Ana Obregón concede su primera entrevista: «Me quería ir. No podía soportar el dolor ni la realidad»
La actriz ha necesitado varios meses para sobreponerse, si eso es posible, a la muerte de Álex Lequio y encontrar las fuerzas para seguir luchando

Muy pocos esperaban que Ana Obregón fuese a ser este año el rostro de las Campanadas en TVE después del infierno que ha vivido pero como ella misma ha reconocido, cuenta con todo el apoyo de su hijo, Álex, fallecido el pasado 13 de mayo como consecuencia de un cáncer. A la valentía que siempre ha llevado por bandera se le suma la fuerza que le envía su pequeño desde el cielo para que «las campanadas resuenen en la eternidad».
Es él quien da fuerzas a la actriz para vivir y seguir con su legado. «Ya no me quiero ir porque quiero hacer cosas que Álex quería hacer y no pudo terminar. Quiero seguir su legado », explica Ana Obregón en la revista «¡Hola!» este miércoles, su primera entrevista desde que falleció su hijo. Reconoce que ha pensado varias veces en irse pero ahora, poco a poco, se está recomponiendo: «No te voy a mentir, lo he pensado hacer. Me quería ir. No podía soportar el dolor ni la realidad y lo he estado pensando durante dos o tres meses».
No ha sido nada fácil para la actriz dar este paso. Ha necesitado varios meses para sobreponerse a la muerte de su Álex y encontrar las fuerzas para seguir luchando. «Los primeros cuatro meses estaba muerta por dentro . Aunque he estado en Mallorca, no he salido de mi casa. Los tres primeros meses casi no podía ni salir de la cama», dice. Entre otras cosas, se valió del yoga y la meditación , además de la familia, para afrontar la pérdida.
Y prosigue: «Ya hace seis meses que ni me arreglo ni me peino, me cuesta hasta ducharme cada día. Pero, cuando estaba con él, yo me maquillaba, me ponía de punta en blanco cada vez, para que me viera bien, para que me viera guapa». Tampoco ha tenido fuerzas para hacer nada relacionado con su testamento: «Menos mal que lo han prolongado seis meses. Es que no tengo fuerzas... Me piden certificado de defunción... ¡Cómo voy a hacer eso!».
Aunque sin duda los últimos meses de vida de Álex fueron los más difíciles. « Siempre le dije la verdad , menos al final; él ya tampoco preguntaba. Los últimos meses fueron de una crueldad que no se puede explicar», se sincera Ana Obregón. En su última noche, estuvieron tanto ella como Alessandro Lequio arropándole a ambos lados de la cama. Después la actriz se quedó abrazada a él durante cinco horas.
Desde entonces, Ana Obregón va todos los días al cementario a visitar a su hijo: «En ese lugar yo me siento y medito y encuentro que él, aunque no esté, está más cerca, y eso me consuela». «Su ausencia y su silencio es algo que me desgarra por dentro. Mi reloj interno se ha parado. Cómo es posible que la gente siga viviendo. Me extraña y me asombra que el resto de la gente siga como si nada hubiera pasado », dice a la vez que asegura que «perder a un hijo es morir y tener la obligación de vivir».
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