Neymar, obligado a cancelar su fiesta de fin de año en medio de la polémica
El jugador brasileño del PSG sortea la presión de la Fiscalía y accede a no celebrar una gran juerga en su mansión brasileña, pero se embarca con sus amigos en su lujoso yate
La Fiscalía brasileña ha tomado cartas en el asunto y la fiesta de fin de año de Neymar ha sido clausurada. Ni 500 invitados ni 150 ni ninguno. En plena oleada de muertes por el coronavirus en el país sudamericano, hasta las supuestas garantías sanitarias y de seguridad se han revelado estériles para convencer a las autoridades de Río de Janeiro de la conveniencia de permitir semejante reunión lúdica, todo un despropósito en el contexto actual de pandemia.
La polémica no ha hecho más que crecer a lo largo de toda la semana y, finalmente, se ha vuelto en contra de la megaestrella planetaria, que cobra 36 millones de euros al año en el PSG y se ha aficionado (con demasiada frecuencia) a la vida azarosa.
La Fiscalía ha iniciado una investigación para comprobar si la convocatoria es constitutiva de delito. Nada extraño en estos tiempos porque la excesiva frivolidad del delantero le ha llevado a desatar la indignación de sus compatriotas, conscientes de que los casi 200.000 muertos por coronavirus convierten a Brasil en uno de los países más afectados del mundo.
El escándalo lleva varios días chocando a los brasileños, que no entienden cómo se ha podido a organizar un fiestón de este calibre , sobre todo porque inicialmente no respetaba las restricciones vigentes: baile desaforado durante cinco días seguidos… y sin rastro de mascarilla.
En vista de que la presión se le acumulaba, la agencia organizadora, Fábrica, pretendió rebajar la tensión recortando el aforo de manera drástica. Los comensales y fiesteros se redujeron a 150. Sin embargo, el estupor no ha dejado de crecer, dañando la reputación de un Neymar acusado de inmoral en las redes sociales y cada vez más abonado a las salidas de tono extrafutbolísticas.
Avisado por su equipo de abogados, el propio jugador intervino en plena escalada de la controversia desmintiendo que él haya organizado ninguna fiesta. Una estrategia de escasa credibilidad a estas alturas y con la intención sobrevolando, por parte de la Fiscalía, de precintar su fastuosa mansión de Mangaratiba.
Son los excesos de Neymar, cada vez más desatado y que en esta ocasión bate todos los récords con el mundo sufriendo las consecuencias de una gravísima pandemia.
Con todo, el goleador de la selección ‘canarinha’ no ha renunciado a divertirse con sus amigos y ha decidido llevar a 70 de ellos a bordo de un trayecto en su yate, cuyo destino mantiene en secreto.