La marca Lagarde conquista a los consejeros del BCE
El liderazgo y elegancia de la nueva presidenta eleva varios tonos la grisura de la entidad
Al margen de los cambios que pueda traer o no a la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) la llegada a su presidencia de Christine Lagarde , está claro que la francesa está imponiendo desde el primer día un cambio de estilo de liderazgo. Y los consejeros parecen encantados. Incluso el severo economista Robert Holzmann , gobernador del Österreichische Nationalbank, el banco central de Austria, y absolutamente contrario a la política laxa con la que Lagarde pretende continuar al menos durante todo 2020, ha reconocido que «estoy completamente entusiasmado con ella».
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Lo decía después de la primera reunión informal de toma de contacto entre los miembros del Consejo de Gobierno del BCE, que en lugar de celebrarse, como venía siendo costumbre, en el futurista pero consabido edificio que sirve de sede a la institución en Frankfurt, la Eurotower, tuvo lugar en el castillo de Kronberg, un hotel de lujo en la campiña de Taunus. En la reunión a la que se había convocado con protocolo informal y «sin corbatas», se sirvieron los mejores quesos y vinos, muy al gusto francés de la anfitriona, que vino a demostrar aquello que decían nuestras abuelas de que a los hombres es relativamente sencillos conquistarlos por el estómago. «Incuso pudimos fumar puros», ha reconocido con gozo el Holzmann al a prensa austriaca, justificando que la señora Lagarde « no bebe ni fuma sola » y prometiendo que, a pesar del agasajo, no cederá en su empeño de luchar contra los tipos bajos.
Los analistas auguran que el BCE será, bajo mando de Chistine Lagarde , más político y más ecologista. Y parece claro que será también más elegante. Su relación con la casa Chanel data de cuando fue ministra de Economía de Francia y acudió, en 2006, a inaugurar una boutique de la marca de alta costura. Desde entonces no viste otra cosa . Más tarde, ya como presidenta del fondo Monetario Internacional, acudió al desfile que Chanel presentó en el Grand Palais de París y, a partir de ahí, ha convertido el conjunto de tweed en su uniforme. Combina con soltura su gran colección y luce sin pudor en la solapa la camelia, símbolo inconfundible de «la maison». Su natural pose aristocrática, su combinación a partes iguales de poder y buen gusto, elevarán sin duda un par de tonos la línea estética del BCE.
Su capacidad de seducción tiene además que ver con su dialéctica clara y muy explícita. Ningún otro presidente del BCE, todos ellos conscientes de que una coma suya puede hacer mover las bolsas de todo el planeta, había osado antes hablar en los términos en los que Lagarde se ha expresado desde que se conoció su nombramiento. En una entrevista concedida al cómico Trevor Noah , presentador de The Daily Show en Comedy Central, resumió por ejemplo que «las tensiones comerciales entre EE.UU. y China le están robando mucho crecimiento al mundo, es como borrar del mapa Sudáfrica entera».
Quizá haya llegado para hacer finalmente comprensible para todos la política monetaria globalizada. De lo que no hay duda es de que jugará un importante papel personal. La revista «Forbes» coloca a ya a Lagarde entre las diez mujeres más influyentes del mundo . Se la considera disciplinada, profesional y privada. Es vegetariana, no bebe alcohol, hace yoga. En su país la llaman «la prusiana en Chanel», aunque en las latitudes centroeuropeas lo que llama la atención es su aparente relajación y natural discurrir de los conceptos. Marcel Fratzscher , jefe del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), dice que «Lagarde es muy experimentada, inteligente y con visión de futuro». Elogia «su experiencia internacional y sus habilidades políticas» y considera que tiene el potencial de convertirse en una «excelente presidenta del BCE».