La confesión más dura de Terelu Campos sobre su hija, Alejandra Rubio

Terelu Campos y su única hija, Alejandra Rubio , están muy unidas, pero bien es cierto que ninguna de las dos ha ocultado nunca sus diferentes formas de ver la vida. Hace un año, la hija de María Teresa Campos ponía el grito en el cielo al enterarse de los planes de boda de su hija o de su intención de convertirse definitivamente en personaje público. Y es que si bien la presentadora ha quiso evitarlo a toda costa y que se centrara en sus estudios, la joven ya es toda una «influencer» e incluso ha hecho sus pinitos en televisión.

El pasado fin de semana Terelu Campos, reacia a hablar sobre su familia y su vida privada últimamente, vivió una convulsa tarde en el programa «Viva la vida», donde habló sobre la infancia de su hija y confesó su mayor arrepentimiento: no haber pasado más tiempo con Alejandra cuando era niña. «Me siento culpable de no haber disfrutado más de mi hija. Me iba muy bien profesionalmente y me perdí muchas cosas . Los momentos se van y eso no se recupera», explicó. También lamente profundamente que la joven apenas guarde recuerdos de su padre, Alejandro Rubio : «Una vez Alejandro le dijo a la niña: "porque tu madre cuando te bañaba…". Y Alejandra se quedó muy sorprendida: "¿mi madre? ¿y eso cómo lo sabes?" Ella no tiene ningún recuerdo de vivir con su padre y me siento culpable de esto también».

Eso sí, la confesión más dura de Terelu llegó cuando reconoció que, debido al tiempo que pasaba fuera de casa, la mujer que les ayudaba en casa se convirtió en la figura materna de su hija: «Yo sé que para mi hija, Arancha ha sido su madre. Y lo tengo que decir». Reconoce, eso sí, que para ella fue un consuelo saber que al menos cumpliera ese papel: «Doy las gracias, porque eso me daba tranquilidad. Yo no podía llevar a mi hija a un cumpleaños…». La propia Alejandra así lo ha confirmado en alguna ocasión: « En el colegio yo decía que Arancha era mi madre ».

Terelu Campos reconocía orgullosa, eso sí, que era ella quien la acompañaba cada día al colegio, por difícil que le resultase: «Incluso en una etapa en la que trabajé en Barcelona, me levantaba a las cinco de la mañana para en esos días coger el primer puente aéreo y llevar a Alejandra al colegio».