las combinaciones con bermudas y mallas de ciclista. Por otro lado, el chándal gana presencia, especialmente con los de tipo chancla.

Los imprescindibles a seguir

Si se quiere sucumbir a esta tendencia sin arriesgar demasiado no es necesario complicarse demasiado, basta con implementar los códigos de estilo más vistos en el ‘street style’ e Instagram y dotarlos de un toque personal.

Buscar prendas en tonalidades neutras: aunque con la llegada del verano se suele apostar más por los pasteles y ácidos, si se está empezando con esta tendencia resultará mucho más fácil conjuntarlos con estos colores, sobre todo si no se quiere que el contraste sea demasiado llamativo.

Optar por calzado en tonos claros: otra de las normas más efectivas, para que la transición sea más ligera. Entre las combinaciones ganadoras triunfan el camel, el marrón chocolate y la gama de los grises.

Establecer un juego cromático: una forma divertida y fácil consiste en decantarse por una tonalidad creando un outfit monocolor o si se prefiere arriesgar algo más, jugar con tres tonalidades como por ejemplo azul marino, blanco y verde; marrón, burdeos y blanco… El abanico de posibilidades es inmenso.

No pasarse con los accesorios: ya se lleva uno con personalidad suficiente como para no tener que añadir más pinceladas. Menos es más.

Y lo último y más importante, hay que lucirlos con carácter y sin miedo, pues no hay nada peor que llevar algo con timidez o inseguridad. La actitud lo es todo.

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