Indignación por el desembarco de la mujer del Chapo en los realities

Entre grandes críticas, Emma Coronel, casada desde 2007 con el narco condenado a cadena perpetua, acaba de debutar en «Cartel Crew»

Coronel el pasado enero, antes de una de las vistas contra su marido EFE

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Emma Coronel Aispuro (30 años) no es un nombre que levante muchas cejas en EE.UU. Muy distinto es si quien está detrás de ese nombre y apellidos es la mujer del mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán (62), con probabilidad el criminal contemporáneo más famoso a ambos lados del Río Grande. Ella lo sabe, lo saben los programadores televisivos y la pasada semana Coronel debutó en un programa de telerrealidad estadounidense.

Su vida y persona no podrían tener mejor encaje en la pequeña pantalla que en «Cartel Crew» –algo así como «Equipo cártel»–, un espacio que sigue la vida de hijos de narcos en Miami. De ella se sabía poco o nada en EE.UU. hasta que el invierno pasado el Chapo fue juzgado en Nueva York , en un juicio de tres meses seguido al milímetro por los medios. El desfile de testigos –muchos de ellos exnarcos que colaboran con la justicia en busca de beneficios penitenciarios– fue un reality en sí mismo, con historias truculentas de asesinatos, ajustes de cuentas, ambición, poder, amantes, cargamentos de coca y corrupción institucionalizada.

En un juzgado de Brooklyn

El juicio coincidió con un apetito insaciable por los contenidos relacionados con los cárteles y el narcotráfico: los estadounidenses devoraban series como «Narcos» y documentales de Pablo Escobar o del mismo Chapo. Ahora tenían a los protagonistas de esa historia en un juzgado de Brooklyn, en el banquillo de acusados o en el atril de los testigos. Y, en la bancada del público, sabedora de la atención mediática, Coronel era una presencia fija día tras día en el juicio , lo que le dio celebridad en el país.

Joaquín Guzmán Loera, alias el «Chapo» Guzmán, en 2017 REUTERS

Subida a tacones de punta, con ropa de diseñador , el maquillaje siempre listo, los labios hinchados y los ojos ocultos con gafas enormes, la mujer del Chapo acudía de forma religiosa. El narco le saludaba cada día a pocos metros y cada señal entre ellos era diseccionada por la prensa que seguía el juicio. Cada detalle que afectaba a la pareja se convertía en noticia: ¿permitiría el juez que se abrazaran al menos una vez, como pedía la defensa? No lo hizo. ¿Eran los saludos y miradas una forma de comunicación en clave? Nunca se supo. ¿Eligieron el mismo color el día que testificó una amante del Chapo como muestra de unidad de la pareja? Todo apunta a que sí.

Lo evidente es que el juicio fue el trampolín para la carrera pública de Coronel una vez que su marido ha ingresado en una cárcel de máxima seguridad de Colorado donde pasará el resto de sus días. La pareja discutió antes de la célebre captura del Chapo en 2016 –menos célebre que sus huidos de cárceles mexicanas– la creación de una línea de ropa , algo que parece que Coronel va a llevar a cabo finalmente después de que el narco firmara contratos al respecto desde su celda.

La línea de ropa fue uno de los asuntos que trató Coronel en su bautismo televisivo , que despertó una avalancha de críticas por glorificar el estilo de vida del narcotráfico, que está detrás de una tragedia enorme de muerte, crimen y adicción. La mujer del «Chapo» entró en escena en un yate en Florida , donde recibía la visita de dos hijos de narcos, Michael Corleone Blanco –hijo Griselda Blanco de Trujillo , conocida como la Viuda Negra, relacionada con 200 asesinatos y con la introducción de cientos de toneladas de coca en EE.UU.– y de su novia, María Ramírez Arellano –la hija de un traficante de Miami–.

«Me considero una mujer normal» , aseguraba en los primeros momentos del programa, en el que Coronel discutía con Blanco su ambición por impulsar su marca de ropa –algo que el hijo de la narco ya ha hecho con Pure Blanco un guiño al negocio de la cocaína– y los problemas y críticas a los que se está enfrentando.

«Es muy lamentable que nos juzguen sin conocernos», protesta en un momento la mujer del Chapo, agarrada a una copa de champán sobre el agua turquesa de Miami.

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