Cristina Suelves, la aristócrata que triunfa con la medicina natural

Es la cuarta hija de Juan José Suelves Ponsich y de Victoria Eugenia Figueroa y Borbón , marqueses de Tamarit. Pasó parte de su infancia en Perú hasta que, con 8 años, vino a vivir a España. Quizás la más desconocida de su familia, Cristina Suelves siempre se ha mantenida alejada de la moda, un mundo donde han reinado sus hermanas María y Blanca. Sin embargo, son una familia muy unida y ellos son a los primeros que da consejos de salud.

Rubia, alta y con unos espectaculares ojos azules, Blanca es serena, tiene una voz dulce, pausada y reflexiva que transmite paz y armonía. No dudó en estudiar la carrera de Naturopatía porque siempre ha intentado cuidarse. « Me preocupa ver cómo la gente, en ocasiones, perjudica su bienestar sin ser muy consciente de ello . Encontré una carrera que profundizaba en ese asunto y tuve claro que era lo mío», recuerda. También se formó como homeópata. «Cuando empecé no pensaba trabajar en ello. Pero ahora veo que hay una demanda grande de recomendaciones de salud natural y estoy con mucha ilusión de abrir una consulta en Madrid». ¿Lo mejor de su trabajo? «Es muy gratificante poder ayudar a la gente», nos cuenta con una amplia sonrisa.

Actualmente comienza a pasar consulta en Santa Maria Novella, un coqueto establecimiento con tintes de farmacia antigua en la madrileña calle de Almirante donde se pueden adquirir jabones y colonias naturales, pastillas homeopáticas, tés, licores y chocolates. Allí la consulta comienza por realizar una historia clínica del paciente lo más completa posible. Hay que repasar todos los aspectos de su vida: «Es la forma de saber qué le ha pasado al paciente hasta llegar al momento actual. Las cosas que te pasan son consecuencia de heridas mal curadas . Mi trabajo es apasionante», dice con rotundidad.

La Naturopatía abarca distintos aspectos. «Se busca el equilibrio entre la mente y el cuerpo, ayudar a que la fuerza vital de la persona sea la que sane el problema», añade. A veces los problemas los podemos encontrar dentro del propio cuerpo, como nos explica la entrevistada, por ejemplo porque el paciente esté tomando una dieta que no le sienta bien. «Nuestro mérito y objetivo está en encontrar la forma menos invasiva para conseguir el mayor bienestar. Nuestro cuerpo es una máquina maravillosa pero necesita una serie de mimos . Nos empeñamos en trabajar 12 horas al día sin descansar y comiendo mal, tenemos un aguante limitado, por lo que vamos mermando su capacidad hasta que el cuerpo se resiente».

Cristina nos desvela que en el mundo de la medicina natural es difícil, por no decir imposible, dar consejos generales de salud, ya que cada persona es un mundo, salvo ejercicio, dieta sana y buscar felicidad: «El sistema inmune se refuerza si somos felices. Escuchar al cuerpo y conocer lo que nos va bien es primordial ». La mejor opción según sus palabras, pasa por tener una vida lo más equilibrada posible: cubrir lo máximo nuestras necesidades afectivas, familiares, sociales y físicas. No le gusta hablar de sus pacientes, es discretísima, pero afirma con orgullo que todas las personas a las que hasta ahora ha tratado, cuando empiezan el camino de la naturopatía ya no lo dejan.

Es madre tres hijos de 30, 25 y 19 años que le dan mucho la lata, cuenta bromeando. «Protestan porque, como compro cosas sanas, según ellos nuestra nevera es un rollo. Eso sí, el día que me salgo del canon me preguntan cómo se me ocurre comprar eso». «En realidad nadie se quiere encontrar conmigo en el supermercado, la gente que me conoce huye de pasillo despavorida porque yo me tiro a los carritos a revisar lo que han comprado», reconoce.