Los Oetker, la saga alemana que quiere hacerse con el control de Freixenet
Richard Oetker es el hombre detrás dela operación. Su padre levantó un imperio durante el nazismo
« Los negocios hay que hacerlos con el estómago ». La familia Oetker se ha basado siempre de este principio formulado por su patriarca, Rudolf August Oetker , para hacer negocios. En estos momentos trata de aplicarlo a la compra de Freixenet . Concretamente, desea hacerse con más de la mitad de la empresa de cava al precio de 270 millones , según se comenta en Bielefeld, una cantidad modesta para el imperio de la levadura, cuyos ingresos anuales rondan los 13.300 millones de euros .
El principal vínculo que la familia alemana mantenía hasta ahora con España era la boda de la menor de sus herederos, Julia Oetker, con José Antonio Ruiz-Berdejo, nieto y heredero del conde de Sigurtá , con el que se casó en 2011 y se separó en 2014, antes de que él pasase a rendir pleitesía en la corte de las hermanas Miller . Si finalmente se cierra la operación entre la vitivinícola Henkell, filial del gigante de la alimentación Dr. Oetker, y Freixenet, Julia, la menor de los ocho hijos que Rudolf August tuvo a lo largo de sus tres matrimonios, podrá seguir brindando por su ex español con cava catalán.
En todo caso, no es la primera vez que los Oetker se interesan por un vino espumoso. En los años 60 se hicieron con el fabricante Soehnlein Rheingold AG . De hecho, el patriarca Rudolf August, fallecido en 2007, estableció la línea de comprar todo aquello en lo que gastaba dinero. Así, se hizo también con un banco privado, la sociedad de transporte con contenedores más grande de Alemania , varias cerveceras y una cadena hotelera a la que pertenecen el Cap-Eden-Roc de la Costa Azul y el hotel Le Bristol de París . Es la política empresarial del «todo queda en casa» y le ha dado muy buen resultado: Bloomberg estima la fortuna familiar en 10.600 millones de euros .
Oficial de la SS con olfato
El origen de la fortuna, sin embargo, sigue pesando sobre los herederos. A los 28 años de edad , tras haber completado su formación en el campo de Dachau y recién nombrado oficial de las SS, Rudolf August Oetker obtuvo una licencia para ocuparse personalmente del negocio familiar , después de que su madre, su padrastro y sus hermanas muriesen en un bombardeo aliado. Era octubre de 1944 y aprovechó los últimos meses de la guerra para intensificar la labor de la empresa como proveedor del ejército de Hitler y convertir la empresa de levadura en polvo para hornear , que había sido creada por su abuelo en 1891, en un gigante.
Tras la caída del nazismo, sus contactos le permitieron zafarse del indeseable proceso de «desnazificación» y a través de su hija mayor, Rosely Schweizer, siempre tuvo un pie puesto en el partido conservador alemán CDU. Jamás habló a sus hijos de su pasado nazi. Como en muchas otras familias alemanas, el asunto pervivió como un tabú hasta que, después de su fallecimiento en 2007, los herederos encargaron a un historiador de confianza, Sven Keller, una investigación pormenorizada. « Mi padre fue nacionalsocialista, ahora conocemos los hechos y la niebla se ha disipado », reconoció August Oetker en una entrevista tras obtener los resultados del estudio.
Secuestro millonario
Otro asunto que no suele mencionarse en los encuentros familiares es el secuestro en 1976 de su hijo Richard Oetker, actual presidente del grupo, por el que el patriarca pagó el mayor rescate de la historia de Alemania y que en 2001 llevó al cine Peter Keglevic . Richard, ejecutivo de la empresa desde 2010, tenía 25 años cuando fue obligado a subir a un coche y encerrado en una caja de madera. El mecánico esloveno de 34 años Dieter Zlof , que llevó a cabo el secuestro un par de semanas antes de Navidad, había ideado un mecanismo por el que el joven, de 1,94 metros de estatura , recibiera descargas eléctricas si intentaba escapar. En las 47 horas que duró el rapto recibió tantas descargas que tuvo que reaprender a andar y someterse a numerosas operaciones .
Lejos de rendirse al resentimiento, Richard jamás guardó rencor contra su captor , que terminó pasando casi veinte años en la cárcel, y transformó su sufrimiento en energía positiva con el fin de ayudar a los demás. A través de la fundación Weisse Ring , que se dedica a ayudar a víctimas de abusos o delitos, ya ha recaudado 130 millones de euros y ha apoyado a 300.000 víctimas .
Está previsto que Richard permanezca en la dirección hasta 2017, pero a partir de esa fecha hay diferentes opiniones en la familia sobre cómo seguir adelante. Cada uno de los hijos tiene el 12,5% de las acciones, y están divididos en dos grupos . Los mayores, Rosely Schweizer, August, Christian y Richard Oetker, junto con Bergit Douglas, desean que el hasta ahora jefe financiero Albert Christmann asuma la dirección de la empresa. Los pequeños, Alfred , Carl Ferdinand y Julia Oetker , que suman el 37,5% de las acciones, prefieren que siga siendo un Oetker quien asuma esa responsabilidad.
Noticias relacionadas