El cine, el vino, su mujer y sus dos hijas: los amores en vida de José Luis Cuerda

El cineasta no se prodigaba en palabras, porque lo suyo era «estar detrás de la cámara y escribiendo guiones», pero cuando lo hacía, derrochaba cercanía y un gran sentido del humor, tantas veces reflejado en sus trabajos

José Luis Cuerda ABC

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En el verano de 1988 José Luis Cuerda (Albacete, 1947) apareció por algunos de los pueblos de la sierra del Segura, y durante seis semanas rodó «Amanece que no es poco» . La película se estrenó en 1989 y se convirtió en una de las películas más celebradas del cine español. Auténtica devoción es lo que se tiene por el director de cine en los pueblos albaceteños de Ayna, Liétor y Molinicos, de hecho existe una ruta amanecista para que los seguidores de la comedia vayan a hacer estampas y a hablar con las calabazas.

«Amanece que no es poco», de Jose Luis Cuerda

Este martes, el cerebro del cineasta, que en los últimos años le estaba fundiendo a negro todos los recuerdos, no soportó la embolia que sufrió durante un control rutinario en el Hospital de la Princesa de Madrid. El creador de títulos capitales del cine español como «El bosque animado» o «La lengua de las mariposas» tenía 72 años. El laureado y reconocido realizador era muy querido por todos. Solo hay que echar la vista atrás, concretamente hace tan solo un año, cuando el la gala de los premios Feroz, tres mil personas aplaudieron a José Luis Cuerda con todas sus fuerzas. Dos minutos initerrumpidos de aplausos al hombre que marcó a generaciones enteras con su sentido del humor y su lucidez.

Jose Luis Cuerda no se prodigaba en palabras, porque lo suyo era «estar detrás de la cámara y escribiendo guiones», tal y como confesó en una entrevista con este periódico. Pero cuando lo hacía, derrochaba cercanía y un gran sentido del humor, tantas veces reflejado en sus trabajos.

Lo suyo con el cine era vocacional. « Estudié Derecho , aunque no lo terminé y me metí en la Escuela de Cine, donde suspendí dos veces el ingreso; y con toda la razón», bromeó en esa misma entrevista. «No tenía ni idea de cine» . Contó que siempre le gustó escribir pero que ganar un premio con doce años gracias a un poema dedicado a su madre, le motivó a seguir haciéndolo. «Me di cuenta de que era más interesante contar las historias desde el cine que desde la literatura».

El vino y el cine

Jose Luis Cuerda estaba al tanto de las últimas tecnologías, y además se manejaba en redes sociales con su perfil en Twitter donde escribía «lo primero que se me ocurre cuando me levanto». Pero no todo eran alegrías en los breves mensajes que publicaba en la red social. En julio de 2013 escribió: « mi hija Elena , arquitecta, especialista en sostenibilidad, se fue ayer a Holanda. Esto no se sostiene», en referencia a que la joven tuvo que marcharse a trabajar fuera de España en busca de una mejor oportunidad laboral.

Rafael Alcaide

Su tiempo libre lo dedicaba al caserón del siglo XVI y la bodega que compró tras el éxito de «Los otros». A lo largo de tres hectáreas, se elabora su «Sanclodio», un ribeiro del que hablaba con enorme cariño y cuya añada 2016 quedó entre las cuatro mejores de España. «Hacer un vino y una película tienen mucho en común. Para llevarlas a cabo necesitas tranquilidad, ponerle mucha entrega y saber lo que se quiere hacer», dijo durante una entrevista con ABC. Hoy es su hija mayor la que lleva las riendas del negocio que una vez inició su padre.

Las mujeres de su vida

El director de cine albaceteño solo ha tenido ojos para una mujer, su mujer, María Esperanza Barcaiztegui , a quien conoció en Madrid y con la que tuvo a sus dos hijas: Irene y Elena . Lamentablemente, María Esperanza murió hace unos años tras luchar contra una larga enfermedad. Durante el funeral, el cineasta sacó a relucir su particular su sentido del humor y leyó frente a todos los asistentes el horóscopo que le tocaría ese mes a su mujer. Eso sí, sin dejar de llorar ni un instante.

Sus hijas no han seguido los pasos de su padre y actualmente, ambas son arquitectas de profesión. Ellas han sido el gran apoyo de Cuerda cuando los años le empezaban a pesar y se recluía en su casa y sus recuerdos. Irene y Elena siempre han estado ahí para animar a su padre a que siguiera con su activa vida social.

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