Fuera de sitio
La llaman vieja y le da igual
«Ahora es imposible saber cuántos años tiene una actriz, ninguna aparenta 50, menos aún 60. Son mujeres sin edad. No son viejas pero tampoco jóvenes»
A veces el feminismo se me escapa, lo pierdo un rato y tengo que esforzarme en buscármelo. El otro día se me fue por un momento, lo confieso, cuando vi fotos de Justine Bateman . La actriz y directora de cine, famosa por la serie de televisión de los 80 'Family Ties', tiene 55 años y aspecto de precisamente eso, una mujer de 55 años sin ningún retoque en su cara. Mi primera reacción fue de desagrado, pero luego, como digo, me puse en cuestión y seguí leyéndola.
Bateman acaba de publicar el libro 'Face: One Square Foot Of Skin', en el que habla de la obsesión del ser humano, sobre todo de las mujeres, por luchar contra la vejez , contra los signos de la edad en el rostro. Ella tiene la cara que su vida y su genética le han dado, no ha interferido en lo más mínimo en su declive . Su rutina de belleza diaria se reduce a una crema hidratante y lápiz de ojos negro. De eso va el libro, de que a estas alturas le da igual que la llamen vieja , que le importa un carajo lo que opinen los demás sobre su cara, sobre su edad, sobre su físico. Porque esa es otra, la insoportable y sorprendente facilidad con la que opinamos sobre el aspecto de los otros sin que nadie nos haya pedido nuestra opinión.
Justine cuenta que conoce madres con menos arrugas en el rostro que sus hijos de 17 años. Su inclinación por la naturalidad en el aspecto, dice, le viene por haberse criado en los 70. Sus padres jamás le hablaron de la apariencia y las estrellas de cine de entonces eran mujeres sin retoques y con poco maquillaje, Jacqueline Bisset, Alie McGraw... mujeres bellísimas, claro, pero el mensaje de naturalidad ya estaba en ellas. Si vemos cómo han envejecido, solo podemos darle la razón a Justine. Ahora es imposible saber cuántos años tiene una actriz, ninguna aparenta 50, menos aún 60 . Son mujeres sin edad. No son viejas pero tampoco jóvenes. Con muchos hombres ocurre lo mismo, se niegan a no reconocerse en el espejo.
Tienes que saber muy bien quién eres, cuál es tu lugar en este mundo, para aceptar el reflejo que el espejo te devuelve a cierta edad. La vejez puede volverte invisible o también está la opción de reivindicarte como Justine Bateman. De decir a los que te llaman vieja, francamente queridos, vuestra opinión me importa un bledo.