Las hijas de Tina, de Las Grecas, se reencuentran: «Es de admirar que siguiera adelante con sus embarazos»

Marta, quien junto a su melliza fue adoptada tras pasar por una casa cuna, relata a ABC cómo ha conocido recientemente a sus hermanas

Marta, durante su encuentro con ABC en Zaragoza FABIÁN SIMÓN
Angie Calero

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La historia de las mellizas Marta y María Hidalgo Gil es «una bendición», en palabras de la primera. Un relato de amor y dolor cerrado con un bello final. Para entenderlo, cabe remontarse a la década de los 70, cuando las hermanas Carmela y Edelina «Tina» Muñoz Barrull, gitanas criadas en la barriada madrileña de San Blas, fueron lanzadas al olimpo musical español como Las Grecas , con su gipsy-rock como bandera.

En 1975, en la cima del éxito, Tina dio a luz a Saray Muñoz Barrull , su primogénita, fruto de una relación con un hombre de raza gitana. En 1979, cuando el fenómeno Las Grecas agonizaba y Carmela y Tina ya estaban en camino de convertirse en un juguete roto, nació Tamara, la segunda hija de Tina -a quien también dio sus apellidos- y de un venezolano. Poco después, el dúo se disolvía y Tina enfermó.

Aún así, en 1981 volvió a quedarse embarazada del venezolano y vinieron al mundo las mellizas Tania y Siria -en la actualidad, las mencionadas Marta y María-, quienes a los pocos días de nacer fueron dadas en acogida a una casa cuna. Y en 1986 llegó Alba, la quinta hija de Tina, fruto de su relación con un iraní quien, al parecer, fue el gran amor de su vida. Alba fue adoptada y pasó a llamarse Begoña.

Carmela y Tina, Las Grecas, en su momento de gloria GTRES

Tina Muñoz Barrull falleció por el virus del sida el 30 de enero de 1995, en un centro de asistencia social de Aranjuez. Tenía 38 años. Sus dos hijas mayores, Saray y Tamara, se habían criado en ciudades separadas con sus abuelos, Felicitas y Gerardo . Hasta 1983, Tina acudió regularmente con ellas a visitar a las mellizas en el centro de acogida. Pero en 1984, las pequeñas fueron dadas en adopción a una familia de Valencia y Tina les perdió el rastro.

Una partida de bautismo

En unos días se cumplirán 23 años de la muerte de Tina y ABC se ha reunido con Marta (Tania) en Zaragoza, donde reside desde hace tres años. «Mi hermana y yo sabíamos la raza de la que proveníamos -cuenta-. También, que nuestra madre enfermó y falleció. Nunca quisimos sacarles el tema a nuestros padres (adoptivos), porque sabíamos lo mucho que les costaba». El pasado año, su melliza María (Siria) solicitó su partida de bautismo para casarse y, gracias a esos documentos, descubrieron su identidad original al conocer los apellidos con los que fueron registradas: Muñoz Barrull. «Después de la boda de mi hermana, hablé con mi padre y esa misma tarde me puse a buscar por Google . Tina nos había reconocido con sus apellidos y en las búsquedas no paraban de salir Las Grecas. Lo que leí coincidía mucho con la historia que habían contado mis padres. Y al ver una foto de Tina, me di cuenta del tremendo parecido de María con ella. Cerré el ordenador de golpe».

Su hermana María contactó con Saray, la mayor, a través de Facebook: «No sabes quién soy, pero tengo una melliza y quisiéramos saber si estáis las hermanas completas», le escribió. Saray le respondió diciendo que les «faltaban dos y que eran mellizas». Todo cuadraba, así que quedaron en verse en Madrid el 16 de noviembre de 2017. Ese día Saray, que es cantaora, había organizado un homenaje en memoria de Tina. «Está todo muy reciente, pero como la necesidad y los años de búsqueda han sido tan intensos, en la misma proporción está el nivel de aceptación », cuenta Marta, quien recuerda el reencuentro con sus hermanas como un momento «complicado». «No sabía qué tipo de personas me iba a encontrar en el homenaje a Tina, pero lo que conocí superó mis expectativas». Allí estaban Saray y Tamara -a Begoña (antaño Alba) la conocerían más tarde-. Su tía Carmela, la otra pata de Las Grecas, las recibió con los brazos abiertos. «Mis hermanas son amorosisímas. Algunos familiares lloraban y no entendíamos por qué, ¡si no nos conocían! Pero ellos nunca nos habían olvidado».

María, Tamara, Saray y Marta, el día del homenaje a su madre en Madrid, el pasado 16 de noviembre ABC

Marta recuerda que se sintió «como en otra dimensión ». Fue entonces cuando tomó verdadera conciencia de su origen, cuando comprendió la energía que fluye entre ella y su hermana María cada vez que cogen sus guitarras y se ponen a cantar: «Eso se lleva en la sangre».

¿Conocía la dramática historia de su madre y por qué murió? «Todo el mundo sabe quién era Tina de Las Grecas y lo que le ocurrió. Pero a las personas que están descansando hay que dejarlas descansar», responde tajante. «Y destaco algo muy positivo. Se puede pensar que tuvo embarazos a lo loco, pero hay que admirar que siguiera adelante con ellos. Desde arriba tiene que estar feliz, porque ha demostrado al mundo que aunque no fueron actos sensatos, sí fueron actos de amor y de valor. Y este es su mayor legado. Tina ahora vive en el corazón de cada una de sus hijas. Este reencuentro entre nosotras es un regalo de Dios y tiene que estar orgullosa. Las cinco estamos en una edad madura y somos capaces de entablar relaciones respetuosas y amorosas».

El deseo de saber

Desde su reencuentro, las hijas de Tina mantienen contacto a diario a través de Whatsapp. A todas ellas Marta les consultó si debía acceder a esta entrevista con ABC. «Les ha parecido bien. Nuestra historia ha tenido un final feliz y es bonito compartirla, sensibilizar y dar fuerza a todos aquellos que sientan el ansia y el anhelo de conocer a su familia biológica y de descubrir cuáles son sus orígenes, porque eso te completa como persona».

Marta aprovecha que tiene su teléfono a mano para buscar una foto. Es en blanco y negro y fue tomada en 1982, en la casa cuna de acogida. En ella se puede ver a las mellizas con seis meses de vida sobre el regazo de Tina. A su lado están Saray, con 6 años, y Tamara, con 2. «El momento más complicado fue cuando vi esta fotografía. Mi hermana María y yo teníamos imágenes a partir de los 3 años, cuando nuestros padres nos adoptaron . Antes, cuando éramos bebés, es un espacio en blanco».

¿Y sus padres, como lo llevan? «Somos lo que somos gracias a ellos. Nos lo han dado todo y, sobre todo, nos han dado amor. Y nosotras les queremos muchísimo. Estamos luchando para que todo siga con naturalidad. Porque no se trata de ninguna sustitución, sino de una ampliación». Ahora, las hijas de Tina Muñoz Barrull ya pueden cerrar el círculo , digerir el dolor y «disfrutar de lo bonito de tener dos familias».

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